No, ninguno. Hay estudios que dicen que la evaluación por competencias tiene que ver con el rendimiento esperado del alumno en la edad adulta (acabar la universidad, o conseguir más ingresos), pero el sofisma de que como se puede medir el rendimiento por competencias se puede pasar al aprendizaje por competencias es un salto en el vacío, un experimento no precisamente con gaseosa. Así, el currículo implantado este año es un espanto, porque no atiende a cómo se estructura el conocimiento, sino que lo descompone en unidades desconectadas y muy mal definidas (aparte de que está impregnado de la clásica ideología antiintelectualista en que se ha sumergido alegremente la escuela europea).
Gracias, José Manuel. Me lo temía. Es, por lo que veo, otro producto del optimismo infundado a los que se entrega la pedagogía con tanto placer. Conceptualmente yo he tenido siempre mis dudas porque las competencias no creo que puedan definirse, sino reconocerse. O mejor: s puede definir al incompetente, pero saber qué es un gestor competente -por ejemplo- es más difícil. Como podría decir Maquiavelo, la virtud d una persona competente la decide su fortuna.
Todo un honor "conversar" con dos personas a las que admiro enormemente: don José Manuel y don Gregorio. Ayer mismo planteaba yo esta pregunta a mis compañeros profesores sobre la evaluación mediante estándares de aprendizaje (LOMCE). No, el aprendizaje de los alumnos no parece mejorar, de hecho, me atrevería a decir que empeora (a tenor de los resultados en las evaluaciones). Sí, ya sé que la pedagogía no es una ciencia, por mucho que algunos la denominen de forma grandilocuente "ciencias de la educación", pero un poquito de espíritu crítico y sentido común es lo mínimo que se le puede exigir a una rama del saber. ¿Para cuándo dejaremos de dar palos de ciego? ¿Por qué sabiendo lo que funciona y lo que no, seguimos ahondando en los errores?
Perdone, don Gregorio, pero creo que su pregunta es ambigua, aunque no lo parezca. O las primeras compentencias no son iguales a las segundas.
O quizá plantear esta pregunta implica describir —cuando no definir— qué son competencias. Siento repetirme en forma de pregunta: las matemáticas ¿son conocimientos o competencias? ¿Diríamos lo mismo de la escritura?
No sé si consigo expresarlo bien. Entiendo que la pregunta tiene sentido si las dobles competencias de su pregunta no refieren exactamente a lo mismo. Las primeras competencias deben entenderse en el sentido de la «nueva pedagogía» y las segundas en el sentido de la «pedagogía tradicional».
Don Gregorio, perdone si interpreto mal, pero si quiere puede tutearme. Mi trato ha sido de usted, por no ser un maleducado. Y porque usted es un sabio —a esta misma bitácora me remito—.
Volviendo al asunto que nos ocupa, las competencias pedagógicas no tienen nada que ver con las capacidades reales.
Perdón, pero no entiendo qué puede llegar a ser algo así como las «competencias reconocidas por los usuarios». Usuarios, ¿de qué? Además, me temo que «competencias» para lo que no tiene que ver con el ámbito de poder es un barbarismo en español.
Incluso iría un punto más allá. Las competencias pedagógicas, esto es, las capacidades de quien sólo ofrece, son distintas de las capacidades de quien empieza a exigir. Esto es, el sistema educativo fundamentalmente da a la persona discente —¡qué complicado es esto de evitar la invisibilidad genérico–gramatical!— y el mundo laboral exige cualificaciones por las que remunera según tareas desarrolladas. La renumeración y las cualificaciones en este país son proporcionales más bien en teoría.
Liándolo un poco más —espero no ser oscuro—: las capacidades que da el sistema educativo también lo evalúan. Por eso, todo el discurso de las competencias educativas es altamente autosatisfactorio para quien enseña. ¿Sería injusto que afirmase que ese discurso es totalmente autorreferencial?
No, ninguno. Hay estudios que dicen que la evaluación por competencias tiene que ver con el rendimiento esperado del alumno en la edad adulta (acabar la universidad, o conseguir más ingresos), pero el sofisma de que como se puede medir el rendimiento por competencias se puede pasar al aprendizaje por competencias es un salto en el vacío, un experimento no precisamente con gaseosa. Así, el currículo implantado este año es un espanto, porque no atiende a cómo se estructura el conocimiento, sino que lo descompone en unidades desconectadas y muy mal definidas (aparte de que está impregnado de la clásica ideología antiintelectualista en que se ha sumergido alegremente la escuela europea).
ResponderEliminarGracias, José Manuel. Me lo temía. Es, por lo que veo, otro producto del optimismo infundado a los que se entrega la pedagogía con tanto placer. Conceptualmente yo he tenido siempre mis dudas porque las competencias no creo que puedan definirse, sino reconocerse. O mejor: s puede definir al incompetente, pero saber qué es un gestor competente -por ejemplo- es más difícil. Como podría decir Maquiavelo, la virtud d una persona competente la decide su fortuna.
ResponderEliminarTodo un honor "conversar" con dos personas a las que admiro enormemente: don José Manuel y don Gregorio. Ayer mismo planteaba yo esta pregunta a mis compañeros profesores sobre la evaluación mediante estándares de aprendizaje (LOMCE). No, el aprendizaje de los alumnos no parece mejorar, de hecho, me atrevería a decir que empeora (a tenor de los resultados en las evaluaciones). Sí, ya sé que la pedagogía no es una ciencia, por mucho que algunos la denominen de forma grandilocuente "ciencias de la educación", pero un poquito de espíritu crítico y sentido común es lo mínimo que se le puede exigir a una rama del saber. ¿Para cuándo dejaremos de dar palos de ciego? ¿Por qué sabiendo lo que funciona y lo que no, seguimos ahondando en los errores?
ResponderEliminarPerdone, don Gregorio, pero creo que su pregunta es ambigua, aunque no lo parezca. O las primeras compentencias no son iguales a las segundas.
ResponderEliminarO quizá plantear esta pregunta implica describir —cuando no definir— qué son competencias. Siento repetirme en forma de pregunta: las matemáticas ¿son conocimientos o competencias? ¿Diríamos lo mismo de la escritura?
No sé si consigo expresarlo bien. Entiendo que la pregunta tiene sentido si las dobles competencias de su pregunta no refieren exactamente a lo mismo. Las primeras competencias deben entenderse en el sentido de la «nueva pedagogía» y las segundas en el sentido de la «pedagogía tradicional».
Tienes usted razón. La primeras son las competencias definidas pedagógicamente y las segundas reconocidas por los usuarios.
EliminarDon Gregorio, perdone si interpreto mal, pero si quiere puede tutearme. Mi trato ha sido de usted, por no ser un maleducado. Y porque usted es un sabio —a esta misma bitácora me remito—.
EliminarVolviendo al asunto que nos ocupa, las competencias pedagógicas no tienen nada que ver con las capacidades reales.
Perdón, pero no entiendo qué puede llegar a ser algo así como las «competencias reconocidas por los usuarios». Usuarios, ¿de qué? Además, me temo que «competencias» para lo que no tiene que ver con el ámbito de poder es un barbarismo en español.
Incluso iría un punto más allá. Las competencias pedagógicas, esto es, las capacidades de quien sólo ofrece, son distintas de las capacidades de quien empieza a exigir. Esto es, el sistema educativo fundamentalmente da a la persona discente —¡qué complicado es esto de evitar la invisibilidad genérico–gramatical!— y el mundo laboral exige cualificaciones por las que remunera según tareas desarrolladas. La renumeración y las cualificaciones en este país son proporcionales más bien en teoría.
Liándolo un poco más —espero no ser oscuro—: las capacidades que da el sistema educativo también lo evalúan. Por eso, todo el discurso de las competencias educativas es altamente autosatisfactorio para quien enseña. ¿Sería injusto que afirmase que ese discurso es totalmente autorreferencial?
Le respondo con una entrada dedicada a las competencias.
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