Hemos salido esta tarde a caminar por la montaña. Mi mujer se encontraba en plena forma, lo que significa que, como yo iba detrás con la lengua afuera, ella, en cada bifurcación elegía el camino más empinado. Incluso se ha animado a dejar el camino y ponerse a subir monte a través. Me he acordado de mi abuelo Federico, que siempre aconsejaba no abandonar nunca camino por senda. Nosotros hemos abandonado camino por selva. Ha habido un momento que he pensado que estábamos completamentte perdidos, pero entonces he encontrado en un claro una bolsa de plástico, que me ha parecido una luminosa señal de civilización. Por allá había pasado gente. He llegado a casa con las rodillas machacadas, pero ella, mi Agente Provocador, es una mujer biónica y me mira sin entender mi cansancio. ¡Los hombres de mi generación no fuimos educados para esto!
Buscar este blog
domingo, 30 de mayo de 2021
Claro del bosque
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Rumiar entre el vértigo
I Mañana luminosa, generosa de luz y placidez. Avanzo por la biografía de Dennett como por un camino amplio, lleno de sugerencias a izquier...
No hay comentarios:
Publicar un comentario