Dice Francesc Eiximenis:
"Los nostres maestres devem encara oir de tot nostre cor, e açò per tal quant nos il·luminen per llur doctrina e ens són raó de tot nostre bé (...). Llegim que Hipocràs ordonà que en la sua escola negú no gosàs impugnar ne res rebujar fins que hagués oït set anys".
O sea: "Debemos escuchar a nuestros maestros de todo corazón, porque nos iluminan con su doctrina y son causa de nuestro bien (...). Leemos que Hipócrates ordenó que en su escuela nadie se atreviera a impugnar nada de lo recibido hasta haber permanecido siete años en ella".
Así que ya tengo respuesta para la siguiente pregunta impertinente de un alumno: "¿Y usted cuántos años dice que lleva oyéndome?".
Mi maestro de Derecho Romano, Alvaro D´Ors - y muchas otras cosas - sostenía exactamente lo contrario, a saber: Que preguntar es un acto de "potestas", y responder de "auctoritas".Y que, en un aula, la "potestas" de hacer preguntas la tiene el alumno, y el Maestro debe responder con su "auctoritas".
ResponderEliminarAplaudo a Dhavar. Y es que, sobre todo, depende de la pregunta, maestro. Depende.
ResponderEliminarAunque lo más cómodo es seguir sosteniendo que de Platón aquí sólo notas a pie de página.
Bueno, pongámonos serios, pues. Eiximinis no olvida en ningún momento la recomendación que otro franciscano, Guibert de Tournai, dirige a los jóvenes en el "Rudimentum doctrinae": "Elegid el maestro que busque el provecho de los alumnos más que el suyo propio; el maestro que os de un conocimiento seguro y que os permita discutir con él en lugar de pelearos". Pero, en cualquier caso, "Honor doctorum, utilitas scholarium".
ResponderEliminarEsto es, con otras palabras, lo que le digo siempre a mis alumnos. Salvo en lo del conocimiento seguro.
ResponderEliminarY eso que yo enseño materias puramente técnicas.
Don Goyo,
ResponderEliminar¡ay!, es usted un "idealista" o un soñador. ¿Se imagina aguantar a determinados alumnos durante siete años, como siete plagas, seguidos?