Buscar este blog

miércoles, 23 de octubre de 2024

La promesa de un retorno

 I

Arequipa es una muy interesante ciudad asentada en el extremo norte del desierto de Atacama y rodeada por tres imponentes volcanes que tuvieron la bondad de ponerse penachos de nieve para recibirnos. Es, aparentemente, una ciudad árida sometida a los caprichos geológicos, que frecuentemente toman la forma de terremotos. Sin embargo hay algo en ella que atrapa. Dejando de lado que en cada cruce de una calle te juegas la vida, la ciudad es generosa en su amabilidad, ofrece una gastronomía estupenda, y dispone de un centro urbano en el que la presencia española está rotundamente marcada. La plaza de armas es una joya y a su alrededor abundan los monumentos arquitectónicos que van desde el singular barroco peruano a la severidad de los conventos. Dispusimos de un hotelito encantador y nos movimos por la ciudad con seguridad. En la universidad me acogieron con los brazos abiertos y dejamos en el aire, al despedirnos, la promesa de un retorno.





II
Ayer fue un buen día. Por la mañana participé en el jurado de un premio educativo y por la tarde presenté en la librería Abacus, de la mano de Irene Rigau, mi Prohibido repetir. Andaba Irene un poco preocupada porque yo le pedía que no preparásemos el acto, que nos dejásemos de formalidades y hablásemos con espontaneidad, porque la espontaneidad cordial es el tributo de gratitud que le ofreces al que deja sus cosas de lado y viene a escucharte un rato. Todo salió bien. 

III
Termino El elogio de la técnica, de Juan David García Bacca, y comienzo Continuidad y ruptura, de  Javier Aparicio Maydeu. Promete.

IV
Por la noche me llega el lamento de quien dice que estamos en una crisis educativa global porque ha fracasado el proyecto de la Ilustración. Estoy de acuerdo en la crisis educativa global, pero lo del fracaso de la Ilustración no deja de ser una queja reincidente de la izquierda que no acaba de comprender como siendo tan buena, la historia no le ha dado la razón. No se la ha dado por la sencilla razón de que la Ilustración no venció con medios ilustrados, sino con medios preilustrados, con el arma más potente: la de la risa. O sea: con la ridiculización del adversario. Piénsese en Voltaire o en Lessing. En este sentido, su triunfo fue la confirmación de su fracaso.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

La promesa de un retorno

 I Arequipa es una muy interesante ciudad asentada en el extremo norte del desierto de Atacama y rodeada por tres imponentes volcanes que tu...