Leyendo a Hipólito de Roma he recordado una de las rimas sacras de Lope:
"Entro en mí mismo para verme, y dentro
hallo, ¡ay de mí!, con la razón postrada
una loca república alterada,
tanto que apenas los umbrales entro."
"Entro en mí mismo para verme, y dentro
hallo, ¡ay de mí!, con la razón postrada
una loca república alterada,
tanto que apenas los umbrales entro."
I Respuesta de Rémi Brague al periodista que le pregunta cómo logra un estilo tan claro: «El bolígrafo rojo de mi mujer» II Viaje casi relá...
Hola, el pensamiento antiguo muestra perfectamente las contradicciones humanas, ayer como hoy nos asustamos de nosotr@s mismos. Saludos.
ResponderEliminarHola Pilar. Hay, efectivamente, problemas humanos allá donde está el hombre, y uno de los más insistentes es el de cómo dejar de ser un enigma para uno mismo.
ResponderEliminarLeyendo esos versos de Lope de Vega, es difícil no considerar que ya está todo dicho. Y muy bien dicho.
ResponderEliminarQuizás las mutaciones del alma a las que alude Hipólito sean más benignas que esa república de Lope, que recuerda más a aquello tan demoniaco de:
"Mi nombre es Legión, porque somos muchos"
David: Agustín de Hipona lo resume así, de una manera un poco desesperada: "anima humana no parva quaestio est".
ResponderEliminarNo conocía el poema de Lope, una y mil lecturas me esperan
ResponderEliminarGracias
Nos esperan, Armando.
ResponderEliminar¡ Genial Lope !, Lope, el pecador y el religioso, el contradictorio y tan meritorio para las letras.
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