Le escribo a mi querido y admirado amigo C. G., director de un magnífico colegio madileño. "En realidad -le digo-, no me gusta nada la expresión cultura del esfuerzo, aunque la haya utilizado más de una vez. Lo que me gustaría es poder transmitir a nuestros alumnos la alegría por la bendición del trabajo. No se trata, pues, de recuperar ninguna perdida cultura del esfuerzo o del ascetismo sacrificial, sino de ser capaces de dar forma a una cultura del agradecimiento por las oportunidades de desarrollo personal que nos brinda cada reto intelectual riguroso".
De eso sabían mucho en mi colegio. Un beso
ResponderEliminarEs muy agradable el enfoque positivo, centrarse en el agradecimiento y en las oportunidades que nos brinda la educación. Me ha gustado
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