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domingo, 13 de septiembre de 2009

Frankenstein y la sociedad terapéutica

Para los amigos de la ACJEF,
con quienes ayer discutía de todo esto en Cantonigròs.


El título original de Frankenstein era Frankenstein o el moderno Prometeo, porque el protagonista de la novela era, en la intención de su autora, el doctor Victor Frankenstein. Sin embargo en nuestros días el protagonismo absoluto ha recaído sobre el monstruo, que ha acabado usurpando hasta el nombre de su creador.

Victor Frankenstein es un joven inteligente y audaz movido por una síntesis explosiva de filantropía, conocimientos técnicos, devoción absoluta a su trabajo y prisa por anticipar el futuro. No tiene ni la más mínima duda sobre la bondad de su empresa. Por eso cuando se enfrenta cara a cara con la obra surgida de sus manos es incapaz de reconocer en ella su autoría. “Aparta de mis ojos tu inmunda vista”, le dice. Y de este rechazo se nutre la “maldad” de la criatura. Pongo la palabra “maldad” entre comillas porque, aunque es cierto que el monstruo nos da miedo, nos negamos a considerarlo malo. Preferimos pensar que está mal diseñado.

La primera edición de la novela se abría con esta cita, esencial, del Paraíso Perdido de Milton: “¿Acaso te pedí, creador, que transformases en hombre el barro del que vengo? ¿Acaso te rogué alguna vez que me sacaras de la oscuridad?”. Si la respuesta a estos interrogantes es negativa, entonces la criatura es irresponsable de los fallos de su diseño. Si hay alguna culpa en ella, es previa a sus actos e incluso a su voluntad. Más aún: su voluntad está completamente modelada por esta culpa antecedente.

Cuando el monstruo se enfrenta a su creador, ya con las manos manchadas de sangre, lo que le pide es lo siguiente: “Dadme la felicidad y seré virtuoso”.

Es decir, no pide que le enseñe el camino de la virtud para conquistar con su tránsito la felicidad accesible al hombre, sino que exige el disfrute de la condición previa de la felicidad para poder ser considerado como ser moral.

En este sentido “Frankenstein o el moderno Prometeo” prefigura nuestra actual sociedad terapéutica y, de manera muy especial, nuestra escuela.

Hoy nadie parece ser realmente responsable de su drogadicción, su obesidad o su fracaso escolar. La culpa de lo que nos ocurre precede y condiciona nuestra voluntad. Nuestros alumnos, por ejemplo, ya no se distraen en clase, sino que padecen el “síndrome de déficit de atención”, que puede ser combatido con diferentes productos farmacéuticos. La responsabilidad sobre nuestros vicios se ha esfumado porque no tenemos vicios de los que poder responsabilizarnos, sino enfermedades que padecemos inocentemente y que reclaman la piedad de un terapeuta. La escuela, en este sentido se enfrenta hoy a un dilema esencial: o pedagogía o farmacología.

Algo tiene que ver también con todo esto el hecho de que la vieja pretensión liberal de conceder a todos las mismas condiciones de acceso al saber esté siendo sustituido por la moderna (rawlsiana) pretensión de equidad, que quiere garantizar para todos el mismo saber.

Seguimos queriendo seleccionar en nuestras escuelas a los “mejores”, pero no estamos dispuestos a que el precio a pagar por ello sea la existencia de “peores”. Y, por supuesto, nos negamos a aceptar que los no-mejores puedan tener alguna responsabilidad personal sobre su condición.

38 comentarios:

  1. Así es Gregorio, aunque en algunos casos, se ha avanzado para bien (el identificar nuevas condiciones y no medir a todos bajo el mismo rasero) se ha notado una tendencia que como bien explicas, es "de todo como en botica" y como bien diría el personaje de Robin Williams en una película que ya no recuerdo, "antes era un retrasado, luego dijeron que era una persona especial, ahora sólo tengo un problema", en otros al parecer hay una condición al gusto de cada personalidad. Recuerdo que en la escuela me aburría, y de verdad aunque fue una etapa muy importante para mí, prefería dibujar escribir y pintar (cosas a las que me dedico) por sentirme asfixiado por la "competitividad". Y bueno, ya está largo, debo limpiar porque sino creo que estoy desarrollando un complejo de Diógenes que no es saludable.

    un abrazo!

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  2. "También yo, tengo que decirlo, pienso que la humanidad acabará triunfando. Pero me temo que el mundo se convertirá en un inmenso hospital, en el que cada cual será para el otro un enfermero compasivo" (Goethe)

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  3. "¡Qué estupidez la del hombre! Pretender, cuando nuestra suerte sufre y disminuye por nuestra imprudencia, por el desarreglo de nuestra conducta, acusar de nuestros males al Sol, a la Luna y a las estrellas, como si fuésemos viciosos y malvados por un impulso celeste; bribones, traidores y pícaros, por la acción invencible de las esferas; borrachos, embusteros y adúlteros, por una obediencia forzosa a las influencias planetarias, y todo el mal que cometemos no sucediese sino porque a él nos impele, a pesar nuestro, el cielo cómplice. ¡Admirable excusa!".

    El texto es de Shakespeare.
    Hoy encontramos esas excusas, sino en los horóscopos, sí en los genes, el injusto sistema social, una infancia infeliz, o nuevas “enfermedades” con nombres nuevos como el dichoso “déficit de atención”.
    El caso es que nadie se sienta responsable de su vida.
    ......
    Sobre lo que dices de la igualdad al final del post... Jose Antonio Marina propone, si no recuerdo mal, un "socialismo de las oportunidades" y una "aristocracia del mérito".
    Que yo interpreto como que debe buscarse la igualdad en el punto de partida de la educación sin que eso signifique no valorar la desigualdad en el esfuerzo realizado y los resultados obtenidos.

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  4. Justo leía hoy esto. Strauss, Rorty, ciencia, cesión de responsabilidad,...


    http://www.firstprinciplesjournal.com/articles.aspx?article=1304&theme=home&loc=b

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  5. Claudio: Efectivamente, "unlike knowledge, the wisdom we bequeath demands the opposite of innovation: tradition, perpetually retaught and relearned". Esto es puro straussianismo.
    ¡Magnífico texto!

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  6. Teresa: A sus pies...
    Por cierto, se van extinguiendo los dinosaurios...

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  7. Su análisis profesor Luri es interesante y confieso que muchas veces he estado tentado de pensar y decir algo similar; sin embargo no lo he hecho. Y es que creo que las variaciones, incluso las pequeñas, tienen siempre consecuencias insospechadas. Ni la pedagogía ha conseguido crear una sociedad de hombres libres y felices, ni la farmacopea hará de nuestra mente un campo de felices equilibrios.
    La disolución del sujeto que ha tenido lugar en el presente nos lleva a tener que usar otra palabra que no sea la de "responsanilidad" para hablar de la conducta de los demás y la propia, pero eso no significa que ésta tenga por qué ser peor. Tal vez nosotros y los escolares seamos conscientes de que detrás de nuestros actos no está un alma libre que decide, sino una infinitud de factores; algunos los podemos asir y otros se nos escapan. Eso nos permite aforntar la existencia no tanto desde la responsabilidad como desde la finitud, que no es poco.

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  8. El que busca: La cuestión de la meritocracia me interesa mucho. Pero yo soy sobre esta cuestión un poco menos ingenuo (creo) que Marina. No sé si conoces la carta hipercrítica que el sociólogo laborista británico Michael Young, autor de "The Rise and Fall of Meritocracy" (1954), le dirigió al gran defensor moderno de la meritocracia, Tony Blair.

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  9. Lola: Porfa, Lola, ¿a qué cuerpo goethiano pertenece ese textículo?
    Goethe es grande. Y punto.

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  10. Garantizar la igualdad de condiciones en el acceso al saber me parece una utopía, pero una utopía razonable. Rebajar el conocimiento de todos para garantizar la equidad (cosa que se hace con orgullo en España) me parece una traición imperdonable a los débiles a los que se dice defender.

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  11. Eduardo: Lo que planteas es interesantísimo, pero a mi no me conmueve especialmente la tesis de la disolución del sujeto moderno. No sé donde se encuentra en la historia de la filosofía un sujeto "soluto" no sometido a todo tipo de cuestionamiento. Pero esto nos llevaría muy lejos. Lo que me interesa resaltar es que si eliminamos la responsabilidad hemos de liquidar inmediatamente el sistema judicial. Si no lo hacemos es porque la razón política tiene sus propios argumentos, que, para mí, son los sustanciales.

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  12. Lo cierto es que no creo que el sistema judicial se sustente sobre la responsabilidad ni que nunca haya sido así. Más bien creo que podría bien entenderse como un sistema de reparación de daños: las sociedades humanas están diseñadas de forma que es incalculable predecir las consecuencias de, por ejemplo, las decisiones políticas; tal vez de pueda entrever qué cosas pasarían si... y tener cierta esperanza en que eso salga como se espera, pero como no suele ser así, siempre surgen problemas que es necesario enfrentar "en marcha". Eso son las cárceles.

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  13. Eduardo: ¿NO te parece que lo que hay tras una sentencia es la convicción (metafísica, si quieres) de que un sujeto sigue manteniendo una identidad que lo liga a un hecho del pasado, a pesar del paso del tiempo, es decir que hay en el yo algo más estable que el propio tiempo?
    Quizás tal suposición sea filosóficamente deconstruible, pero socialmente es absolutamente necesaria.
    Es Niezsche, precisamente, quien tras la muerte de Dios habla de la posibilidad de liberarnos del tiempo por medio de dos grandes decisiones: la del perdón y la del mantenimiento de la fidelidad a la palabra dada.

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  14. Si, me parece que hay ficciones... o si quieres "juegos" que es bueno y necesario que sigamos jugando. Pero tampoco hay por qué lamentarse que en otros ámbitos las reglas cambien, las palabras cambien.
    Lo que dices de Nietzsche reconozco que me llega al alma; también a mí me entusiasma trascenderme mediante promesas.

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  15. Eduardo: Probablemente los marxistas tienen razón cuando afirman que la función de la teoría es normalizar lo arbitrario.

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  16. Bueno... seguramente tengan razón pero sólo a veces, como todos.

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  17. Bueno, quizá la pedagogía no sirve de mucho en niños con la afectividad dislocada por la ausencia de los padres y madres, sometidos desde que son bebes al estrés de estar fuera de casa,en las guarderías y ya más mayores, todo el día en el colegio incluso durante la comida.
    Muchos niños son agresivos porque no se sienten queridos ,porque sus padres los tienen todo el dia frente a la tele o el ordenador para que no molesten.
    Los niños son agresivos porque no tienen ganas de vivir, porque no saben para que viven, porque no le ven sentido al hecho de estar en el mundo;es decir: son como Frankestein.
    Y los padres y abuelos de esos niños fueron educados en la exaltación del esfuerzo y la disciplina .Si esos valores eran tan buenos ¿ porqué no han sabido transmitirlos a sus hijos ?¿porqué no han sabido educarlos? En definitiva nuestro mundo es consecuencia de lo que nos precedió.

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  18. Maria: Es consecuencia también de nuestras renuncias. Algunos países han renunciado a unas cosas y otros no. Habría que preguntarse por qué Suecia que tenía uno de los sistemas educativos mejores del mundo lo tiene hoy hecho unos zorros y por qué Baviera no. O por qué las universidades de la Ivy League temen que en poco tiempo sus alumnos sean todos de procedencia oriental. Incluso entre nosotros hay escuelas y escuelas. En un mismo barrio de Barcelona, perteneciendo a un mismo medio social, dos escuelas pueden tener resultados diferentes. Y la clave está en lo que una y otra están dispuestas a renunciar.

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  19. Eso de la teoría normalizadora de lo arbitrario me recuerda la respuesta de un premio Nobel de Química (no sé el nombre, pero la anécdota sé seguro que es cierta) al que le preguntaron porque era marxista: "Porque me simplifica las cosas".

    Tampoco sé mucho del textículo de Goethe, Gregorio; lo he recordado al leerte como cita, sin referencia, en un libro de Finkielkraut, "La humanidad perdida", leído hace años. Tengo la cita subrayada y recuerdo que me causó impacto cuando la leí, por eso la recordaba.

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  20. Lola: Hay que reconocer que es tentador jibarizar la realidad. Cuanto más pequeña la hacemos, más nos envalentonamos con ella. Lo que pasa es que como decía Pla, ante la realidad siempre se está en primera línea. Y la muy puñetera siempre se reserva la última palabra.

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  21. Por cierto, tratándose de marxistas debería decir: "la función de la ideologia es normalizar lo arbitrario".

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  22. Ya ve en que acabó Frankestein, en pelis de serie B. En la escuela ya hace muchos años que se castiga la excelencia, un buen niño futbolista es admirado y querido, quien destaca en la cosa intelectual es un empollón repelente y debe hace juegos malabares para ser aceptado con normalidad. Claro que en la escuela nos aburrimos, no siempre, pero sí a ratos, otro espejismo en el cual creí era aquel que decía que en la escuela se tenía que ser feliz y divertirse a tope.

    Sobre la cuestión de escuela en el mismo barrio que dan diferentes resultados, se tendría que analizar muy a fondo, en los mismos barrios hay 'sectores' muy distintos, le podría poner muchos ejemplos, sólo con que se produzca en algún lugar un núcleo immigratorio la gente del país o el immigrante 'instalado' cambia a sus niños a la concertada o, si puede, a la pública de más allá. La relación barrio-escuela, en relación a la pública, se tendría que revisar bastante, por cierto.

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  23. Anoche casi me zampé (le tenía ganas desde hace tiempo, y con la que está cayendo aún más) "España invertebrada". Es bastante inferior a "La rebelión de las masas", pero es que es anterior y es su antecedente. El desprecio por la excelencia, el odio a una minoría selecta y con derecho a dirigir en orden a su función social (fundamento de toda sociedad) ejemplificadora por parte de las masas que deberían docilmente seguirla (esto es: seguir el ejemplo por el camino del perfeccionamiento), ese odio -y la rebelión subsiguiente- aflora cuando una sociedad, una nación, pongamos España, pongamos Europa (por poner que no quede) se ha desintegrado irremediablemente.

    Leyéndolo, pensaba en Ortega como en el sociólogo de Nietzsche. No es poco, y encima ¡que bien escribe, caramba!

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  24. Lola, te copio algo que escribí en otro sitio: "The Revolt of the Masses es va editar als Estats Units en 1932. En les llistes conservadores de les obres més influents del segle XX, està sempre present. 'National Review' encapçala la seva amb Winston Churchil, al qual segueixen Solzhenitsyn, George orwell, F.A. Hayek, Karl R. Popper, C. S. Lewis i Ortega. 'The Federalist' inclou també a Ortega en les primeres posicions. 'The Revolt of the Masses' va causar un profund impacte tant en el cercle de 'Partisan Review' com en el de 'Commentary'. Daniel Bell la va llegir molt seriosament. En l'obra de Trilling 'The Liberal Imagination' (1953), que tant va influir sobre Bloom, les referències a Ortega són clares, així com en 'Beyond Culture' (1964). A més d’estudiarse a les universitats, és objecte de debat a l’“I.S.I.” (Intercollegiate Studies Institute). L’objectiu d’aquest institut és la selecció dels “future leaders the American ideal of ordered liberty”.
    En definitiva, que a Ortega, se'l llegeix amb més seriositat als USA que a Espanya.

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  25. ¿Júlia, qué te puedo decir sobre la escuela que tú no sepas?
    Te podría contar que el toro día estuve con el Conseller Maragall y que cuanto más lo conozco mejor me cae, porque me parece un predicador en tierra de infieles que no acaba de dominar la lengua e los nativos.
    Pero sobre Frankenstein, me parece que "La novia de Frankenstein" es una obra grande, de serie A con positivo.

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  26. Luri, realmente no conozco los sistemas educativos de los distintos países , ni los motivos por los que han tomado determinadas opciones ,pero me pregunto si los jóvenes de Baviera salen mejor educados como seres humanos que los de Suecia ,suponiendo que de la escuela se espere algo más que notas; en el caso de que solo se trate de notas ,bueno, pero si se piensa que la escuela debe de transmitir valores, no sé si el de la disciplina y el esfuerzo han de ser los predominantes.

    A mí nunca se me ha olvidado lo que he aprendido por placer ,pero he perdido mucho tiempo y muchas energías memorizando cosas para un examen con muchísimo esfuerzo;cosas que he olvidado al día siguiente.
    Aprobaba por los pelos, pero los Domingos me enfrascaba en la lectura de una enciclopedia infantil que había en casa y así daba rienda suelta a mi deseo de saber. Y recuerdo casi todas las ilustraciones de esa enciclopedia y todo lo que aprendí y el descubrimiento de que no están reñidos saber y felicidad.
    No sé que habría sido de mí si mi tía no me hubiera regalado esa enciclopedia y si mis padres no me hubieran regalado un libro de mitología griega para niños.

    Y en cuanto pude,me libré de la disciplina esteril del colegio; la he recuperado cuando he visto el ejemplo de personas trabajando rigurosa y cuidadosamente en investigación y cuando me he dado cuenta de que para desarrollar el trabajo que deseaba desarrollar necesitaba de método ,constancia ,y rigor intelectual.
    He necesitado toda una vida para llegar a esto que se supone me enseñaron en aquel sistema educativo que premiaba el esfuerzo con una medalla y la satisfacción de padres y educadores.
    Creo en el fondo se sigue pensando que el niño solo puede aprender a la fuerza porque aprender es aburrido.

    Lola, quizá una sociedad se desintegra porque se ha organizado sobre ideas como la de que existe una élite selecta e ilustrada que debe dirigir a unas masas mediocres porque así lo decide esa élite .
    Luego resulta que esa élite en su vida privada es igual de buena o mala que el resto.

    Aparte y hablando de elites aunque de otro tipo,lo que ha ocurrido en Madrid estos días: los jóvenes educados en los mejores colegios de asaltando una comisaría y atacando a los policías , llamándoles ” maricones “como el peor insulto y haciendo lo posible por romperles la cabeza de un botellazo… y los padres riéndoles las gracias;no sé si existe un sistema educativo capaz de rectificar lo que se aprende en casa.

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  28. A mí me parece qué el conjunto de nuestros conocimientos está sobredimensionado. Unos de los motivos que hacen necesario ese sobredimensionamiento es la necesidad que tenemos de producir excelentes.

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  29. Esa tilde en ese que es doloroso, lo siento.

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  30. Creo que nadie está totalmente determinado por el entorno y que independientemente de lo que recibas tienes el derecho incluso la obligación de escoger ser quien eres y por tanto es la propia responsabilidad la que se impone sobre cada cual, en especial sobre Frankestein, que elige la bondad o maldad de su persona, independientemente de su creador. El determinismo es otra de tantas excusas de nuestra sociedad, sociedad que depende de cada uno de nosotros.

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  31. En la declaración de derechos de Virginia, Jefferson defendía que ningún hombre debe ser privado de los medios para la búsqueda y obtención de la felicidad. Dos siglos y pico más tarde, hemos progresado: tenemos derecho a ser felices, y el estado tiene la obligación de hacer valer este derecho.

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  32. ¡Que viva la aurea mediocritas, coño!
    Ya está, ya lo he dicho. Por fin, qué alivio.

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  33. en una sociedad idiota, llena de idiotas suelen pasar estas cosas. ¡Ay! malo cuando triunfa el eufemismo para definir cosas muy simples.

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  34. Sr. Luri, he de confesarle que Ud. me sorprende a menudo y eso es un valor muy a tener en cuenta (así, y de alguna forma, "el sol es nuevo cada día"). En esta ocasión, la perplejidad me ha sobrevenido en forma casi de contradicción en términos. En otro post Ud. hacia alusión al caballo de batalla que ciertos "ultra-hiper-rojos" habían encontrado en la conceptualización de la "sociedad terapéutica". En este post utiliza la "sociedad terapéutica" para criticar la deriva (en su sentido pleno) pedagógica actual. Ello me lleva a pensar que la crítica en aquel post no era contra la conceptualización de la "sociedad terapéutica" sino contra los postmodernos hiper-ultra-rojos que habían hecho de ello el mismo centro de un discurso crítico. La contradicción viene, sobre todo, por haber intentado ejercer la crítica de forma indirecta contra la conceptualización de la "sociedad terapéutica" que en parte, y con otro enfoque, Ud. comparte.
    Más allá de la crítica que ejerzo nuevamente sobre el mismo tema, comparto su inquietud por el modelo educativo en el que nos vemos inmersos dónde la responsabilidad ha dado paso a una dejación de funciones en virtud de "enfermedades" que lo explican y justifican todo menos la incompetencia pedagógica. Dicho modelo, además, es extrapolable a la mayoría de ámbitos de la sociedad. Es una buena herramienta de control (la que ejerce el médico sobre el paciente, por simplificar) que elude la represión. Optar por un modelo que no sea represivo y que no nos trate como enfermos implicaría un mayor grado de participación de todos y cada uno de nosotros, un mayor grado de compromiso. Pero ya se sabe, eso es dar demasiado campo de acción a unos incapaces que lo que interesa es que produzcan.

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  35. Apreciado Negentrópico: Digamos que esta ha sido mi manera de reivindicar a Santiago en El Café de Ocata. Pero dicho esto le aseguro que me sigue sorprendiendo la coincidencia de la crítica de Santiago con la literatura norteamericana sobre esta cuestión, que me parece muy de derechas.
    Coincidencia quiere decir sólo esto, no necesariamente supone una relación causa-efecto. Digamos que es un tema más a pensar.
    Por otra parte yo mismo critiqué la deriva terapéutica de la escuela en mi libro "L'escola contra el món". Y sé que esa crítica ha sido tenida en cuenta por Santiago.

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  36. Ahora me queda más claro. A mí también me resultó sorprendente ver cómo dos discursos tan antagónicos podían ser coincidentes. Pero esa coincidencia es precisamente el punto de partida de sus radicales diferencias. La sociedad de "el último hombre" o la sociedad del hombre posmoderno es igualmente insoportable para alguien que lamenta la muerte de Dios por la pérdida de valores y normas sustanciales, firmes y estáticas como para quién cree que no se ha aprovechado su muerte para que dichos valores y normas sean generadas colectivamente. En la sociedad en la que vivimos hemos sustituido a Dios por el consumo (y múltiples divinidades de barro) dónde los valores resultantes son tan fluctuantes como el índice dow jones y tan ajenos a nosotros como la ristra de objetos innecesarios que acabamos necesitando. Los extremos se tocan, sí, pero solo en la punta del iceberg del descontento con la realidad que nos atraviesa, cada uno por razones distintas. La coincidencia en el análisis acerca de la "sociedad terapéutica" de dos posturas tan encontradas puede indicar que algo hay de verdad en ello, las diferencias se establecen en entender que el problema se resolvería mediante la fortaleza institucional o bien desde un esfuerzo colectivo y no impuesto.
    Releyendo el anterior post, en comparación con el que nos ocupa, y bajo el prisma de su último comentario, veo que no hay en absoluto incoherencia en sus palabras, por lo que rectifico lo dicho al respecto.
    En mi experiencia pedagógica he podido comprobar cuan importante es ceder a los educandos responsabilidad sobre su trabajo; tan importante como la implicación de todos los educadores (y no me refiero sólo a los profesionales) en responsabilizarse activamente.

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