I
Aquí estamos, entrados ya en un año nuevo, el 2025.
II
Esto de medir el tiempo es una manera de disfrazar la ferocidad del tiempo, su hambre insaciable, que todo lo devora, especialmente a sus hijos.
III
Cada año más es un año menos.
IV
Volviendo muy atrás, a mi infancia: recuerdo la primera vez que calculé los años que tendría cuando llegase el año 2000. Estaba en la cama. Era una mañana muy fría, quizás de enero. Me parecieron muchísimos, pero el 2.000 estaba tan lejos que no había que preocuparse por ello.
V
Ahora me pregunto dónde se han metido los años intermedios, los que transcurrieron entre aquel niño que imaginaba el tiempo y este que lo recuerda. ¿Qué pasó en 1986? ¿Y en el 2007? ¿Existió el 2013? ¿No se nos olvidó de contabilizar el 1994?
VI
Lasa horas pueden ser largas, pero los años, vuelan.
VII
Dicen que Satán está condenado a intentar retener el tiempo, encerrarlo en una jaula. Pero el tiempo pasa y sólo él y Dios permanecen. Satán no puede escuchar el sonido de una flauta sin ponerse a llorar. ¿Y Dios, para el que el tiempo es un eterno presente, podrá escuchar a Mozart?
VIII
Cedo el paso a nuestro mejor pensador del tiempo, Quevedo:
Buscas en Roma a Roma, ¡oh peregrino!, Yace, donde reinaba el Palatino; Solo el Tíber quedó, cuya corriente, ¡Oh Roma!, en tu grandeza, en tu hermosura |
Sabía pero no recordaba. Está madrugada he tenido un proceso epifanico de Anámnesis platónica con la estampita de la Señorita LaLa que es como la Srta Pepis del wokismo. Se trata del divino...e infernal Moloch, Banal Hamon, o toro castrado en forma de buey, no de vaquilla. Que algunos ven en él al conocido Saturno o a Cronos que devora a sus hijos. A Moloch de le ofrecían sacrificios de niños para adorarlo. Es según la Biblia un auténtico Dios del infierno, como la inocente vaquilla de LaLaChus. No es extraño pues que el inocente wokismo del ag XXI haya tomado como símbolo a esta figura. A través, especuló yo, del poeta John Milton, en El Paraíso perdido donde Moloch es el príncipe del País de las Lágrimas y el infierno . Cómo también, J.R.R. Tolkien describe a Moloch como el inspirador de Melkor, el primer Señor Oscuro.
ResponderEliminarEn fin, vosotros diréis.
E(R/S)
Buscando como náufrago en el mar de internet encuentro dos referencias sobre el Moloch del wokismo: el primero un artículo de un tal Hughes de 3 de enero de 2024...y el segundo es un libro que creo que no está editado en español aún: In Awake, Not Woke: A Christian Response to the Cult of Progressive Ideology, Noelle MeringE(R/S)
ResponderEliminarEl artículo es de 3 de enero de 2025, es decir de hoy mismo. Casualidad!
ResponderEliminarCreo que el libro ya está en español, en RIALP y se titula El Dogma Woke.
ResponderEliminar¿Lo tendrán en mi librería? O es por internet.
Por otro lado, descubro el poema de Ginsberg, el pastillero de los 60, que titula Aullido a un poema sobre Moloch que fue también un viaje psicotrópico de alucinaciones sobre el infierno postmoderno en el que los beatniks flotaban.
E(R/S)
Si tengo que escribir un librito sobre la fe woke, lo titulares: Los insomnes. Porque se mantienen despiertos obsesivamente y no dejan que el sueño del descanso los abrace. Son como zombies insomnes que creen en una revelación que los desvela
ResponderEliminarPor eso se mantienen despiertos con ayudas farmacéuticas y por eso sufren alucinaciones estando despiertos.
A los woke los llamaré insomnes.
E(R/S)
No es gracioso....
ResponderEliminarEl woke no es el despierto, sino el insomne.
Vean https://www.redbubble.com/es/i/pegatina/El-movimiento-WOKE-me-est%C3%A1-dando-INSOMNIO-no-es-broma-ser-Woke-de-enigma3a/79960617.EJUG5
No es gracioso. Acabo de descubrir este artículo
ResponderEliminar30 de diciembre de 2020
Por
Vladislav Davidzon
yoUna noche, después de asistir a una de esas innumerables conferencias sobre democratización, me encontré en un bar destartalado de una capital de Europa del Este junto a un grupo de intelectuales locales.
El juego de beber que jugamos esa noche consistía en sustituir una figura sobrenatural de un poema épico por la de un individuo contemporáneo. Mi propia contribución a las festividades de la noche fue recitar “Howl” de Allen Ginsberg –ese grito de corazón seminal de la introspección nocturna– mientras reemplazaba cada mención de “Moloch” por “George Soros”. El experimento resultó sorprendentemente bien...
E(R/S)