Ahora mismo, Solus Ipse, estoy hablando con mi mala compañia.
Pero, no sé por qué, la verdad...no me parece tan mala, tiene, desde luego, sus defectillos y su mal carácter de vez en cuando, pero no creo que sea como dice el poeta francés.
Puede ser que don Paul, al quedarse solo, soltaba todos sus desbocados fantasmas y sus riendas para contenerlos le fallaban.
Hay que ser un buen domador de caballos para no quedarnos en mala compañía cuándo el ostracismo nos asalta.
A mi, generalmente, todo sea dicho, me pasa al revés que a Don Paul y en proporción directa a lo que Sartre nos aseguraba de que "el infierno es el otro", la otra orilla, dónde, remando remando --porque hay que empujar la barca--, arribamos en madrugadas oscuras para enfrentarnos con un mundo de orillas anegadas...
Porchia decía que quien se queda mucho consigo mismo, se envilece.
ResponderEliminarDe vegades la pitjor companyia és un mateix.
ResponderEliminarAhora mismo, Solus Ipse,
ResponderEliminarestoy hablando con mi mala compañia.
Pero, no sé por qué, la verdad...no me parece tan mala,
tiene, desde luego, sus defectillos
y su mal carácter de vez en cuando,
pero no creo que sea como dice el poeta francés.
Puede ser que don Paul,
al quedarse solo,
soltaba todos sus desbocados fantasmas
y sus riendas para contenerlos le fallaban.
Hay que ser un buen domador de caballos
para no quedarnos en mala compañía
cuándo el ostracismo nos asalta.
A mi, generalmente, todo sea dicho,
me pasa al revés que a Don Paul
y en proporción directa
a lo que Sartre nos aseguraba
de que "el infierno es el otro",
la otra orilla,
dónde, remando remando
--porque hay que empujar la barca--,
arribamos en madrugadas oscuras
para enfrentarnos con un mundo
de orillas anegadas...