Me enviaron un cuestionario de una revista de difusión nacional. Lo contesté y lo reenvié con una condición;: si se publicaba, no se debía cambiar ni una coma. Me contestaron que de acuerdo. Hoy he visto que no han cumplido su palabra. No diré el nombre de la revista, pero estas son las preguntas y las respuestas íntegras.
1. Afirma Octavio Salazar en su libro 'El hombre que no deberíamos ser’ que su padre se comporta con sus nietos como debería haber hecho con sus hijos. ¿Crees que es cierto que los hombres de ciertas generaciones (nuestros padres, nuestros abuelos) pensaban que la mejor forma de convertirnos en "hombres de verdad" era la distancia en lugar del cariño? ¿De dónde crees que nace esa creencia?
R: Yo sé que me comporto con mis nietos como creo que debo comportarme con ellos. Y lo mismo hice con mis hijos. Me sorprendería que mis hijos añorasen haber sido mis nietos. Respecto a la distancia: estoy harto de emotivismos, empatías, inteligencias emocionales y otros síntomas de nuestra sociedad terapéutica, como el de ir abrazando árboles. La distancia justa con el otro es la forma educada del cariño y la distancia justa con nosotros mismos es la forma inteligente del egoísmo. Eso de distancia o cariño es una alternativa para ositos amorosos.
2. Alan Downs, psicólogo autor del libro 'The Velvet Rage', afirma que la relación que mantenemos con nuestros padres está marcada por una doble dualidad. Por un lado, la admiración, ya que es la primera gran figura masculina en nuestra vida. Por otro, el resentimiento por no haber podido cumplir sus expectativas, por la falta de cariño, de empatía. ¿Te parece acertada esa idea? ¿Crees que lo sentiste así en la relación con tu padre?
R: A los padres, como a los hijos, es más importante quererlos que comprenderlos. Además, si no los queremos, no los comprendemos. Eso de intentar convertir la relación paterno-filial en un objeto de análisis científico, me parece un tanto patológico. No existe el amor perfecto. Todo amor está tocado por la imperfección inherente a nuestra naturaleza. Controlar todas las variables que esa misma situación pone en movimiento es imposible. Por eso son tan importantes la fidelidad y el perdón (que es la manera de reconocer que nuestros compromisos con la palabra dada suelen estar por encima de nuestras posibilidades).
3. ¿Cómo recuerdas, en pocas palabras, a tu padre y tu relación con él, y cómo crees que te ha marcado a lo largo de los años?
R: Mi padre murió cuando yo tenía 5 años y su vacío siempre me ha acompañado como una carencia o un muñón. Si algo hubiese querido es haber tenido un padre al que poder criticar como suelen hacer los que lo tienen.
4. ¿Qué aspectos de la relación con tu padre te gustaría que se repitieran en la que tienes con tus hijos? ¿Y cuáles no?
R: Esta pregunta me parece inquietante, porque de alguna manera insinúa que me gustaría proyectar mi condición de hijo en mi condición de padre. Uno no es solo padre. Habitualmente se es padre, marido, hijo, hermano, amigo, vecino… El padre, si es padre, es, primero, una figura de autoridad, es decir, un aliado fuerte con el que los hijos pueden contar para combatir los monstruos que siempre hay debajo de la cama, y, segundo, es el protagonista de la historia de amor que vive con nuestra madre en la habitación de al lado.
5. ¿Crees que es importante que tengamos una relación sana con nuestro padre, sobre todo a la hora de hablar de emociones y sentimientos, de cuidados y cariño, para ser nosotros mejores padres?
R: Me voy a permitir recordar, como respuesta, a Ernest Thompson Seton, que dijo, con sobrados motivos, que “no había conocido nunca, ni en la realidad ni en la ficción, un hombre más egoísta que su padre”. El día que alcanzó su mayoría de edad, en 1881, su padre lo llamó a su despacho, cogió un enorme libro de un estante y le mostró todos los gastos que había hecho por él a lo largo de su vida. Todo estaba minuciosamente registrado: la cantidad, el motivo y la fecha. El total ascendía a 537,50 dólares. “Hasta ahora”, le dijo, “no te he querido cobrar ningún interés, pero a partir de hoy me parece razonable cargarte un 6% anual. Evidentemente, me alegraré mucho si saldas la deuda lo antes posible”. Ernest salió del despacho dando la espalda a las últimas palabras de su progenitor: “Dios te bendiga, hijo mío. Estoy seguro que nunca olvidarás la deuda que tienes contraída conmigo, que soy, para ti, el representante de Dios en la tierra”. Seton no volvió a hablar con su padre, pero en cuanto pudo, saldó su deuda. ¿Qué es una relación sana? Nunca tenemos plenamente garantizado ni el amor seguro, ni el trabajo alegre, ni el estado de ánimo adecuado a cada situación, ni el equilibrio entre deseo y realidad. Tal como yo lo entiendo, una relación sana es la que gestiona sus neurosis cotidianas sin excesivas gesticulaciones.
6. ¿Crees que los referentes de paternidad actuales han cambiado respecto a esos de los que hablábamos al principio, de generaciones atrás? ¿En qué crees que han cambiado?
R: ¡Claro que han cambiado! Antes los hijos los traía la cigüeña, ahora los trae la agenda; antes los niños tenían espacios autónomos donde vivir aventuras, hoy tienen ludotecas supervisadas por adultos; antes el progreso era trabajar menos que tus padres y ganar más, ahora no se sabe bien qué es; antes los padres sabían que ellos también habían sido niños, pero ante sus niños, se comportaban como adultos conscientes de que a los niños hay que proporcionarles experiencias del mundo adulto; antes se sabía que eso de querer tener hijos, tiempo libre y dinero, era una utopía; antes los padres no pretendían ser mejor que sus padres; antes los padres no alquilaban su responsabilidad a un especialista… antes, los padres, eran los padres de antes. Los padres también son hijos de su tiempo.
7. ¿Cómo te gustaría que te recordaran tus hijos?
R: Un día los descubrí riéndose a carcajada limpia de cada uno de los momentos menos honorables de mi biografía paterna… Y me sentí muy bien, porque pensé que si todo lo que había hecho mal les había proporcionado motivos para la ironía sin causarles heridas, es que soy un buen padre.
8. ¿Qué cualidades crees que tiene que tener un buen padre en 2018, y en el futuro?
R: Contesto con lo que Maquiavelo decía de los políticos: “La virtud de un gobernante la mide siempre su Fortuna”. Recuerden la gran lección de la Biblia a los padres: “Adán y Eva tuvieron dos hijos”. Y ya se sabe lo que ocurrió con ellos, a pesar de que no tenían ni malas compañías, ni tecnologías disruptivas, ni escuelas, ni barrios complicados… vivían como el buen salvaje, en un contacto sin mediaciones con la naturaleza. Antes los hijos “salían” (“¡Qué hijo le ha salido!”, se oía de vez en cuando). Ahora queremos producirlos tecnológicamente. Pero entrando en la pregunta, diré que el primer derecho del niño es el de tener unos padres tranquilos y el segundo, a tener unos padres sensatamente imperfectos, ya que no se puede ser adulto si no se aprende a querer a los propios padres siendo plenamente conscientes de sus imperfecciones.
9. ¿Y los hijos? ¿Cómo podemos aprender a superar ese resentimiento o esa sensación de distancia con nuestros padres?
R: Una vez, en San Francisco, me salió el siguiente mensaje en una de esas galletitas de la suerte que sirven en algunos restaurantes chinos: “The fortune you seek is in another cookie”.