miércoles, 9 de marzo de 2016

La primavera de Múnich


Es este un libro para leer despacio porque más allá de las intenciones del autor -que ha hecho un magnífico trabajo-, hay en él una acusación indirecta a todos los que, puesto que hacíamos oposición al franquismo, nos creíamos bien informados. ¡Qué ignorantes éramos! Pero esa ignorancia no nos exime de culpa: fuimos culpables de nuestro grosero analfabetismo político. Fuimos culpables, por ejemplo, de sentirnos más cerca de Pasionaria que de Salvador de Madariaga; de perdonarle a Miguel Hernández sus loas al Campesino y Antonio Machado su deseo de ofrecerle su pluma a Líster a cambio de su pistola; de no querer ver el chulesco estalinismo de Neruda, de no querer saber de dónde había salido Ramón Mercader, de no tener reparos a la hora de manifestarnos al lado de un estalinista mientras desconocíamos todo de Maurin, de despreciar desde nuestra olímpica ignorancia todo cuanto sonaba a liberal, a pesar de que no teníamos ni la mínima experiencia de qué era el liberalismo; de comentar cada frase de Marta Harnecker (¡manda huevos!) y despreocuparnos completamente de Ridruejo; de no estar a la altura de quienes desde el lado de los vencedores o del de los vencidos, quisieron dejar paso a una generación libre de los rencores de la guerra. Son pecados que estamos purgando porque hay culpas de los padres que inevitablemente heredan los hijos. Fuimos culpables, en definitiva, de no saber dónde estaba Múnich y por eso no podemos explicárselo a nuestros hijos... sin la ayuda de Jordi Amat.

4 comentarios:

  1. Amat nos está descubriendo con sus libros las verdades ocultas de toda una época no tan lejana, 'ja tocava'...

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  2. Hay muchas cosas interesantísimas en el libro. Me quedo con la enorme relevancia del Congreso por la Libertad de la Cultura en la conformación de la oposición liberal al franquismo y la repercusión de esta influencia en el debate aparentemente estético sobre el realismo socialista. Todos sabíamos aquello que escribió Marx en El 18 de Brumario: Que "Los hombres hacen su propia historia, pero no la hacen a su libre arbitrio". Lo que estábamos muy lejos de saber era hasta qué punto era esto cierto.

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  3. Por si interesa saber un poco más del libro:
    http://www.elmundo.es/cultura/2016/01/26/56a754dc46163f26758b4589.html

    Las "Casi unas memorias" de Ridruejo son muy esclarecedoras en este y otros muchos aspectos, como usted muy bien dice.

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  4. Hay muchas cosas interesantísimas en el libro. Me quedo con la enorme relevancia del Congreso por la Libertad de la Cultura en la conformación de la oposición liberal al franquismo y la repercusión de esta influencia en el debate aparentemente estético sobre el realismo socialista. Todos sabíamos aquello que escribió Marx en El 18 de Brumario: Que "Los hombres hacen su propia historia, pero no la hacen a su libre arbitrio". Lo que estábamos muy lejos de saber era hasta qué pun https://la-voz.net/jose-olaya/

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