Un acto de masas indiscutible, sin parangón con el entierro de ningún otro filósofo. Leyendo artículos de la época es perceptible la sensación de que con Sartre acaba una época. En algunos artículos se decía que la gente joven que asistió al entierro no había leído sus obras. No lo sé. Lo importante es el fenómeno de la figura pública del filósofo, que nació con Sartre y, sin duda, murió con él. Ni Foucault, ni Derrida conocieron nada semejante. Todo esto quiere decir algo, pero no estoy seguro de saber interpretarlo bien.
¿Qué es un joven? aquello alejado a la muerte. ¿Qué mejor momento para un joven que acudir y formar parte de cómo la muerte presente escenifica dentro de la trayectoria misma del más gran exponente del existencialismo? y filósofo cercano, vaya creo yo.
ResponderEliminarJean - Paul Sartre a més de ser un gran filòsof va ser un gran personatge públic. Va connectar la filosofia i la gent del carrer.
ResponderEliminarEl filósofo hecho profeta?
ResponderEliminarhttp://www.nonfiction.fr/article-7211-aux_carrefours_de_la_philosophie_politique_contemporaine.htm
ResponderEliminarDe la matixa manera que no seria de rebut un muntitudinari comiat a un critic de teatre, o literari, no hauria de ser-ho el comiat s un filòsof. Si és que Sartre era Filòsof...
ResponderEliminar¿Y por qué se rinde culto a un cadáver, a un despojo, sea de filósofo, de fontanero o de albañil?
ResponderEliminarTambién veo en esto algo sin sentido.
Eso -diria La Rochefoucauld- tiene que ver con la vanidad de los vivos.
EliminarSi a mí me hubiesen hecho una Ceremonia del adiós como la que le hizo la Simona, del coraje que me entre resucito para decirle dos cositas enrevesadamente dichas, por supuesto...
ResponderEliminarEn cuanto al entierro de Masas, qué menos para un filósofo maoísta, ¿no? Las buscó y lo encontraron. Pelín tarde, pero lo encontraron.
ResponderEliminarAunque el entierro tuvo lugar el 19 de abril de 1980, fue, en realidad, la última manifestación de Mayo del 68
ResponderEliminarHeidegger hubiera podido tener una comitiva igual pero se ganó un requiem punk. ¡La universidad de los años ochenta!
ResponderEliminarEsto me lo apunto. Tiene usted razón. Y no es este un detalle sin importancia.
EliminarHabía apoyado públicamente a los estudiantes en el 68, luego había sido un adalid del antiamericanismo, que en Francia debía de ser mayoritario, luego se había ganado a buena parte de los jóvenes y a la izquierda. Sus gestos y actitudes -el tribunal Russell-Sartre, la renuncia al Nobel- gustarían a la gente.
ResponderEliminarY nunca -creo- fue antisionista, cosa que los provees le perdonaban porque era Él.
EliminarMultitudinario fue también al entierro de Manolete, y a Sartre nadie le escribió algo tan tremendo como la elegía de Agustin de Foxá -hoy maldito, claro-, que le hace un nuevo Aquiles:
ResponderEliminarhttp://salmonetesyanonosquedan.blogspot.com.es/2009/08/adios-manolete.html
Ante un apologeta como Foxa, uno está inevitablemente perdido. En defensa de Sartre podemos alegar que Manolete no dio nunca un mitin en la Renault ante cuatro maoístas fieles y el desinterés generalizado del resto de los obreros. Sartre defendió sobre un barril la unión de los intelectuales y obreros. "Los intelectuales no estamos para daros consejos", dijo. Y ningún obrero pudo tomar nota, porque no había ninguno escuchándolo.
EliminarDe Manolete reconozco la grandeza de aquel comentario postrero, cuando sabía que la muerte se le escapaba por las piernas abajo: "¡Qué disgusto le voy a dar a mi madre!"
De la misa la mitad (o ni la cuarta parte) sabían del dogmático Sartre, los jóvenes (y los no tan jóvenes) compungidos y desolados en su entierro.
ResponderEliminarReconozcamos que Sartre tuvo un gran éxito como amante. Se empleaba a fondo y parece que dominaba un gran número de técnicas. Como le confesó a Camus en una ocasión: "¡Con la cara que tengo, tengo que conquistarlas con la lengua". Bromas aparte, Teresa, yo nunca me he sentido sartreano, pero ahora, que estoy volviendo a su vida desde la lejanía estoy descubriendo a un figura melodramática que no carece de interés. No se puede comprender el siglo XX sin entender los sucesivos fracasos de Sartre, que se pasó la vida refutándose a sí mismo... y el respeto iconográfico de los franceses por este intelectual en el que, en el fondo, muy, muy pocos creían.
EliminarBueno, creo que Francia entonces (no lo sé ahora), al menos, no era antiintelectual. Es imposible que, por ejemplo, en los Estados Unidos o Inglaterra, un intelectual hubiese llegado a ser tan popular.
EliminarEfectivamente, Sartre es un fenómeno francés. Además en Inglaterra nunca se lo tomaron en serio. Sin embargo en los Estados Unidos tuvo sus seguidores.
EliminarEl antiintelectual británico Paul Johnson le dedica uno de los capítulos de su Intelectuals; otro a Rousseau. Ni es un trabajo de investigación ni pretende ser ecuánime, pero no está mal.
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