I
Hace un par de años escribí una obra de teatro sobre sor María Jesús de Ágreda. Consciente de mis límites como dramaturgo, la guardé en un cajón. Pero hace unas semanas, pensando en el viaje a Tel Aviv, propuse hacer allí una lectura de la obra.
II
Ayer me contestaron: «Hay varias traducciones al árabe de la obra de sor María Jesús en manuscritos pertenecientes a bibliotecas cristianas de Alepo. Es curioso observar de qué manera este tipo de obras llegaban a manos de los cristianos orientales, en pleno corazón del Imperio Otomano, por medio de traductores locales o de misioneros jesuitas o franciscanos".
Emocionado, se lo cuento inmediatamente a José Ángel González Sáinz, y acabamos emocionados los dos.
III
Estas casualidades -los azares amigos- son la sal de la vida.
El verano pasado, con un grupo de frailes jovenes, fuimos a Arenas de san Pedro siguiendo los pasos de Pedro de Alcantara. De vuelta pasamos por Ágreda y nos paramos en el convento de sor Maria Jesús. Quedamos muy impactados por su vida y la experiencia de la bilocación con los indios apaches.
ResponderEliminarNo se puede leer el nombre de san Pedro de Alcántara más que de pie. ¡Qué vida, la suya!
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