Y viva Cai!
¡Que viva, sin duda!
Luego vino el grito de ¡vivan las caenas! Así fue a los españoles el siglo XIX y la secuela del XX.
I Carmelo, de quien hacía muchos años que no sabía nada, me llama sorpresivamente por teléfono. Mi alegría es enorme. Le ha dado mi número ...
Y viva Cai!
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