No sé si seré yo. Es el primer año que acudo a la cabalgata de la ciudad de Barcelona. Me pareció pobrísima de espíritu. Mucha música (o mejor dicho, ruido) a todo volumen, poca "gracia". En definitiva, "muy comercial". Diferente son las otras a las que he acudido otros años como la de Mataró o la de Sant Boi. Desde luego, no cuentan con la parafernalia dineraria de la de Barcdelona, pero las encuentro más "auténticas", más "de verdad": los niños pueden acercarse sin temor a las carretas, a los figurantes, etc. En otro orden de cosas, y quizá sigo siendo yo, este año no me han parecido tan fiestas como otros años. Quizá la excesiva comercialización y la relativización de todo que estamos sufriendo como sociedad influye. No lo sé. Pero no he acabado a gusto. Me siento incómodo.
No sé si seré yo. Es el primer año que acudo a la cabalgata de la ciudad de Barcelona. Me pareció pobrísima de espíritu. Mucha música (o mejor dicho, ruido) a todo volumen, poca "gracia". En definitiva, "muy comercial". Diferente son las otras a las que he acudido otros años como la de Mataró o la de Sant Boi. Desde luego, no cuentan con la parafernalia dineraria de la de Barcdelona, pero las encuentro más "auténticas", más "de verdad": los niños pueden acercarse sin temor a las carretas, a los figurantes, etc.
ResponderEliminarEn otro orden de cosas, y quizá sigo siendo yo, este año no me han parecido tan fiestas como otros años. Quizá la excesiva comercialización y la relativización de todo que estamos sufriendo como sociedad influye. No lo sé. Pero no he acabado a gusto. Me siento incómodo.