Volando sobre el Amazonas.... todo agua.
Melancolías inevitables.
La "Moreneta" blanqueada en la catedral de Montevideo
Y San Fermín en el mismo lugar, en una imagen inhabitual, al menos para un navarro.
Siguiendo con el santoral de los lugares comunes...
... y el santoral de las apariciones.
Interesante, el Tanat y, desde luego, imprescindible para acompañar un buen plato de carne a la brasa.
El conductor de autobús entrañable que lleva su balconcito de plantas frente al volante.
La señal que dice lo que tiene que decir.
Las sirenas que dejaron de cantar, porque el temporal cantaba más fuerte.
El temporal. Mi amigo Felisberto -en Montevideo me bautizaron como "felisbertista"- podría haber dicho que el viento soplaba tan fuerte que arrancaba la ropa interior de los transeúntes y formó con ella un huracán de intimidades en la Plaza de la Independencia, donde todos nos quedamos sin secretos que callarnos. De repente, no podíamos decir más que obviedades, de tan transparentes como nos habíamos quedado.
Recorrido sacramental por las casas en las que vivieron Felisberto Hernández...
... y África de las Heras. Después leí en la correspondencia de Felisberto que primero vivieron en el Bulevar España, pero no dice la dirección exacta.
La lujuria de las librerías: Linardo y Risso. Hablamos y hablamos de Felisberto.
La lujuria de las librerías: Puro Verso. De nuevo Felisberto. Pero en este caso nos enredamos entre las corcheas de su piano.
La lujuria de los grandes libreros: El Galeón Roberto Cataldo. Un hombre que lo sabe todo y te lo sirve todo con un café y una calidad tal que a su lado se pasan las horas en un suspiro.
Dejo en mi corazón a los nuevos amigos, a los aromas, a los sabores, a los lugares entrevistos, a las voces, a la cordialidad infinita, a los largos paseos, a la brisa del Río de la Plata, a una puesta de sol regresando de Colonia... y a las obligaciones profesionales convertidas en satisfacciones inolvidables.
Que pena, no sabía que venías por acá. Te leo siempre. Un beso, desde Montevideo
ResponderEliminarHa sido un viaje fantástico, aunque para ver el sol hemos tenido que viajar a Punta del Este o a Colonia. Gran país.
EliminarSeñor Luri, me sorprende que haya andado por esos pagos. Soy hijo de un emigrante uruguayo que decidió echar raíces en Paraguay, y mi hermana, casada con un uruguayo, está viviendo en Montevideo. Guardo muy buenos recuerdos de mis idas a Uruguay, lo considero tanto mi país como a Paraguay.
ResponderEliminarEn fin, un placer leerle, como es costumbre.
Saludos.
Gracias, Alejandro. Ha sido un viaje que no olvidaré facilmente. Aunque nuestros amigos uruguayos se empeñaban en que teníamos que visitar Buenos Aires, mi mujer y yo estábamos empeñados en conocer Uruguay. Montevideo resultó ser un lugar lleno de sorpresas.
Eliminarestimado Luri,
ResponderEliminar¿conoces Proyecto Felisberto, obra de teatro dirigida por Mariana Percovich? La guardo en la retina y en el cuerpo como la mejor que me tocó habitar, y hace tres años ya :)
http://marianapercovich17.blogspot.com.br/?m=1
Dudo que haya mejor narración de un temporal en la Rambla montevideana, o de un cruzar la plaza independencia con viento.
(mi padre me envía cada tanto tus posts y los comentamos, con este ya me conquistaron, los leeré tuítos ¡je!)
saludos
Conocía la existencia del Proyecto Felisberto, pero no la obra en sí. En cualquier caso, una vez proclamado felisbertista, estoy dispuesto a hacer lo que sea para merecer tan gran título. Hoy me preguntaba alguien en Barcelona qué tiene Felisberto de particular, "Que es un escritor que sólo se puede leer a gritos", he contestado. Aún estoy rumiando qué he querido decir.
EliminarMuchas gracias por tus palabras.
Le confesaré en secreto que mi ropa interior fue transportada por el viento hasta la Plaza del Entrevero para acabar depositada, sobre unos cables de la luz, como si se estuviera secando, en la torre del Rex, la cúpula/cópula del edificio de 18 de Julio donde vivieron África y Felisberto. Obviamente no se está secando, simplemente ondea por el gusto de ondear.
El domingo publicaré en un diario de Barcelona un artículo en catalán titulado "Felisberto".
ahhh en la pasiva del entrevero desayuné hace unas semanas. debo tener algunas páginas del diario, que habrían sido más interesantes de haber sabido las historias felisbertianas del edificio de la cúpula jeje
ResponderEliminar¿algún encuentro con rincones de Mario Levrero?
salud
Al último de "los raros" lo dejaremos para otro viaje.
ResponderEliminarDe 18 de Julio, África y Felisberto se mudaron al edificio hoy abandonado que está en Colonia entre Andes y Convención, al lado del baldío que quedó después la demolición del Teatro Artigas. Hay una mujer indigente durmiendo en la acera mirando con cara de perplejidad a su alrededor.