domingo, 10 de enero de 2021

Parásitos de la mente

Ráfagas de lluvia intermitente contra los cristales, formando regueros de lágrimas que la gravedad arrastra caprichosamente; las copas de las jacarandas sacudidas por un viento arremolinado, que les arranca esas hojillas minúsculas e insidiosas que irán apareciendo misteriosamente por la casa durante los próximos días; las nubes bajas, densas, desfilando lenta y pomposamente; el mar revuelto; la manta sobre las piernas y un libro entre las manos. Frente a los desplantes de la naturaleza anónima, la resistencia del paso de las hojas. Estoy entretenido con la maravillosa coleccción Medio Siglo de Historia, publicada por la Editorial Purcalla en los años cuarenta. Cada tomo es una delicia, bien escrito, riguroso, bien documentado, ameno, con una combinación precisa de lo anecdótico y lo categoríal y, sí, de vez en cuando, con una pleitesía a los tiempos.

En el número 1 de Gedeón, Silvela aparecía ya caracterizado como "la daga florentina". 

Se decía que no había intervención suya en el Parlamento en la que no hubiera que lamentar desgracias personales.

Ando con Silvela un político tan inteligente y trabajador como débil para enfrentarse a los vértigos de la política. Cánovas lo captó muy bien. Ayer, por la noche, mientras andaba subrayando párrafos enteros, el eco de la casa me trajo dos frases de no sé qué una película que echaban en no sé qué cadena de la tele:

- "¡Cuidado con la mediocridad, es un parásito de la mente!"

- "Un tonto, por definición, es el que convierte todo lo que no comprende en un chiste".

Por supuesto la mediocridad acechante no es la ajena, sino la propia, la que nos acompaña nativamente como nuestra sombra. Respecto a la segunda frase, adviértase que la ironía no hace chistes.

1 comentario:

Júbilo

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