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Hay en todas las cosas un aire de tormenta,
algo que se presiente...
... parece
que en mi cerebro hay alguien que de muy lejos viene
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Si yo hubiera sido Vicente Huidobro -cosa que está muy lejos de mis posibilidades- hubiera hecho de mí un poeta fragmentario:
Monotonia de las tardes nubladas:
Esta tarde de lluvia amodorrada y lenta
Se me ha caído al alma como una maldición,
Hay en todas las cosas un aire de tormenta,
Algo que se presiente y ahoga de emoción.
Y pienso en esa noche en que al volver una esquina
Me cayeron encima dos fuertes campanadas,
Campanadas que injurian en su lengua broncina,
Que parecen anuncios, que son como pedradas.
Esta tarde ojerosa con alma de cartujo
Me tortura, me inquieta, me tiene incomodado.
Esta tarde nublada, sin bullicio, sin lujo,
Con tristeza, con ese algo cielo esmerilado.
El farol de la calle ¡qué afán de molestar!,
Petrificado en esa completa rigidez.
Cuando salgo parece me fuera a saludar
Con su cachimba roja, con su facha de inglés.
Esta tarde me enferma, me enloquece;
Esta tarde me hastía: yo no sé lo que tiene.
No sé si son recuerdos que resurgen; parece
Que en mi cerebro hay alguien que de muy lejos viene.
En la estufa de leña las llamas piruetean
Y dan saltos clownescos y se acuestan un rato.
Las sombras ambarinas se alargan, fantasean
Y alcanzan a lamerme con lamidos de gato.
Hay en todas las cosas como un barniz de alvidrio,
Y en la quietud tremenda de todas esas cosas
Van cayendo las horas silenciosas
Como las gotas de agua por un vidrio
Qué fea esa repetición cercana de un verbo, bastante mal escogido además en los dos casos: "Se me ha caído al alma como una maldición" y "Me cayeron encima dos fuertes campanadas".
ResponderEliminarY esa rima macarrónica "rigidez-inglés". Y ese "alvidrio" que se saca de la manga por otro problema de rima, ¿será el "albedrío" portugués?
Y, sin embargo, ¿no le parece que el Huidobro de mi fragmento es muy notable? A mi sí, por eso soy admirador del Huidobro fragmentario. En cambio así, al completo, también me chirría un poco.
EliminarHuidobro es, para mí, un poeta mediocre. Y como muchos poetas de tercera o cuarta fila, tiene a veces excelentes versos, como los que usted señala - sobre todo el segunto. El último cuarteto también está bien, si se admite "alvidrio" como nueva palabra española, si se soporta el uso del verbo "caer" por tercera vez y si se tolera el cambio repentino de alejandrinos a endecasílabos.
EliminarEscribe usted: "Si yo hubiera sido Vicente Huidobro (...) hubiera hecho de mí un poeta fragmentario". Yo si hubiera sido Huidobro hubiera trabajado mucho más mis versos. Porque lo que indica sobre todo el hecho de que haya excelentes versos en un poema mediocre es que no se ha trabajado lo suficiente el poema. Muchos poetas mediocres tienen talento lírico pero no la paciencia necesaria para corregir incansablemente sus poemas, como hacía un Juan Ramón Jiménez, por ejemplo (que detestaba a Huidobro, por cierto). Es curioso que los mejores escritores sean los que más trabajan (o meditan) sus textos. Yo estoy seguro de que Borges, por ejemplo, "rumiaba" sus versos mucho más que Huidobro los suyos. El talento es importante pero sin mucho trabajo (y la autoexigencia muy alta de calidad que conlleva), es imposible ser un gran poeta.
A mí Huidobro me parece mejor aforista que poeta:
"Es incomprensible que un individuo que haya estudiado profundamente la sociedad actual no sea comunista. Es incomprensible que un
individuo que haya estudiado profundamente el comunismo, no sea anarquista."
"Consejo a los pintores: para estrangular a la Naturaleza hay que tener dedos de hada."
"Eva en el Paraíso regalaba la manzana; después salió del Paraíso y empezó a venderla."
"Las mejores cosas sobre mí las han dicho mis enemigos."
"Lo que nos interesa en Nietzsche no son las verdades de Nietzsche sino la nietzschesidad de Nietzsche."
"La vida es un viaje en paracaídas y no lo que tú quieres creer."
"No hay amor ilegítimo."
"Mis versos son cálculos de evasión."
"Los perros le ladran porque iba vestido de Excepción."
"El mayor enemigo del poema es la poesía."
Mil gracias. De acuerdo en todo. Hacía mucho tiempo que no leía a Huidobro, pero estoy estos días liado con Larrea y he vuelto a tropezar con él.
EliminarDe uno de los mejores poetas actuales, polaco como la gran Szymborska, Adam Zagajewski:
EliminarAutorretrato
Entre ordenador, lápiz y máquina de escribir
se me pasa la mitad del día. Algún día se convertirá en medio siglo.
Vivo en ciudades ajenas y a veces converso
con gente ajena sobre cosas que me son ajenas.
Escucho mucha música: Bach, Mahler, Chopin, Chostakovich.
En la música encuentro la fuerza, la debilidad y el dolor, los tres elementos.
El cuarto no tiene nombre.
Leo a poetas vivos y muertos, aprendo de ellos
tenacidad, fe y orgullo. Intento comprender
a los grandes filósofos -la mayoría de las veces consigo
captar tan sólo jirones de sus valiosos pensamientos.
Me gusta dar largos paseos por las calles de París
y mirar a mis prójimos, animados por la envidia,
la ira o el deseo; observar la moneda de plata
que pasa de mano en mano y lentamente pierde
su forma redonda (se borra el perfil del emperador).
A mi lado crecen árboles que no expresan nada,
salvo su verde perfección indiferente.
Aves negras caminan por los campos
siempre esperando algo, pacientes como viudas españolas.
Ya no soy joven, mas sigue habiendo gente mayor que yo.
Me gusta el sueño profundo, cuando no estoy,
y correr en bici por caminos rurales, cuando álamos y casas
se difuminan como nubes con el buen tiempo.
A veces me dicen algo los cuadros en los museos
y la ironía se esfuma de repente.
Me encanta contemplar el rostro de mi mujer.
Cada semana, el domingo, llamo a mi padre.
Cada dos semanas me reúno con mis amigos,
de esta forma seguimos siendo fieles.
Mi país se liberó de un mal. Quisiera
que le siguiera aún otra liberación.
¿Puedo aportar algo para ello? No lo sé.
No soy hijo de la mar,
como escribió sobre sí mismo Antonio Machado,
sino del aire, la menta y el violonchelo,
y no todos los caminos del alto mundo
se cruzan con los senderos de la vida que, de momento,
a mí me pertenece.
(Traducción de Elzbieta Bortkiewicz).
Muy bueno, aunque mucho me temo que las viudas españolas ya no son lo que eran.
EliminarEfectivamente: "Ya no soy joven, mas sigue habiendo gente mayor que yo." Y eso reconforta un poco.
A propósito de poetas vascos de la misma generación más o menos que Larrea (de quien yo recuerdo sobre todo los muy duros ataques de la viuda de César Vallejo contra él), el otro día me topé con un excelente poema de la bilbaína Ángela Figuera Aymerich (1902-1984) a la que hacía muchos años que no leía:
EliminarBelleza cruel
Dadme un espeso corazón de barro,
dadme unos ojos de diamante enjuto,
boca de amianto, congeladas venas,
duras espaldas que acaricie el aire.
Quiero dormir a gusto cada noche.
Quiero cantar a estilo de jilguero.
Quiero vivir y amar sin que me pese
ese saber y oír y darme cuenta;
este mirar a diario de hito en hito
todo el revés atroz de la medalla.
Quiero reír al sol sin que me asombre
que este existir de balde, sobreviva,
con tanta muerte suelta por las calles.
Quiero cruzar alegre entre la gente
sin que me cause miedo la mirada
de los que labran tierra golpe a golpe,
de los que roen tiempo palmo a palmo,
de los que llenan pozos gota a gota.
Porque es lo cierto que me da vergüenza,
que se me para el pulso y la sonrisa
cuando contemplo el rostro y el vestido
de tantos hombres con el miedo al hombro,
de tantos hombres con el hambre a cuestas,
de tantas frentes con la piel quemada
por la escondida rabia de la sangre.
Porque es lo cierto que me asusta verme
las manos limpias persiguiendo a tontas
mis mariposas de papel o versos.
Porque es lo cierto que empecé cantando
para poner a salvo mis juguetes,
pero ahora estoy aquí mordiendo el polvo,
y me confieso y pido a los que pasan
que me perdonen pronto tantas cosas.
Que me perdonen esta miel tan dulce
sobre los labios, y el silencio noble
de mis almohadas, y mi Dios tan fácil
y este llorar con arte y preceptiva
penas de quita y pon prefabricadas.
Que me perdonen todos este lujo,
este tremendo lujo de ir hallando
tanta belleza en tierra, mar y cielo,
tanta belleza devorada a solas,
tanta belleza cruel, tanta belleza.
(Primer poema de su libro "Belleza cruel", publicado - en México - en 1958)
Me imagino el "barniz de alvidrio" como algo seguramente mágico (que bien suena el jodido).
ResponderEliminarLas gotas de agua deben gozar tanto, dejándose al albedrío caer, por esa superfície barnizada...de alvidrio.