Con este calor que hace, comprendo perfectamente al sibarita Mindíride, quien, según Séneca, al ver a uno que levantaba mucho la azada mientras cavaba, prohibió, entre quejas de cansancio, que se realizara este trabajo ante su vista (De ira).
Según Eliano, no se llamaba Mindíride, sino Esmindírides y cuenta que si bien un rasgo propio de todos los sibaritas era la voluptuosidad y la vida disoluta, Esmindírides los sobrepasaba a todos, pues "se acostaba sobre pétalos de rosa y se levantaba, tras dormir en ellos, diciendo que le habían salido ampollas por culpa del lecho".
En Andalucía ( Usted me dirá si en España entera) hemos criado y mantenido a bastantes de estos sibaritas. Pululan en despachos públicos y entre sus grandes dudas mañaneras se encuentra mandar a un auxiliar a manejar el mando de AC ¿ 21 O. 22 grados? Luego, más tarde no les tiembla el pulso y pueden dejar sin trabajar a cientos de maestros el próximo curso o pagar a sanitarios salarios de vergüenza. O tempora, o mores!
ResponderEliminarMe parece que fue un sibarita el que, después de probar el μέλας ζωμός, dijo que ya entendía porqué los espartanos no temían morir en batalla.
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