Leo en Oakeshott que no se puede aprender a leer si uno solamente tiene interés por lo actual e inmediato; que, de hecho, añade, es casi imposible aprender a leer (a leer cabalmente: con atención, lentamente) a partir de textos contemporáneos.
Como me ve leyendo a Oakeshott, E. me dice que me estoy volviendo muy conservador. "Presentarse como conservador -le digo- facilita mucho las cosas". E. no me entiende y los dos nos callamos. Así que puedo seguir leyendo. "La escuela permite la emancipación del alumno gracias a un continuo redireccionamiento de su atención". Lo subrayo mientras E.B. me pregunta finalmente: "¿Por qué facilita las cosas?". "Mira -le digo cerrando el libro-, no tienes que preocuparte por estar a la altura de las buenas intenciones de los que te oyen."
Gran tipo. Defensor de la scholé.
ResponderEliminarConservador sin más en el mundo binario de trazo grueso en el que nos obligan a pastar.
Receloso de los cambios rápidos, poco atrevido, puede. Pero no inmovilista
http://radikaleslibres.blogspot.com/2008/04/michael-oakeshott-una-actitud.html
Nadie quiere conservar aquello que le disgusta.Y quiere conservar lo que le agrada.
ResponderEliminarPor tanto, que yo sepa, los únicos progresistas radicales de consistencia implacable sólo son los Budistas y los suicidas. Así que, visto así, sospecho que es algo más que una coincidencia que los movimientos de tipo "nihilista" hayan surgido del tronco "progresista" y nunca del conservador.
Por algún sitio escribe Oakeshott que si hubiese sido por algunos conservadores Dios nunca hubiese creado el mundo, para no perturbar el caos. Él no era de estos.
ResponderEliminarDhavar: el nihilismo se dice de muchas maneras.
No conocía la ocurrencia. Un gran tipo.
ResponderEliminarYo desde luego aplaudo al menos al primer progresista. Aquel que decidió un día salir de la caverna.
Claro que se le podrá acusar de haber "abierto las puertas al nihilismo" y ser el padre de todas nuestras desgracias posteriores.
Vuelvo a la simpleza binaria de antes.
Antonio:No, te mueves en el monismo, nada de simplezas binarias.Donde el progreso es uno, sólo mejora sin mancha de empeoramiento concomitante.Por eso digo, sobre todo como broma, pero quizá no sólo - que al percatarse de ese juego infinito de compensaciones, tanto budistas como suicidas busquen alcanzar el único progreso 100% monista:La Extinción
ResponderEliminarSr Luri: Ahora fingimos que fingimos, a la manera de E. Waugh? La frase de Oakeshott no mueve ni medio milímetro el hecho histórico abrumador de que los nihilismos proceden todos, sin excpeción, de movimientos progresistas.
Dhavar: Un conservador es un revolucionario con alzheimer. Quiero decir que es conservador porque olvido que existió un momento en que sus posiciones eran revolucionarias.
ResponderEliminarRespecto al nihilismo, pensaba en Nietzsche. Imagínese usted que "nihil" fuera el nombre correcto de la "phýsis". Entonces toda explicación del todo simplemente sería el fruto de un olvido y, como tal, etc, etc.
Ah no, por favor, no me explique ahora donde me muevo yo. Por lo menos hasta la hora del té. Por favor se lo ruego.
ResponderEliminar"Aprender a leer" me parece un título muy acertado.
Don Gregorio, una observación a mayores, sin ánimo de enmendar su aguda réplica.
ResponderEliminarAun cabría hablar del neoconservador, asaltado por la realidad, que no por el alzheimer.
MPR: A Kristol me encontré un día yo camino de Damasco... o de no recuerdo a dónde exactamente.
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ResponderEliminarCon Kristol me parece advertir algo extraño, aunque seguramente no es algo que vaya mucho más allá de mi propia experiencia y algunos rasgos sueltos que me pareció apreciar en otras personas.
ResponderEliminarDiría que quienes más lo aprecian son quienes han hecho un viaje similar, desde el excesivo optimismo progresista a un templado reconocimiento de la terca realidad (que también es riqueza). Como el viaje de un termostato demasiado flojo que antes de estabilizarse se desplazó mucho más de lo necesario.
A los que no siendo conservadores (en el sentido más literal) no hemos padecido nunca más que el efecto de un progresismo circunspecto (ya sea más temeroso como el de Oakeshott o más alegre como el de Hayek), aunque apreciemos en él un gran talento, no acabamos de encontrarle ese aspecto más sublime de la revelación.
A veces hasta me tengo que preguntar, ¿realmente fue necesario Kristol? Pues para más de uno casi diría que sí. Esto me causa cierto asombro.
Sr. Luri:
ResponderEliminarTouché.Desde hace ya años al mirar en esa dirección, se me mezclan más y más ambos "nombres", y también se me mezclan ambos con "Dios".No es defendible ni lógico ni quizá elegante, pero simplemente ocurre cada vez con más fuerza, no puedo hacer nada al respecto. Y, por tanto, la pregunta acerca de ¿por qué no recuerdo mi muerte?...se vuelve abrumadora y, como dice Ud., etc, etc, etc,
Antonio: Kristol y, en general todo el entorno neocon (término que ahora utilizo de la manera más laxa, incluyendo en él desde Leo Strauss a Daniel Bell o Lionel Trilling) han sido necesarios para enseñarnos a muchos un camino más allá de Nietzsche y Heidegger. Kristol, en este sentido, representa el conservadurismo de quien ha visto la grandeza de estos filósofos y precisamente por ello ha comprendido también la necesidad de hacerse con una nueva perspectiva del conjunto de la historia, más allá de cualquier tipo de providencia. Es, pues, un conservadurismo que ha descubierto la fragilidad de las cosas humanas ante las puertas del fin de la historia.
ResponderEliminarNietzsche definia la Filologia com l'art de llegir.
ResponderEliminarRamon: I a la filosofia. Al pròleg d'"Aurora" la presenta com l'art de la lectura lenta.
ResponderEliminarCuando les comenté a los de La Central que la traducción de 'On being conservative' podría estar también en la sección de Religión, se creyeron que era broma y me dió reparo insistir.
ResponderEliminarQue el camino más allá de Nietzsche y Heidegger era un camino más acá, en definitiva.
ResponderEliminarClaudio: A mi me editará mi biografía intelectual de leo Strauss la Editorial Encuentro. Yo tenía claro que no podía ser otra.
ResponderEliminarAntonio: Ese matiz que, por lo que parece, para usted es mínimo, para mí es de una enorme importancia, porque permite otear la historia de manera diferentes. Digamos que unos nunca creyeron en el historicismo, mientras que otros necesitan refutarlo.
ResponderEliminarNo, si soy consciente. De hecho ya he reconocido que me causa asombro.
ResponderEliminarY respecto a su última frase, sin el menor asomo por mi parte de querer incordiar, insisto en señalar el persistente mecanismo del ser humano (básicamente de tipo inercial) que busca dividirlo todo dicotómicamente. Hay que ser por fuerza o A o B.
No me entienda mal, yo me alegro sinceramente de su caída del caballo, siempre que no le causara lesiones graves.
La katábasis no fue ni dolorosa ni -mucho menos- onerosa. Fue, en realidad, un descenso a la naturaleza de las cosas políticas y a la aceptación de los mecanismos persistentes del ser humano, que precisamente por inerciales y dicotómicos son políticos.
ResponderEliminarNo obstante pienso, quizá con injustificado optimismo, que no debería ser tan difícil juntar a un pequeño número de personas que discutieran entre ellas dispuestas a hacer el esfuerzo necesario para vencer algunas de estas inercias, aunque sólo sea localmente y por breve espacio de tiempo (pongamos que en una simple tertulia de café o en este mismo espacio).
ResponderEliminarTal vez se establecerían entonces unos razonables acuerdos "de mínimos". Como admitir que algunos planteamientos deberían ser, en justicia, un poco más abiertos.
En justicia, desde luego, no; en teoría (en el sentido griego del término) sin embargo, sí.
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ResponderEliminarDiscrepo, pero no voy a insistir. Es sobre todo ese "desde luego" el que con mayor crudeza certifica mi injustificado optimismo (en este ágora).
ResponderEliminarUn saludo cordial sr. Luri y demás buena gente.
Don Antonio, entienda que quien pudo creerse Juan Salvador Gaviota en algún momento de su vida tiene muy difícil desintoxicarse del todo. Por no decir imposible.
ResponderEliminarBastante esfuerzo ha hecho ya.
Los desencuentros son un regalo del cielo, porque ponen de manifiesto la naturaleza exacta de una divergencia. Y la claridad en este punto es imprescindible si se quiere saber sobre qué se debate cuando dos personas discuten sobre algo.
ResponderEliminarAntonio me decía: "Como admitir que algunos planteamientos deberían ser, en justicia, un poco más abiertos".
Y yo le he contestado: "En justicia, desde luego, no; en teoría (en el sentido griego del término) sin embargo, sí". Es decir, estoy perfectamente dispuesto a teorizar sobre la apertura de cualquier planteamiento, pero eso no significa que las leyes no deban conocer su clausura y restricción. O dicho de otra manera: podemos teorizar sobre la racionalidad, pero debemos ser muy cuidadosos en el respecto a la racionalidad ya inherente en las cosas políticas.
Ah claro. Pero mucho antes de llegar a su clausura y restricción (*) yo reclamaba simplemente que a veces "A ó B" es insuficiente (ejemplos más arriba).
ResponderEliminarEra algo muy modestito.
En fin, ya dije que no le iba a dar más vueltas. Con el tiempo, lentamente, voy aprendiendo a soportar un poco mejor esas molestísimas demostraciones de carácter que tanto enturbian la razón. El celo rabínico por no dar nunca el brazo a torcer ni en las cosas más nimias (Se me dirá: "las cosas más nimias son las más importantes", y etc, etc, etc...)
Con todo, ¿donde encuentra uno un café tan bueno como el que aquí se sirve? No en cualquier esquina.
Es mucho más importante reconocer que aquí hay gente intentando mejorarse a sí misma. Que la lucha contra las inercias YA se está dando.
¿Qué más se puede pedir?
Un abrazo.
(*) Siendo generosos (o sea, mintiendo), pues podríamos traer a colación la teoría de incompletitud de Gödel, la paradoja de Russell... y esas cosas desconocidas hace dos mil años. Aquí, como en todas partes, hay signos de exceso de confianza.
Me acaba de dar usted una alegría con lo de la publicación de la biografía de Leo Strauss, de verdad.
ResponderEliminarY lo de la editorial me ha hecho pensar en aquello de Kojève sobre Juliano el Apóstata...Y también he sonreído.