miércoles, 12 de octubre de 2011

Tal como yo lo veo...


... nos hemos metido en el presente berenjenal económico sin saber muy bien cómo y cuando salgamos, que algún día saldremos, habremos salido sin saber muy bien por qué. Pero entiendo perfectamente que es mucho más consolador creer que a todos nos mueve la ciencia y que hay quien sabe por qué estamos aquí -y sobre todo quiénes son los culpables del entuerto- y hacia donde tenemos que ir y lo que tenemos que hacer, exactamente, para conseguirlo. Es decir, que en algún lugar están nuestros salvadores. En realidad, pues, estamos donde siempre, en la perplejidad enmascarada de ignorancia provisional.

17 comentarios:

  1. Ya no podemos decir convencidos que Dios nos castiga por nuestros pecados o que hay que arrojar a Jonás al mar. Me extraña que con tantos expertos estemos como estamos o como dicen que estamos, que ya no sé qué es cierto y qué no lo es.

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  2. Ya que habla de economía, un discursito (página y media) de Sargent, uno de los dos últimos premios Nobel.

    https://files.nyu.edu/ts43/public/personal/UC_graduation.pdf

    Y, ya de paso, el de su papá cuando cumplió los 90 (aún más corto).

    https://files.nyu.edu/ts43/public/personal/Dad_90.pdf

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  3. ¿Nos hemos metido?
    Yo no me siento nada implicada, declino responsabilidades.

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  4. De ignorancia "definitiva", apostillaría con suma prudencia. Pasada la crisis vendrán las prolijas explicaciones "fil per randa" de cómo sucedió lo que sucedió, y habrá tantas versiones como intereses o ignorancias. Hemos de ir poco a poco, cortándole las alas al poderoso Don Dinero quevediano, como proponía Tobin con su famosa tasa, que después se convirtió en bandera de los movimientos antiglobalización. Desde mi ignorancia prona y supina en cuestiones económicas, aunque me beneficio de la amistad con un cátedro de la especialidad, caminar en la dirección de que la Bolsa se parezca cada vez más a la realidad, es decir, a la economía productiva, sería lo más sensato. En nuestros dias, la Bolsa es una variante del tradicional casino, cuando no una vrgonzosa estafa piramidal, como tantos casos recientes han demostrado, comenzando por las tristemente famosas hipotecas-basura, clarísimamente explicado en Inside Job. ¿Qué se hizo de aquel impulso romántico de Sarkozy: "Hay que refundar el capitalismo"? Por ahí, por ahí es por donde se ha de ir..., o adonde se ha de volver, que uno nunca acaba de orientarse en estge mundo salvaje y laberíntico de los dineros inodoros.

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  5. Totalmente de acuerdo. La Economía positiva aún tiene un pase, pero la Economía normativa es lo más parecido a una panda de ciegos dando palos al aire.

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  6. Añado, para redondear mi escepticismo, que toda intervención que se cree sabia tiene efectos imprevistos (o colaterales o bajas de fuego amigo, si ustedes lo prefieren).

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  7. Claudio: Dos cosas del primero que no deberíamos olvidar nunca, pero que, evidentemente, nunca recordaremos:

    10. When a government spends, its citizens eventually pay, either today or
    tomorrow, either through explicit taxes or implicit ones like inflation.
    11. Most people want other people to pay for public goods and government
    transfers (especially transfers to themselves).

    Al segundo me lo llevo al siguiente post. Thanks a lot.

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  8. Aquí una gran filósofa - Terry de Nicolo- que les encantará.

    http://www.youtube.com/watch?v=ehusOyLWgA8

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  9. Del discurso del Nobel, el 3. es clave: "Other people have more information about their abilities, their efforts, and their preferences than you do". Yo incluso quitaría la parte central: "Other people have more information than you". En mi opinión, ahí está la clave del fracaso, o la imperfección, de la economía de mercado, en el desequilibrio entre las partes. Se habla mucho del Estado, pero las grandes compañías tienen un poder enorme, influyen en nuestra vida más que el Estado. Rara vez se habla de esto.

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  10. Me temo, José Miguel. que todos somos unos pardillos. Pero entre los pardillos hay algunos muy pardos.

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  11. Lejos de mi intención enmendarle la plana o reconvenirle, pero en su nota deja entrever, al lado de un sano escepticismo, una nota de relativismo que creo, modestamente, se aviene mal con su tono general y que uno, por demás, también detesta en sus formas más exacerbadas: decir que "que hay quien sabe por qué estamos aquí -y sobre todo quiénes son los culpables del entuerto-" no es tan descabellado si creemos en la diferencia entre doxa y episteme, entre saber y opinar incluso en una disciplina tan poco científica como la economía: posiblemente algunos lo sepan y muchos saben quiénes avisaban de esta crisis desde hace tiempo...
    Por otro lado, el salto moral que usted incluye -y perdóneme pero le suena a uno irónicamente, seguramente me equivoco- no resulta tampoco tan delirante si no entramos en la dinámica dostoievskiana de "todos somos responsables de todo ante todos", o sea "nada de nada": algunos son culpables y otros no. Unos por especular, otros por mala gestión, otros por su otpimismo antropológico, otros por despilfarrar, muchos por no ser responsables pero otros, e incluyo a mi hija recién aterrizada en la universidad, por poner un ejemplo, o mi madre, anciana jubilada con problemas de salud, no lo son y de nada además.
    O sea que responsables, culpables, como verdades, haberlas háylas y en los últimos años en los gobiernos de este país (en todos) se pueden señalar algunos, además de en empresas, corporaciones, agencias de riesgos, etc.
    Leerle es un placer, por cierto.

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  12. Don Jorge puede usted enmendarme la plana cuanto considere necesario. ¡Faltaría más!
    Yo creo que el escepticismo es un cáncer político... Es cierto que sabemos muchas cosas como para permitirnos el lujo de considerarnos escépticos. Pero sabemos demasiado pocas como para permitirnos ser dogmáticos. En el caso de la política sabemos que es escepticismo es malo. Pero eso no significa que podamos ir más allá de él. La verdad no tiene por qué ser políticamente buena en todos los casos. De hecho lo bueno -en tanto que demanda de salud- pudiera incluso ser superior a lo justo.
    Es bueno creer en algún tipo de racionalidad política. Es necesario, incluso, porque la política es indisociable de una forma u otra de religión. Es bueno creer, también, en que las ciencias humanas pueden organizar alguna forma de teleologismo político. Por eso mismo es bueno, políticamente, señalar cabezas de turco individuales y organizar de vez en cuando, especialmente cuando las cosas van muy mal, sacrificios a las divinidades.
    Pero yo también pedí un préstamo y me compré una segunda residencia (minúscula, de 50 metros, pero una segunda residencia al fin y al cabo) con las facilidades que me dieron los bancos.
    Un saludo.

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  13. Sacrificios humanos a las divinidades, especifico.

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  14. Va usted muy lejos y no es el momento ni el lugar -y supongo que tampoco tiene suficiente tiempo- para los interesantes temas que esboza, como por ejemplo, su afirmación de que "la política es indisociable de una forma u otra de religión". Que hay un vínculo entre ellas se puede y se debe afirmar. Pero que también ciertas formas de hacer política son incompatibles con la religión, y la historia da suficientes ejemplos de ellos, también. Gregorio (sólo para que usted no me llame don Jorge, de hecho nos conocemos aunque usted no me recuerde, compartimos una agradable, para uno, comida-conferencia en diciembre pasado) hay momentos en que parece que el virus de la deconstrucción mal entendida le tienta...
    En fin, ya que uno se ha hecho asiduo de su cuaderno y encima ha tenido la deferencia de contestarme -y usted ya sabe cómo andamos de necesitados de atención en la Blogosfera- seguiremos poniéndonos a tono.
    P:S: ahí, en el equilibrio entre escepticismo y dogmatismo, en el mesotés, entre ambos, quizás haya una apuesta de racionalidad en estos tiempos de religiosidad política.
    Cuídese.

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  15. Yo creo que lo que la historia confirma es que ninguna ciudad puede vivir sin sus dioses, su metafísica, sus sacerdotes, sus dogmas, sus liturgias, sus fiestas, sus himnos, sus procesiones, sus comuniones y sus sacrificios humanos.

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  16. Ufff! Es arriesgada su afirmación. Podría y debería objetársele que si así fuera no podría ser posible separar religión y política, como tampoco forma y contenido o identidad y diferencia o poder y contrapoder. No sé si le entiendo bien, pero tomada en su sentido más fuerte esta aserción equivale a "la noche en la cual todos los gatos son pardos" y lo cierto es que creo que podemos converger en que no vivimos en la pura noche, como tampoco bajo el sol veraniego.
    Con todo, si se acepta su afirmación "fuerte" convendrá conmigo en que esos dioses pueden ser, simplificando, puramente ornamentales en la vida pública, los dioses romanos por poner un ejemplo, o ejecutivos (los regímenes teocráticos). En ese sentido hay opciones políticas y organizaciones de la vida social que los relegan a la privacidad y su correlato, la figuración mítica que suministra identidades sociales ante el riesgo o repertorios artísticos, en una palabra, que los colocan en el estante, como otros cuadros y souvenirs, mientras que hay teorías y prácticas políticas y modelos sociales que promueven la supeditación de la actividad social a los dioses.
    En fin, seguramente uno se toma demasiado a la tremenda sus afirmaciones pero es que la sombra del relativismo, del batiburrillo, del "todo vale" aparece por donde menos se lo espera uno.
    Así, a modo de guiño final: vale, todas las ciudades necesitan "su metafísica" pero entre la de Aristóteles, la de Nietzsche, la de Heidegger, las de Davidson, Quine o Rorty o la de Derrida hay algunas diferencias. Es más, se está ante un uso muy generoso del término, ¿no?
    Bien es usted un buen polemista y, como tal, peligroso siempre para la pereza intelectual que se apodera de mi a estas horas.
    Un saludo maestro.

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  17. Por fin! Por fin leo algo sensato sobre la crisi! cada dia me gustas mas Gregorio!

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