"Mi hijo Arturo se había vuelto un jipi desobligado. Se la
pasaba leyendo libros gordos y fumando mariguana y yo le pedí a Nuestra Señora
de Zapopán que le enderezara su carrera y gracias a ella mi muchacho sigue
leyendo sus librotes y fumando, pero ya se consiguió un buen trabajo y se puso
zapatos".
Excelente, y esperanzador. Con fe, hasta de la filosofía de puede salir con bien. Feliz
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Feliz año, don Martín.
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