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sábado, 23 de julio de 2011

Imágenes del verano III


Whistler. Trouville, 1865.

Quería hablarles de "Empieza por educar" y de lo bien que me lo pasé ayer con ellos descubriendo lo que se puede hacer en las mañanas calurosas del mes de julio con alumnos de ESO del barrio de Chueca que han suspendido varias asignaturas. Se puede hacer, por ejemplo que acudan voluntariamente a las 8.30 de la mañana a tutorías porque quieren repasar algo que el día anterior no acabaron de comprender en clase. Se puede conseguir convencer a alumnos agotados por el peso del fracaso de que aprender es un reto estimulante cuyo disfrute está al alcance de cualquiera que se atreva a alargar la mano hasta la rama del árbol del que cuelga ya maduro. Quería hablarles de todo esto pero soy incapaz de reflejar el entusiasmo, la alegría, el coraje de sus profesores.

4 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  2. Educar es despertar, desvelar, espabilar el lado bueno de alguien, aunque a veces suponga eso tan temido extrañamente por algunos docentes de "tocarle la moral" (como reto-desafío y no como ganas de jorobar, claro).
    (Ya ve, Gregorio, qué atrevida es a veces la ignorancia de los que somos profanos en el tema)

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  3. Pues no nos vendría mal esa descripción. Estamos tan habituados al desprestigio (nuestras autoridades políticas son las primeras en ejercerlo) que un elogio nos sonaría a doctorado honoris causa, la verdad. Por otro lado (casi el único lado), la costumbre de este país es denigrar a diestro y siniestro, ergo...

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  4. Pues el cuadro con que ilustra tanta buena alegría no puede ser más triste y desesperanzador.

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