"La naturaleza del hombre puede verse de dos maneras: una, según su fin, y entonces es grande e incomparable; otra según la multitud (...) y entonces el hombre es abyecto y vil. Y estos son los dos caminos que hacen que se le juzgue diversamente, y que tanto hacen discutir a los filósofos".Pascal, Pensamientos
Si se postula un fin noble para el hombre, se podrá afirmar que se aleja del mismo cuando incurre en acciones viles; si, por el contrario, la medida del hombre es la conducta de cualquier hombre, entonces cualquier comportamiento, sea el que sea, estará de acuerdo con su naturaleza. Esto es lo que supieron Platón y Aristóteles antes que Pascal. Y aquí radica la diferencia que los separa de, por ejemplo, Maquiavelo y Hobbes. A mi modo de ver, Platón y Aristóteles sabían todo cuanto sabían Maquiavelo y Hobbes, pero Maquiavelos y Hobbes no sabían todo cuanto sabían Platón y Aristóteles.
Añado, a las 7:39 de la mañana una cita de Más allá del bien y del mal, de ese admirador de Pascal que fue Nietzsche:
"Quien no quiere ver lo elevado de un hombre fija su vista de un modo tanto más penetrante en aquello que en él es bajo y superficial -y con ello se delata"
Gregorio, discúlpame porque me voy a meter en un auténtico berenjenal pero... la ventaja de Hobbes ¿no radica en el hecho de que distingue la ética -concerniente a la naturaleza humana- de la filosofía política -que opera cuando los seres humanos interactúan? Vamos, ¿que deslinda campos y aporta luz (negra, pero luz) donde antes -y después- había confusión?
ResponderEliminarUy, uy, uy... dispensa de nuevo la osadía. Me voy a la camita. Hasta mañana.
Bueno... yo no creo que antes hubiera confusión y después luz. Antes (hablando en términos muy generales) había una concepción teleológica del hombre (y por lo tanto del hombre político) y después (gracias o por culpa de Hobbes, según se mire) lo que habrá será un fundamento pasional de lo político. La diferencia fundamental estriba en que a partir de Hobbes las pasiones, por ser "mías" se presentan como derechos naturales a preservar socialmente. El paso de Hobbes a Locke es el paso del hombre pasional al individuo propietario de su cuerpo.
ResponderEliminarVaya, hemos coincidido en tema (+ o -), no sé si en enfoque ;)
ResponderEliminarJ: No, no creo que coincidamos en el enfoque... a mi modo de ver esta cosa de la tercera cultura que os veo defender con tanta vehemencia es el ejemplo más claro de búsqueda de lo humano en lo común y en lo vulgar, por lo tanto, en la ignorancia (creo que inconsciente) del poder de la voluntad (del arquero aristotélico).
ResponderEliminarA ver, si lo de 'os veo defender' me incluye... podríamos decir que es, como mínimo, una anticipación. De momento, siento curiosidad. Y siento curiosidad porque me muevo entre dos ámbitos, el historiográfico y el de la actividad docente en la universidad -léase psicopedagogía- en la que abierta o encubiertamente nos hemos, y digo hemos, colocado intencionadamente al margen de la ciencia. Por ahora, curiosidad.
ResponderEliminarEn relación a Hobbes. Luz, oscura pero luz. Sí. Lo sostengo, desde la ignorancia. Precisamente entiendo que fue Hobbes el que puso por fin límites a un equívoco fenomenal el de la ética y el de la filosofía política. El del proceder de los seres humanos y de los mecanismos de interacción entre los mismos.
¡Toma ya! Si yerro, no me lo tomes en consideración.
Abrazo hobbesiano, el de esta mañana gélida
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ResponderEliminar"Os veo defender" tenía por destinatarios a la troupe naturalista que J conoce bien, porque está en plena labor de apostolado. No tengo ni idea si usted, don Adu, se considera partidario también de este nuevo intento de naturalizar la divina providencia.
ResponderEliminarEn relación a Hobbes, sólo una cosa: Si la sustitución del optimismo aristotélico por el pesimismo hobbesiano es un avance científico, pues bien, sea; pero quizás no debiera sorprendernos entonces que el hombre tenga que recurrir insistentemente a paliativos no científicos (simbólicos y en general, poéticos) para satisfacer su necesidad de consuelo. Y este recurso sería también naturalista. ¿O no?
En su último artículo navarro citaba usted a Pío Baroja cuando dijo aquello de "Pensamiento y navarro, ¡paradójico!".
ResponderEliminarLo mismo he pensado yo, modestamente, al leer el artículo de John Brockman con el que presentan la página de Cultura 3.0 en el que el autor afirma, entre otras paradojas, "Los pensadores de la tercera cultura son los nuevos INTELECTUALES PÚBLICOS"
Ya de entrada, una de las teorías "científicas" que cita es la de las supercuerdas, sobre la cual hoy en día hay discrepancias enormes y toda una corriente científica que la considera poco menos que charlatanería. Si dicha teoría llegara finalmente a demostrar su utilidad, será sin duda debido al trabajo laborioso, callado y, desde luego, nada mediático, de algún esforzado y privado equipo de intelectuales del ramo de la física. Mientras tanto, su validez debería tratarse con la misma prudencia que, por ejemplo, el dogma de la trinidad, con lo cual no comprendo la petulancia de los padrinos del proyecto "tercera cultura".
Si la tercera cultura visitara más a los clásicos y menos los ministerios se ahorraría hacer el ridículo descubriendo el Mediterraneo. Así Santo Tomás (o el pensamiento Cristiano según Aristóteles): "A mí no me avergüenza decir que hallo que mi razón es alimentada por mis sentidos; que debo mucho de lo que pienso a lo que veo y huelo y gusto y manejo; y que, en lo que se refiere a mi razón, me veo obligado a tratar toda esa realidad como real...Es verdad que todo esto está por debajo de los ángeles, pero está por encima de los animales y de todos los objetos materiales que el hombre encuentra a su alrededor. Cierto que el hombre también puede ser objeto, y hasta objeto deplorable. Pero lo que el hombre ha hecho el hombre lo puede hacer; y si un anticuado pagano llamado Aristóteles me puede ayudar a hacerlo, yo se lo agradeceré con toda humildad".
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