Buscar este blog

martes, 29 de enero de 2008

Las lágrimas de Creso

Cuenta Herodoto que cuando el gran rey Creso de Lidia recibió al ateniense Solón como huésped, lo primero que hizo fue enseñarle sus inmensos tesoros, que superaban todo lo imaginable. Después le preguntó si a lo largo de sus viajes había tenido la ocasión de encontrarse con un hombre más feliz que él.

“Sí –contestó Solón sin dudarlo- Telo de Atenas, que vivió en una ciudad afortunada, tuvo hijos sobresalientes, y vio crecer a todos sus nietos antes de morir”.

Creso se admiró del poco valor que Solón concedía a sus riquezas.

“El hombre, Creso –continuó Solón- está sujeto al azar. No hay dos días en su vida que sean completamente iguales. Así que para saber si un hombre es feliz tenemos que considerar toda su vida, en conjunto. Antes de la muerte, nadie merece el título de feliz.”

Creso no comprendió el sentido de estas palabras hasta mucho después, cuando derrotado por el rey de Persia fue condenado a morir en una hoguera. Y al comprenderlas, en lo alto de la pira, rompió a llorar.

20 comentarios:

  1. Si fuera lo suficientemente mala, dir�a que Creso llor� muy poquito tiempo. Hay gente que se pasa llorando toda la vida. Besos, querido amigo.

    ResponderEliminar
  2. Efectivamente, poca historia, mucha moralina...

    ResponderEliminar
  3. ¿Moralina? Yo encuentro la historia completamente a-moral.

    ResponderEliminar
  4. Isabel: Y aún así algunas versiones de la historia sostienen que al verlo llorar el rey persa se apiadó de él y lo tomó como consejero.

    ResponderEliminar
  5. Saludos. Dice Isabel Romana:

    Si fuera lo suficientemente mala, dir�a que Creso llor� muy poquito tiempo.

    Pero es que usted no puede ser tan mala como para pensar que las de Creso en la pira pudieran ser al cabo lágrimas de cocodrilo.

    ResponderEliminar
  6. Don Gregorio: quizá la leyenda sí tenga su componente moral, pues además de "colmado de días", ¿no murió Telo defendiendo con éxito su patria?

    ResponderEliminar
  7. Isabel: y llorando toda la vida no consiguen apagar la hoguera.

    Una curiosa historia es la que cuenta que, contestando a una pregunta sobre la felicidad, Abderramás I, después de mucho pensar vino a decir:

    - He vivido 70 años y he gobaernado de manera absoluta y si trato de recordar días felices, haciendo recuento no me alcanzan más de 7, y no enteros.

    No Creso ni Abderramán. Un buen amigo mío decía que tenía vocación de rico, porque al mirar hacia ellos y ver la cantidad, comparándola con la de los demás, los veía muy solos y quería estar con ellos. A partir de ahí es complejo ser feliz.

    ResponderEliminar
  8. Por eso aquel título de novelón sudamericano 'Los ricos también lloran' se ha convertido en un clásico.

    Recuerdo una canción que cantaba Guillermina Motta 'Com la Soraya vull plorar, no vull plorar fent el dinar...'.

    De todas maneras, el peso del azar y la suerte es inmenso, lo comenté hace poco en el Bosque de Luis y hay quien todavía no se lo cree, quizá porque de joven tienes fe en ser el dueño de tu destino.

    ResponderEliminar
  9. La moralina está en plantear que la felicidad no pasa por la riqueza sino por una buena paternidad y la longevidad. La moralina está en la imagen ridícula de Creso llorando, no aterrorizdo porque vaya a arder en una hoguera, sino triste porque no había entendido lo que decía Solón... Excesos de intelectualismo y recurso a los grandes valores de la Familia... Pequeña fábula para decir que mejor ser pobre y padre feliz que Creso y con tesoros...

    ResponderEliminar
  10. Tal como yo interpreto la historia tiene poco de moral. No es una leyenda cristiana. Y para los antiguos la felicidad está en el éxito en este mundo. La cuestión es que para saber quién tiene éxito en esta vida hemos de esperar a la muerte, con lo cual, nunca seremos testigos de nuestra vida realizada. ¿No es esto a-moral? No digo inmoral. Aquí el hombre está completamente en manos de la fortuna, que es la que se reserva la última palabra.

    ResponderEliminar
  11. Pero, ¿el objetivo de la vida es la felicidad?
    Pues vamos listos.

    ResponderEliminar
  12. Claudio: El hombre inteligente, en mi opinión, debería aspirar a algo más noble que la felicidad, que, como decía Goethe, "es un asunto de plebeyos".
    En cualquier caso el término griego que traducimos como felicidad es "eu-daminonía", que viene a significar estar poseído por un buen ("eu") espíritu ("daimon"), ya que como nos posea uno malo, estamos listos.

    ResponderEliminar
  13. Saludos. Tiene razón nuestro anfitrión el sr Luri cuando dice que

    para los antiguos la felicidad está en el éxito en este mundo. La cuestión es que para saber quién tiene éxito en esta vida hemos de esperar a la muerte, con lo cual, nunca seremos testigos de nuestra vida realizada. ¿No es esto a-moral?

    Escierto, sí, lo es, pero no estoy seguro de que "fuera" entonces un problema moral el saber uno mismo si había sido o no feliz. ¿Ello era un problema moral? Me puedo equivocar, pero al leerlos, no parece que los antiguos, contra lo que parece sostener don Gregorio, pretendieran dar uno a uno ese "testimonio" digamos, existencial, ¡pero social, aún políticamente! Ese testimonio lo daba la sociedad, los estados, en lugar del difunto. La eudaimonía tal vez fuera determinada misteriosamente por la divinidad, pero siempre era proclamada por una rígida piedad pública, siempre se había manifestado a través de una conducta intachable, estructurada moralmente. Con ello se marcaba un camino a seguir bien clarito para todo el resto de los mortales posteriores, particularmente el linaje de los descendientes: no blasfemar, honrar a los padres, servir a la patria, vivir moderadamente, cumplir los ritos, etc. En resumen, la felicidad, fruto misterioso del azar, era hasta cierto punto un bien legado a, y disfrutado por la posteridad. Sólo hasta cierto punto, pero ya es algo. Tal vez no bastara para colmar el "ansia de infinito" por la que llora el estremecedor Cap. 3 del Eclesiastés (en torno al 250 a. C), por no mencionar al escandaloso y en ocasiones cuasi-herético Job (s.IV a. C.), pero lo cierto es que sobraba para mantener el orden social ¿hay algo más genuinamente moral que esto último? Atentamente,

    ResponderEliminar
  14. Martín: le agradezco muchísimo su último comentario.
    Cuando traducimos la "areté" griega por "virtud" nos olvidamos que en la raiz etimológica de la virtud está el "vir". La moralidad es un problema nuestro, para los antiguos lo relevante es lo que podríamos denominar una vida "viril". Y en este sentido, la de Telo fue más viril que la de Creso. Pero lo fue, entre otras cosas, porque los dioses así lo quisieron.

    ResponderEliminar
  15. Si fuera lo suficientemente mala, dir�a que Creso llor� muy poquito tiempo.

    Probablemente lloró para apagar la pira con sus lágrimas...

    ResponderEliminar
  16. ... o como diría el sabio mamporrero Vegeta, de Bola de Dragón: mientras más alto vueles, más tardarás en caer.

    ResponderEliminar
  17. Don Gregorio:

    Como voy entendiendo el asunto, Creso no llora por la muerte como tal, ni tampoco por el dolor del fuego (aunque que de hecho, el fuego debe doler). Lo que lamenta es que su "moira" haya sido "morir en desgracia" a pesar de que todo le indicase lo contrario.

    La forma en la que "comprende" lo dicho por Solón, entonces, no refiere únicamente a haber optado "erroneamente" por la acumulación de riqueza frente a la generación de descendientes sino más bien al hecho de no haber podido preveer su destino.

    Desde ese punto de vista, quizas lo que debe envidiarsele a Telo no sólo es su suerte -que haya "muerto feliz"- sino que ésta ya estuviera bien definida. Es decir, que ya no tuviera que pasar por las incertidumbres que aquejan a los vivos.

    Ahora bien, se me ocurre que hay algo de "moral" en esta historia pero no desde una "interioridad" que promueve "valores familiares" y que condena como "pecado" la persecución de la "felicidad terrenal". Aquí la moraleja es en realidad hasta más "terrenal". Se ampara en el hecho de que frente a la muerte, nuestra permanencia se encuentra en quienes "nos heredan" (familiares, seres queridos, incluso la polis) antes que en la fortuna que podamos experimentar durante nuestro tránsito por el mundo. Quizas aqui, la lección incluso sea hasta política.

    Saludos desde Lima

    ResponderEliminar
  18. Querido Pierrot: En Grecia (al menos hasta la emergencia de las éticas individualistas del cinismo o el epicureismo) la lección era SIEMPRE política.

    ResponderEliminar
  19. Me parece que lloraba debido al dolor y la asfixia provocados por el fuego y el humo ¡se estaba quemando!

    ResponderEliminar
  20. Don Gregorio

    Es en ese sentido en que sospechaba que la "moraleja" tenía que ser radicalmente "más terrenal".

    Saludos desde Lima

    ResponderEliminar

Truco o trato

 I Día larguísimo el de ayer. Los relojes adquirieron una consistencia daliniana y se independizaron de la aritmética. II  Me levanté con un...