H.G. Wells se encontró con Winston Churchill y le preguntó sobre la marcha de la guerra.
- Estamos llevando adelante nuestro plan -dijo Churchill.
- ¿Tienes un plan? -preguntó Wells.
- ¡Si, claro que sí!
- ¿Cuál!
- ¡Continuar con nuestra política general!
- ¿Tienes una política general?
- ¡Evidentemente! ¡La política I.S.A.!
- ¿Y en qué consiste la política I.S.A.?
- En esto: en Intentar Salir del Atolladero.
Moraleja: No se necesita ser filósofo político para saber cuándo se necesita salir de un atolladero.
Verdad política genuina donde las haya! I com m'ha recordat als presidents Montilla i Zapatero...!
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ResponderEliminarEs lo que viene haciendo el homo sapiens desde que lo es (y tal vez todos sus ancestros). ¿O no?
ResponderEliminarA la ignorancia (o a la necesidad) con frecuencia la llamamos saber... (como al hambre lo llamamos amor) y allá donde todo se vuelve negro... pues seguimos a nuestros dioses.
ResponderEliminarLa relación de H. G. Wells con los políticos no deja de estar señalada por cierta estupefacción. Él fue quien terminó su entrevista con Stalin hablándole de lo inapreciable de lo logrado en la URSS (¡en 1934!), lo que se reflejaba en las "caras contentas de hombres y mujeres sanos"; también apostilló, para gloriar el principio de organización técnica y racional de la vida social, que sería copnveniente diseñar un plan quinquenal para la reconstrucción del cerebro humano. Stalin sonrió. (Entrevista en http://www.marxists.org/espanol/stalin/1930s/1934-wells.htm )
ResponderEliminarEn este sentido, y para honrar a Churchill, ¡Dios nos libre de los políticos que pretendan otra cosa distinta a Intentar Salir del Atolladero!
Borja: podemos añadir su terca manía por hacer pasar a Hitler por un payaso presuntuoso, pero poco peligroso, que tanto exacerbaba a Orwell.
ResponderEliminarSí, fue un tipo dotado de lúcida clarividencia....
ResponderEliminarExcelente ilustración para una "Teoría de los humores" que, por el titulo, confundiera a galenos y despistara a antropólogos. Dentro de esa teoría qué duda cabe que habría un largo capítulo dedicado al "humor inglés". Aún me acuerdo lo estupefacto que me dejó leer que los castellanos, en el XVI, tenían la fama de graciosos que ahora adjudicamos a los andaluces casi en exclusiva. Ello quiere decir que los tópicos también forman parte del I Ching.
ResponderEliminarEstantería para hamsters humanos.
ResponderEliminarhttp://scienceblogs.com/bioephemera/2010/04/bookshelf_for_human_hamsters.php
Pero "Salir del Atolladero" siempre será un "Salvese el que pueda... y yo primero".
ResponderEliminarCarlos: ¿Y por qué no ..."y nosotros primero"?
ResponderEliminarHay una distancia notable entre "yo" y "nosotros", que es la que permite la emergencia de la virtud.
¡Hombre, Gregorio,¿qué te ha hecho pensar que mi sentencia era admonitoria?! ¡Yo sólo puedo comprender al "otro" y también a mí mismo... hasta cierto punto; de ahí que no creo que haya otra cosa que confrontación a la hora de intentar abandonar un cine que se incendia!
ResponderEliminarEn términos no alegóricos: para mí el individuo forma grupo (uno u otro, y mantiene o traiciona su lealtad) porque se reconoce débil, nada-nada-más. Y pedirle que sea lo que sea (altruista por ejemplo, cosmopolita, por ejemplo, etc.) es pedirle... NO, no es "pedirle peras al olmo" (o sí, además), sino, fundamentalmente, pedirle que funcione como a nosostros nos parece que sería mejor para nosotros mismos (y nosotros, aquyí, hace las veces de "yo" y "mi grupo coyuntural"). ¿Una pena?, bue..., yo diría que una realidad cáustica de la que, como dijo Nietzsche, tal vez reste reirse alguna vez de ella.
Un abrazo, mon amis.
¿Debo suponer que tu silence ha otorgado la coincidencia que había supuesto desde un principio por tu parte? ¿O es sólo un "hum..."? Tengo que saberlo,como diría el histrión que vive en mí.
ResponderEliminarEs un "hum..." de desconcierto. El hombre no vive en un mundo de hechos desnudos, sino de hechos evaluados y evaluables según una orientación. Me parece evidente que el hombre puede elegir las condiciones de vida biológicamente más inhóspitas si de esta manera considera su existencia más valiosa. Me parece también evidente que peleamos unos con otros no por hechos, sino en defensa de lo que consideramos mejor. El BIEN está siempre presente.
ResponderEliminarAdviértase que "filósofo político" roza el oximoron, político filósofo lo borda.
ResponderEliminarCriteri: Aquí tendríamos que hablar con una botella por delante.
ResponderEliminarOK, mak-key; si entendemos que 2el BIEN" como no dudo que diría Nietzsche, es sólo "un problema". Y en cualquier caso: una consideración individual (que se reproduce con variaciones). Por eso precisamente, hay que comprender al hombre, no demonizarlo. Y por eso, también, no divinizarlo.
ResponderEliminarEl Bien es un problema sólo para el filósofo (porque su único bien es problematizar todo sentido dado de antemano). Para quien vive de manera natural en la caverna -perdón, quise decir, "en la ciudad"- no constituye ningún problema. Y precisamente ahí radica el poder terapéutico -quise decir "polírico"- del Bien.
ResponderEliminarEn tal caso (considerando la cuestión de las masas y los burócratas, o sea dejando a los filósofos de lado): "el bien" no es sino lo que se tiende a imponer mediante la lucha (y eso lo vio Tucídides, y ni se le ocurrió mirar en La Caverna para sostenerlo, sino sólo seguir los "dictados" de la/su intuición). Por eso dije OK a tu última observación. El uso del término "bien" estaba en tu boca: las masas pelean por "hechos" que el filósofo (o el profeta) intenta consolidar como teoría, dogma, mito, etc. (para garantizar "la repetición"). ¿Ejemplos? La Revolución Francesa (que siempre es tan ejemplarizante), donde de un lado estaban las grandes ideas cosmopolitas y socráticas y del otro la pretensión de "reformas" por el lado del "pueblo" y la pretensión de retener y mejorar la posición "gestora/supervisora" por parte de la burocracia...
ResponderEliminarEl pueblo no habló nunca de "bien" como "valor", y la burocracia nunca sostuvo un "valor" con el mismo contenido durante más de una "campaña". Esta es "La Ciudad", pues, no "La Caverna" donde vagan los eufemísmos.