viernes, 29 de julio de 2011

Adiós, ZP, adiós.

Siempre es mejor echarle las culpas de todo a la psicología del gobernante que a la realidad de las cosas políticas. ¡Necesitamos tanto que haya hombres malos y políticos incompetentes! Todo es mucho más fácil si el mal de muchos puede calmarse cortando unas pocas cabezas. Y ZP se ha cortado la suya ante el altar de la patria perpleja, tras verse a sí mismo como un cordero pascual. Cuentan los que aseguran que están bien enterados, que al comienzo de la crisis Solbes le sugirió que no había dinero en las arcas públicas y que él le contestó que imposible, que no podía ser que no hubiera dinero para hacer política. Pero no había dinero y sin dinero, el electorado, tu electorado, te va dando la espalda porque no entiende para qué te ha votado si se encuentra más pobre ahora que antes de haberte votado. A lo largo del camino los mojones de los cadáveres políticos de los amigos que tanto te animaban a alumbrar con la lux de Philip Pettit las oscuridades hispanas te han ido acercando a tu destino, tan alejado del Condado de Galway. Quizás ahora hayas comprendido que las cosas políticas se explican desde su específica lógica y no desde la teoría política. ¿Quién se acuerda hoy del debate entre Solbes y Pizarro en las generales del 2008? Tres años nos separan de la prehistoria. El tiempo de la política no es ni absoluto ni relativo, es el tiempo ecológico que va acumulando olvidos a su antojo. No me gustó cuando viniste haciendo de Guzman el Bueno ante los americanos y no lamento que te vayas ahora que has descubierto lo poco que tienen en común la sabiduría y la política. Los políticos románticos son aquellos que pueden subirse sobre sus propios hombros porque han sabido aprovechar el viento a favor. Con vientos favorables siempre hay magníficas travesías. Los políticos sin éxito nos dan pena, parecen criadas atolondradas, que no han aprendido a sacar brillo a los dorados del narcisismo democrático. En democracia, ZP, el electorado deposita en su voto una cantidad considerable de narcisismo. Y no le gusta nada despertarse un día descubriendo que no sabe a dónde mirar para sentirse guapo. Cuando esto ocurre acaba echándole la culpa de los malos vientos al capitán. Has sido un mal actor que no ha sabido improvisar y has aburrido al público. Lo has aburrido tanto que cuando has asumido que tu misión histórica era sacrificarte por España, tus electores estaban mirando para otra parte. Hacía tiempo que no seguían la obra. Pero no echemos la culpa de todo a la pobreza de tus recursos interpretativos. La obra exigía actores dramáticos de primera. Y no hay ningún gran actor que no sea un gran hipócrita. Un actor ingenuo en un papel dramático destroza cualquier obra. Por eso desde las butacas creemos que lo que sale a borbotones de tu yugular es salsa de tomate. El espectador, en todo caso, y este es el axioma del teatro, siempre es inocente.

6 comentarios:

  1. Pues no estoy yo seguro de que el espectador sea inocente. Si acaso, olvidadizo... Ironías, claro...

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  2. MLL: ... bueno... no hay que compartir los axiomas del teatro desde la filosofía... Lo de la filosofía es un teatro (pienso ahora en el parentesco de este término con "teoría") más sinóptico. "Ho dialektikós, synoptikós", decía Platón. Desde el teatro filosófico no hay duda de que si el espectador se quiere ver a sí mismo como un ser moral (cosa que no es del todo evidente) no puede considerarse completamente inocente y si quiere verse a sí mismo libre (cosa de la que hace continuamente gala) ha de tener en frente alguna conciencia del deber.

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  3. Gregorio, el cruel. Y no sólo con ZP. "Narcicismo democrático...", es exacto.

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  4. LOla: Nosotros, el pueblo, tenemos un alma frágil, especialmente en estos tiempos en que la psicología parece haber pasado a ser la principal "ciencia auxiliar" de la política. ¡Si al menos saliéramos de esta crisis con la conciencia clara de que no hay derecho barato!

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  5. No hay derecho barato, es cierto, pero lo especificamente político es malbaratar los recursos, vayan a derechos, vayan a lujos como las televisiones y radios autonómicas, por ejemplo. Haría falta un nuevo partido el PE, Partido del Euro, cuya única aspiración política fuera fiscalizar el uso de hasta el último euro de los dineros públicos. Un Partido que se mantuviera al margen de toda actividad política que ho fuera la de ese control riguroso y minucioso. No ignoro que existe el Tribunal de Cuentas, pero la verdad es que con él "no salen las cuentas" del enorme despilfarro estatal (incluyo las aqutonomías, claro). Un ejemplo. Llevo un mes ejerciendo de Secretario de un IES. Lo primero que he hecho ha sido calcular lo que le cuesta a los contribuyentes cada alumno que nos llega. Total: 6000€, redondeando la cifra. ¡Aún me dura la indignación! ¡Tenemos una educación de país riquísimo! Educación, además, que en un 40% es desaprovechada vooluntariamente por quienes aborrecen los estudios y son obligados a permanecer en ellos hasta los 16. ¿No se dan cuenta de que los famosos PQPI, que habrían de ser obligatorios desde que el nulo rendimiento a los 14 así lo exigiera, sería un desahogo económico para el presupuesto? Pues no, hay que forzarlos a perder el tiempo, perderse a sí mismos y desesperar a quienes quieren tabajar porque aquí somos más progres que en ningún sitio.
    No estando en desacuerdo con la visión política que trazas sobre Zapatero, no es menos cierto que han de ponerse en su haber algunos avances sociales que, para quienes viven ajenos a ellos, quizás sean poca cosa, pero para quienes ahora los disfrutan, han supuesto un antes y un después. Me quedo, por ejemplo, con el mal llamado matrimonio homosexual, que propiamente debería de haberse llamado patrimonio, si es que se quería buscar alguna palabreja específica o con la ley de asistencia a grandes dependientes, entre otras. Ahora bien, la inconsistencia intelectual y política del "personaje" clama al cielo, es cierto. Desde mi ramo, el de la filología, mi opinión es muy severa, porque el destrozo que ha hecho de las curvas tonales del idioma el diputado leonés no tiene casi parangón, si exceptuamos a las periodistas televisivas, como una rubia de los deportes en TVE1 que consigue encolerizarme hasta el punto de tener que cambiar de cadena y buscar refugio en el inglés de La Sexta 3.

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  6. Querido Goyo, muy de acuerdo con tus metáforas teatro-políticas. Me pregunto qué pasará con el postzapaterismo que nos traerá Rubalcaba. De entrada es mucho mejor actor, pero le tocará representar una obra cuyo guión no es de los que atraen precisamente.
    A Rubalcaba, los que le quieran como candidato de éxito, le deberían haber puesto sobre la mesa de su despacho una campaña creíble y honesta. Rubalcaba es alguien que no ha pasado por unas primarias, un poco como Obama o Segolène, más bien las ha liquidado. No despertará la ilusión para llenar el call center del voluntariado civil (no militante) como aquello de la Obamanía y la Ségosphère. Creo que referentes socialistas como USA y Francia, también sufren lo suyo para avanzar, a ver cómo lo llevaremos aquí...
    Una buena idea de Rubalcaba es no despreciar a nadie de antemano y además es un hombre que no depende de las modas ni participa en mascaradas. A ver qué nos ofrece.

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