Del Muerto Fournier hay diferentes relatos que concuerdan en lo central de su historia, aunque, inevitablemente, divergen en los detalles. El que más me gusta es el que nos ha transmitido Avel·lí Artís-Gener en su libro La diáspora republicana, que dice lo siguiente:
"Desde el amanecer del día siguiente, el enemigo hurgaba machaconamente en el sector de la 122 y parecía que quería romperlo por allí. Sin saberlo, había escogido uno de los huesos más difíciles de roer. Porque la Brigada la mandaba el Muerto Fournier, hombre con gran ascendiente sobre sus fuerzas, y era poco probable que éstas cedieran ante el embate. Pasé con él toda la mañana y tuve el privilegio de verle actuar, maravillado del acierto con que manejaba a su gente.
"Le apodábamos el Muerto porque en el ya lejano 18 de julio de 1936 le habían fusilado en la Plaza de Cataluña barcelonesa, junto con otras dieciocho personas. Los cadáveres permanecieron amontonados en la acera hasta la caída del sol e incluso fueron utilizados como parapeto durante una posterior escaramuza en el mismo lugar. Fournier estaba admirado de que en su condición de cadáver se diera cuenta de todo. Tenia varios balazos en el cuerpo y uno, el más atroz, en la cara. En un momento de prolongada calma, Claudio Fournier empezó a forcejear, apartando los cuerpos que le rodeaban y comprimían, y al fin se liberó. Arrastrándose como pudo llegó hasta la escalera de vecinos del cine Cataluña y alcanzó a golpear en la puerta del entresuelo. Le abrió una mujer que se desmayó, fulminada, al ver el estado de quien había llamado a su puerta. Fue el propio Claudio Fournier quien la reanimó, yendo a la cocina por un vaso de agua y echándoselo a la cara. después, la mujer, con mejor voluntad que eficiencia, llamó a un médico amigo quien trasladó a Fournier a su clínica y se salvó. Le quedó un residuo cíclico -creo que de orden psicosomático- que le hincha horriblemente la cara los tres o cuatro días anteriores y posteriores al 18 de julio de cada año. Fenómeno que he visto y comprobado en México, donde Claudio Fournier también se exilió."
Para completar un poco esta historia de Artís-Gener, diré que Fournier fue fusilado por los sublevados y que el tiroteo en la Plaza de Cataluña duró hasta que enarbolaron bandera blanca los rebeldes que se habían refugiado en el Hotel Colón. Mientras duró la refriega, los huéspedes de este hotel se habían protegido en los sótanos. Entre ellos estaba Don jacinto Benavente que al ser liberado protestó ante los milicianos de manera muy airada, lanzándoles a la cara este argumento irrefutable:
- Por culpa de ustedes estamos sin desayunar.