Vicenzo Foppa, El joven Cicerón leyendo
Insisto en mis conferencias a los padres en que ante el indudable aumento de la hipermotilidad infantil tenemos dos opciones a nuestra disposición: la farmacéutica y la tradicional. Respecto a la primera, es bien sabido que el número de niños medicados para que estén tranquilos en clase y presten atención va en aumento y parece, además, que la química tiene más éxito con ellos que los desvelos de los profesores. Respecto a la segunda, sólamente diré que la lectura lenta ha sido el procedimiento tradicional que hemos venido empleando con éxito para educar la atención profunda. El problema es que la literatura llamada infantil ya no se propone educar la atención, sino entretener. Intenten buscar ustedes, por ejemplo, una descripción de media página en un libro de literatura infantil, ¡a ver si dan con ella! Por eso, con una lógica aplastante, los niños españoles, que leen bastante, en cuanto llegan a la adolescencia abandonan la literatura por otras formas de entretenimiento más dinámicas. La acción es para ellos el mensaje.
Cierto. El problema lo tenemos cuando nos llegan a secundaria. No hay tiempo para la lectura; ni lenta ni rápida. Ni en la escuela se lee como leíamos años ha, ni en casa el relato oral ni la lectura forman parte del aprendizaje básico, con todo lo que conlleva de ignorancia del fino hilo conductor que nos permite transitar por el laberinto de la memoria.
ResponderEliminarYo, particularmente, me siento muy impotente. Parezco un albañil poniendo parches aquí y allá.
Los adolescentes dejan de leer y encima se les aumenta la dosis de medicación.
ResponderEliminarGregorio, llevas una tanda de apuntes con los que no puedo estar más de acuerdo. A ver si te leen también los demapedagogos y la consellera.
Por cierto, muy triste que haya concursos de ortografía. Pronto, los de caligrafía. Si tuviera un niño pequeño, creo que lo sacaría del sistema escolar!
Es la competencia más pura amigo.
ResponderEliminarAmén.
EliminarDon Javier, cuando un poeta entra en este café, es obligatorio ponerse de pie, estrellar contra las paredes los vasos, esten llenos, vacís o mediados y que el camarero ofrezca barra libre. Sumurrut es la que sirve, claro.
Quizá la atención profunda es más fácil cultivarla a través de la contemplación de obras pictóricas. Da Vinci educaba a sus alumnos situándolos ante una pared llena de desconchones de delante de la cual no podían levantarse hasta haber descubierto alguna figura que dibujar en su cuaderno. Organizar la contemplación de una obra de arte, pongamos el Guernica, por ejemplo, o cualquier otro, para traducirla en palabras equivale a gestar un relato que no solo no puede improvisarse con rapidez, sino que nos exigirá contemplaciones cada vez más morosas para estar seguros de que hallamos el hilo de ese relato.
ResponderEliminarPor otro lado, mi modesta invención del Dictado dibujado, me ha permitido forzar a los alumnos a fijar las formas caligráficas de las palabras con mayor provecho que la memorización de las reglas.
Toda actividad que contribuya a focalizar los sentidos y hacer resonar lo exterior en lo interior durante un tiempo prolongado, educa en la atención profunda.
EliminarAnde, explíquenos eso del dictado dibujado.
La verdad es que me resulta difícil describirlo oralmente, dada su condición gráfica. Se lo envío por correo en un PDF, para que, apelando a su generosidad, le eche un vistazo.
ResponderEliminarMis hijos -en casa del herrero...- no son lectores, en el sentido en que lo somos su madre y yo, pero el uso de los libros de Wally, en los que echamos horas y horas gozosas cuando eran pequeños parece que sirvieron para educar la capacidad de concentración en la labor intelectual, a la que se dedican ambos con relativo provecho.
Sugestão de leitura: "Atención y espera. Simone Weil (1)"
ResponderEliminarsolyescudo.blogspot.com.br/2012/12/atencion-y-espera-simone-weil.html
Totalmente de acuerdo.
EliminarTanto es así que tengo escrito -siguiendo a Weil- que el fin principal de la escuela es la educación de la atención. Haia aquí deberían ir encaminadas todas las actividades escolares.
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