Es quizá el texto más luminoso que he leído los últimos días a propósito de la situación que se está dando en España, y quizá de forma aún más acusada en Cataluña. "Veo esa frívola relación que algunos políticos con mando mantienen con nuestras instituciones, sus gestos de propietarios caprichosos –cuando son sus inquilinos–, su ignorancia del inmenso poder deseducativo de sus frivolidades, su escandalosa falta de coherencia, capaz de saltarse a la torera el mismísimo principio de contradicción..."
Y es que recoge de forma exacta la impresión que tengo desde hace un tiempo. Esa actitud patrimonial ante el cargo de quien lo ocupa, de poder hacer y deshacer a su antojo, de advertir que quien no es de su gusto se vaya preparando porque van a hacer esto o lo otro saltándose principios básicos de cualquier estado de derecho; ocupando esferas de lo privado a capricho, como si los votos lejos de ser la manifestación de una confianza para ciertos actos públicos fueran el acta de renuncia a la propia libertad.
Hablando de lágrimas, sólo espero que un día no se nos pueda decir aquello de "llora con lágrimas de mujer lo que no has sabido defender como un hombre" (la madre de Boabdil el chico, oradora del hetoropatriarcado opresor).
Es quizá el texto más luminoso que he leído los últimos días a propósito de la situación que se está dando en España, y quizá de forma aún más acusada en Cataluña. "Veo esa frívola relación que algunos políticos con mando mantienen con nuestras instituciones, sus gestos de propietarios caprichosos –cuando son sus inquilinos–, su ignorancia del inmenso poder deseducativo de sus frivolidades, su escandalosa falta de coherencia, capaz de saltarse a la torera el mismísimo principio de contradicción..."
ResponderEliminarY es que recoge de forma exacta la impresión que tengo desde hace un tiempo. Esa actitud patrimonial ante el cargo de quien lo ocupa, de poder hacer y deshacer a su antojo, de advertir que quien no es de su gusto se vaya preparando porque van a hacer esto o lo otro saltándose principios básicos de cualquier estado de derecho; ocupando esferas de lo privado a capricho, como si los votos lejos de ser la manifestación de una confianza para ciertos actos públicos fueran el acta de renuncia a la propia libertad.
Hablando de lágrimas, sólo espero que un día no se nos pueda decir aquello de "llora con lágrimas de mujer lo que no has sabido defender como un hombre" (la madre de Boabdil el chico, oradora del hetoropatriarcado opresor).
Mientras no nos veamos cogidos por los hunos y/o los gorros..
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