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martes, 22 de septiembre de 2009

Kristol, de nuevo

Siguen apareciendo artículos sobre (y especialmente contra) Kristol, cosa que me parece significativa, sobre todo porque la mayoría de ellos se empeña en afirmar que aunque era perverso, tampoco daba intelectualmente para mucho. Leyendo uno de ellos esta mañana no he podido por menos de escribir lo que sigue:

Si hubiese que poner una fecha al nacimiento del neoconservadurismo, yo señalaría la del 20 de agosto de 1940. Aquel día Saul Bellow tenía una cita con Trotsky en México para tratar de las relaciones cada vez más tirantes que mantenía con el troskismo norteamericano. La invasión de Finlandia por el Ejército Rojo (30 de noviembre de 1939) las había puesto a prueba. Trostky sostenía que un Estado obrero no podía, por definición, librar una guerra imperialista. La invasión era progresista porque “iba a nacionalizar la propiedad privada, paso irrevocable hacia el socialismo.”

Cuando Bellow llega a la casa de Troski se entera de que Ramón Mercader le acababa de hundir un piolet en la cabeza y había sido trasladado entre espasmos y convulsiones a un hospital, donde murió 12 horas más tarde. Bellow alcanzó a ver su cadáver aún caliente.

Bellow pertenecía a un grupo de intelectuales de izquierda, integrado entre otros por Dwight Macdonald, James Burnham y Sidney Hook, que a finales de los años 30 estaba unido en torno a Partisan Review. Todos ellos tomaron partido, de la manera más natural, por Trotsky durante los procesos de Moscú. Estaban muy interesados por lo que sucedía intelectualmente en Europa y se mantenían en contacto con Silone, Orwell, Koestler, Malraux, André Gide o Auden.

Tras la muerte de Trosky quedó claro para todos ellos que había que ganar la guerra fría. De esta convicción nace su decisión de participar activamente en las trincheras de la batalla cultural, una batalla que, a la postre, se demostrará decisiva. El papel jugado por Kristol en ella, sin duda de primer orden, está aún por analizar a fondo. Espero que haya dejado acabadas sus memorias. Pero de lo que no hay duda es de que decidió apostar por la vanguardia artística occidental como manera de contrarrestar la influencia del realismo socialista en Europa. Y a la CIA la idea le pareció magnífica.

Ciertamente las teorías estéticas de Trosky resultaban muy útiles para este fin, porque permitían defender la autonomía del artista y la relevancia intrínseca del arte por el arte (lo que algunos dieron en llamar el “Free Enterprise Painting”), ideas que en el lado soviético siempre se entendieron como la prueba de la decadencia occidental. Entre los pintores (por no hablar de intelectuales diversos) que recibieron la ayuda directa o indirecta de la CIA se encuentran algunos de los más venerados vanguardistas norteamericanos de la actualidad: Pollock, Sam Francis, Willem de Kooning, Barnett Newman, Robert Motherwell y Mark Rothko.
Aquí está el auténtico legado de Kristol.

Los detalles de esta operación cultural pueden encontrarse en los libros de Frances Stonor Saunders (La CIA y la guerra fría cultural), Christine Lindey (Art in the Cold War) y Serge Guilbaut (How New York Stole the Idea of Modern Art).

Cualquier interpretación de Kristol, para ser honesta, debe responder a la pregunta de si merecía la pena defender el triunfo de estas ideas. Todo lo demás son, en su caso concreto, minucias.

20 comentarios:

  1. No tengo mucho tiempo estos días de seguir la prensa, pero he leído al vuelo, mientras desayunaba, el artículo que Josep M. Ruiz Simón dedicaba hoy a Kristol en La Vanguardia, titulado significativamente "El Padrino", que me ha parecido, entre otras cosas, tremendamente "anguiloso" por el afán quizás de disfrazar un poco lo que apuntas sobre algunos de los articulistas que han hablado de él, "el sentido moral" que tenían (tienen) respecto a Kristol, vaya.

    No sabía lo de la entrevista truncada (nunca mejor dicho) de Bellow con Trotsky; gracias por la información además de por esos magníficos apuntes sobre Kristol.

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  2. En Noviembre aparecerá una biografía de Trotsky escrita por Robert Service.
    Aquí hay una entrevista con él y con Hitchens acerca del personaje y de la recepción de sus ideas por parte de la izquierda.

    http://tv.nationalreview.com/uncommonknowledge/post/?q=YjI1Y2M4YmM4YWEzNDQzZDIxOGJkYWZhY2RkMmZmMTM=

    (el enlace lleva a la primera parte de cinco; para el resto hay que ir a archivos/agosto)

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  3. Información y reflexión que me interesa mucho. Gracias. Hace tiempo ya, Gregorio, me recomendaste el "Todo cuenta" de Bellow; lo he leído no hace mucho, y es magnífico. Me animó a lerr su novela "Herzog", que también he encontrado muy buena.

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  4. Lola, además de "Herzog", yo he leído "Ravelstein" y "L'autèntica" Están en Ed. 62, y en castellano creo que en Anagrama. Molt recomanables!
    Ah, i si t'ha agradat "Herzog", no et perdis el capítol que dedica Philip Roth a Bellow a "El oficio: un escritor, sus colegas y sus obras" (Seix Barral). Recomanable també per tots els altres capítols, la majoria entrevistes, a: Primo Levi, Aharon Appelfeld, Ivan Klima, I. B. Singer, Kundera o Edna O'Brian, i un curiós intercanvi epistolar amb la inefable Mary McCarthy sobre el judaisme a propòsit d'un llibre de Roth.

    Y ahora recuerdo una cosa bellísima que dice Martin Amis en algun lugar (creo que en "La guerra contra el cliché) sobre Saul Bellow; viene a decir que su nombre contiene una errata y que en vez de una "a" tendría que llevar una "o".

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  5. Què bo, Teresa: Soul Bellow!. Avui, precisamente (viva el bilingüismo) he ido a ver la exposición, "El siglo del jazz", en el CCCB. El siglo XX es denso, apasionante y preocupante, y las relaciones USA-Europa, ciertamente, están por estudiar y reflexionar en profundidad.
    He leído "El oficio..." de Roth; recuerdo la conversación con Kundera, la reflexión de éste sobre el humor... Magnífico. Kundera me parece, sobre todo, un gran ensayista.

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  6. Ravelstein es una novela con muchos recovecos.
    Estos son algunos:
    1. Bellow trabajó con Allan Bloom en la Universidad de Chicago. Ambos formaban parte del "Committee on Social Thought", que había sido el refugio intelectual de Leo Strauss.
    2. Abe Ravelstein es Allan Bloom, presentado como alumno de Felix Davarr y Alexandre Kojève.
    3. Felix Davarr es Leo Strauss
    4. Rakhmiel Kogon, es otro "neocon", Edward Shils.
    5. Professor Grielescus: Mircea Eliade.

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  7. Muy bueno che. REalmente estoy conociendo cosas nuevas y deslumbrantes.

    Que la cia alla puesto plata en Plock ha sido toda una sorpresa para mi... que manera de tirar la plata.

    Saludos.

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  8. Cony! Tendré que releer Bellow con atención. Magnífico.

    El artículo de Ruiz Simón, buen colega y magnífica persona, aunque antistraussiano feroz, no se explica sin Irak y la ola de pacifismo que nos inundó no hace mucho. El episodio disparó hasta límites insospechados la PC del profesorado universitario. ¿El punto débil? El complotismo como explicación.

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  9. Daniel: ueno... si miramos los precios actuales de sus obras... el error fue no haber comprado barato en su tiempo.

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  10. Don Ángel: Reconozco que el artículo de marras "me puso de los nervios".

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  11. Solo un pequeño apunte: el libro de Serge Guilbaut está traducido al castellano: "De cómo Nueva York robó la idea de arte moderno", Mondadori 2007.

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  12. Hay quien dice que se favoreció la difusión del jazz en la Europa occidental de los años cincuenta como propaganda norteamericana ,o anticomunista, que venía a ser lo mismo.

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  13. Lector: Sí, fue un argumento bastante extendido sobre todo en Francia. Si fue así, este es un motivo más para estarles agradecido a los americanos.

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  14. Como uno de esos actores secundarios que roban la pantalla, Saul Below se ha quedado con este articulo...

    Cuando estaba en Chicago tenia unos cuantos amigos en Hyde Park, y visitaba a menudo. Había unos recorridos por el barrio con temas como Saul Bellow, Enrico Fermi... (Y supongo que ahora hay o habrá pronto uno para Obama.) La verdad es que el de Bellow era mas sobre nombres que sitios, pero bueno. El de Fermi era mucho mejor.

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  15. rA: Con razón Bellow es conocido como El Mago.

    ¿Chicago? Porfa, rA, detalles!

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  16. Me pase un lustro en Evanston, el primer suburbio de Chicago por la costa del Norte, estudiando en Northwestern (donde, por cierto, Saul Bellow fue por cierto tiempo). Hyde Park me caía un pelín lejos pero tenia buenos amigos estudiando lo mismo que yo, economía. Los estudios no dejaban mucho tiempo para perseguir a Bellow, la verdad, pero aun así algunas escapadas hacíamos (como ir a Oak Park, una maravilla también).

    Ah, y tambien me cole en un curso de Habermas en Northwestern, pero en una de esas cosas del destino me pillo la mononucleosis al cabo de tres clases...

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  17. Gregorio: releeré "Ravelstein" teniendo en cuenta esos recovecos, que desconocía por completo. (¡Cuánto nos aumenta la ignorancia cada día que pasa, a medida que intentamos robarle un poco de terreno!, o sea que gracias por la ayuda.)
    Y gracias a Lola y a todos por esta civilizada, amable e ilustrativa tertúlia.

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