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domingo, 18 de marzo de 2012

Rumbo a la Isla de los Muertos

4 comentarios:

  1. Una bagatela que evoca un esplendor y una decadencia. Saludos.

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    1. Un esplendor que sólo puede ser, efectivamente, evocado. Diaghilev fue muy, muy grande.

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  2. Y el texto provocado por esa imagen me trae otra a la memoria, la fotografía de un Nijinski mayor saltando en el sanatorio donde estuvo internado casi los veinte últimos años de su vida, creyéndose "el payaso de dios". Sí, Romola hace honor a la corte de viudas que están a años luz de sus difuntos: Kodama, Castaño, María Asunción Mateo, etc.

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  3. La boda de Nijinski fue para Diaghilev algo más que una afrenta afectiva (ya estaban muy alejados para esas fecha), fue sobre todo una impugnación a su magisterio artístico. Un artista enamorado de una persona de diferente sexo era para Diaghilev incomprensible.

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