No soy científico y no tengo la explicación para este fenómeno, que sin duda la tendrá, pero me he quedado boquiabierto contemplando esta exuberancia meteórica trinitaria. Curiosamente, ningún otro paseante por la playa de Ocata parecía darle la más mínima importancia al milagro de la luz. Aquí tienen la prueba de mi gozosa perplejidad. Yo estaba allí.
El de la izquierda parece la luna y el del medio un reflejo, no?
ResponderEliminarLa de en medio podría ser, efectivamente, el reflejo de los rayos de sol sobre las nubes. Pero la de la izquierda le aseguro que no era la luna. El fenómeno ha durado unos pocos minutos. Los dos de la izquierda se han ido disolviendo en el color circundante hasta que han desaparecido a medida que el sol descendía. Lo que ocurre con estas cosas es que la primera impresión no se expresa diciendo "¡Mira qué fenómeno científico más curioso!", sino con la perplejidad de la extrañeza súbita. Después viene la racionalización.
ResponderEliminarBusque usted parhelio en Google y le saldrán unas bonitas fotos semejantes a la suya. Es probable que el pequeño círculo verde sea un reflejo en la lente de la cámara en una gota de agua. Un fenómeno semejante se puede producir con la Luna, paraselene, pero es menos frecuente.
ResponderEliminar¿Cómo puede ser un reflejo de la cámara si lo vio in situ?
EliminarEl parhelio se ve in situ, por supuesto. Y probablemente había otro sol falso a la derecha de la foto, a la derecha del Sol, el real, que está en el margen derecho. El otro sol falso debía estar oculto por la orografía o por algún obstáculo artificial o natural (nube oscura). Lo que puede ser un reflejo en la lente es el pequeño círculo verde -in situ en la cámara, pero no fuera de ella-, que pudo tener su origen en una gota de agua llevada por el viento, una gota de saliva, u otras posibilidades, pegada en la lente de la cámara. Ocurre con frecuencia con las motas de polvo cuando se usa flash, bien pegadas a la lente bien revoloteado frente al campo de la cámara. Algunos venden que son seres vivos de otros planos de existencia, y otras mandangas propias de ese ventorrillo del disparate que es Cuarto milenio.
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