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martes, 26 de diciembre de 2017

La vida es un frente amplio

Ando dedicando este día de San Esteban a la lectura del que me parece un magnífico libro, la Vida de Torres Villarroel.


En sus páginas me acabo de encontrar con esta tajante afirmación del autor: "Yo me conozco, que estoy dentro de mí".

¿Pero es tan obvio que  nos conozcamos por creer que estamos dentro de nosotros? ¿Estamos realmente dentro de nosotros? ¿No hay unas cuantas instancias oscuras en nuestro interior que nos tienen vedada la entrada?

¿Hay un dentro en nosotros que se manifieste autónomamente, en ausencia total de algo externo que lo convoque?

¿No somos el encuentro de lo que llevamos dentro con lo que llevamos fuera, con nuestra circunstancia, que diría Ortega?

Con frecuencia se olvida que lo importante del famoso "yo soy yo y mi circunstancia" es la "y". Por eso añade Ortega que si no salvamos a nuestra circunstancia no nos salvamos a nosotros.

¿Pero acaso podemos salvar nuestra circunstancia? ¿No es esta una empresa desmedida?

A veces me veo como un recipiente de latón lleno de abolladuras. Lo de adentro es sólo lo que no es de afuera. A veces es sólo aire, un vacío. Otras veces reúne los guisos más extraños, etc. Lo que conozco de verdad de mí son mis límites y estos se han hecho manifiestos limitando.

Una idea me entretiene estos días: por razones narrativas tendemos a imaginarnos la vida como una punta de flecha que se adentra en el futuro marcando una trayectoria. Así se escriben las biografías, como una narración lineal. Pero me resulta más creíble la imagen vital de un frente amplio, de un ejército invadiendo un enorme país extranjero de orografía y clima muy heterogéneo. Somos la vanguardia y la retaguardia pero, a su vez, la vanguardia es sólo una parte de la linea de avance. En algunos sitios parece precipitarse hacia el futuro, pero tarde o temprano algún impedimento la retiene, mientras que aquella parte que parecía rezagada adelanta y en poco tiempo se pone en cabeza. Esta imagen me permite ver qué pocas son las fortalezas que conquistamos y hacemos nuestras. Avanzamos, es cierto, pero irregularmente, y dejando demasiadas fortalezas sin conquistar o a medio conquistar a nuestras espaldas. Por eso tarde o temprano -quizás en una Nochebuena- nos llegan noticias del pasado, que se nos subleva y la retaguardia se nos convierte en vanguardia lastrada.

5 comentarios:

  1. De hecho,Marías hablaba de una multitud de trayectorias vitales, con distinto grado de intensidad y continuidad; a veces interrumpidas, otras retomadas o abandonadas.

    También afirmaba que la vida humana es unitaria, aunque tiene dimensiones. Y muchas cosas más, aunque parece que el mundo camina de espaldas a ellas porque ya perdido ojos para la belleza de la realidad.

    Y ya que estamos, decir que si Cervantes dijo aquello de que jamás la espada embotó la pluma, de Marías podríamos decir que jamás la bondad embotó la sabiduría.

    Me he ido (pero para quedarme)

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  2. Torres Villarroel es uno de los genios desconocidos de la literatura española. Yo tuve la suerte de trabajar sobre él (sobre algunos de sus sonetos entonces inéditos) en la facultad, gracias a un profesor que era especialista de su obra. Torres Villarroel es el Quevedo del siglo XVIII. Gran prosista y gran poeta. Y un escritor muy divertido. Tres títulos del "gran Piscator de Salamanca", como solía firmar:

    "Sacudimiento de mentecatos, havidos, y por haver."

    "El gallo español. Respuestas dadas al Conde Meslay. Por qué el gallo canta á las doze de la noche en Portugal, y llevado á Francia canta a las mismas doze siendo assi que ay una hora de diferencia".

    "Prognostico de lo preterito, anticipacion de lo presente, y regresso de lo futuro".


    Aquí se pueden bajar gratuitamente en pdf obras de y sobre el que fue catedrático de astrologia de la Universidad de Salamanca:

    http://www.cervantesvirtual.com/buscador/?q=torres+villarroel

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  3. Interrogaciones muy interesantes a partir de la frase de Torres Villarroel: "Yo me conozco, que estoy dentro de mí".

    Por supuesto que no está en absoluto claro que nos conozcamos a pesar de estar dentro de nosotros mismos, porque, como usted dice, "hay unas cuantas instancias oscuras en nuestro interior que nos tienen vedada la entrada" (el inconsciente) pero también porque es posible, como dicen los místicos y los esoteristas, que una parte de nosotros mismos no esté con nosotros en este mundo de la Materia. ¿Quién puede asegurar que estemos "enteros" en la vida?

    Y es evidente que una parte de nosotros mismos se revela en contacto con "algo externo que lo convoca" (bella fórmula). ¿Y qué lo convoca mejor que el amor? En el amor, el otro (o "la otra") nos revela quiénes somos. Pero también, claro, nos lo enseñan las dificultades, los obstáculos, las luchas, las tragedias que atravesamos. Y la cultura, la literatura, la filosofía, el arte, los viajes.

    Aunque, ¿quién se conoce mejor: alguien que ha tenido toda clase de experiencias en la vida o el monje zen que ha pasado cuarenta años meditando sobre su realidad y la del mundo?

    Porque ¿qué es "conocer"?

    En cuanto a la célebre frase de Ortega, a mí siempre me ha parecido discutible. ¿Somos nuestra circunstancia? ¿O somos y las circunstancias de la vida están ahí para revelarnos y desarrollar nuestro ser? ¿Ortega no confunde el ser con el medio en el que éste se despliega y evoluciona? ¿Somos los hechos que nos suceden o que provocamos? ¿Somos nuestro destino? Yo no lo creo, aunque todo ello nos influence y nos modifique. Somos un barco atravesando un océano y que soporta toda clase de vicisitudes; la travesía modifica, desgasta, avería al barco, pero el barco sigue siendo un barco, el barco continúa no siendo el océano.

    La frase de Ortega sólo puede comprenderse, para mí, desde una perspectiva panteísta, espinoziana. Pero nadie más alejado de eso que el autor de "Defensa del teólogo frente al místico".

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  4. "Una idea me entretiene estos días: por razones narrativas tendemos a imaginarnos la vida como una punta de flecha que se adentra en el futuro marcando una trayectoria. Así se escriben las biografías, como una narración lineal. Pero me resulta más creíble la imagen vital de un frente amplio, de un ejército invadiendo un enorme país extranjero de orografía y clima muy heterogéneo. Somos la vanguardia y la retaguardia pero, a su vez, la vanguardia es sólo una parte de la linea de avance. En algunos sitios parece precipitarse hacia el futuro, pero tarde o temprano algún impedimento la retiene, mientras que aquella parte que parecía rezagada adelanta y en poco tiempo se pone en cabeza. Esta imagen me permite ver qué pocas son las fortalezas que conquistamos y hacemos nuestras. Avanzamos, es cierto, pero irregularmente, y dejando demasiadas fortalezas sin conquistar o a medio conquistar a nuestras espaldas. Por eso tarde o temprano -quizás en una Nochebuena- nos llegan noticias del pasado, que se nos subleva y la retaguardia se nos convierte en vanguardia lastrada."

    Excelente texto y excelente idea, a desarrollar (aunque podría figurar así en un libro de aforismos).

    Y para volver a la frase de Ortega, ¿el ejército invasor es el país que invade? El mismo ejército puede invadir varios países pero sigue siendo el mismo aunque más aguerrido, ¿no?

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