Tarde de domingo productiva y feliz. Acabo de enviar un texto de 90.000 caracteres a México y al repasarlo me he sentido cómodo con él y conmigo. A veces cuando escribo algo, noto que me falta un argumento o que me sobra retórica. Lo segundo es fácil de arreglar con las tijeras; lo primero hay que sudarlo, porque cuesta justificar con argumentos que no tienes las convicciones que sí crees que tienes. Pero en este caso todo ha ido bien y la satisfacción sólo se ve empañada por la falta de un buen whisky para celebrarlo. ¿Hay algo más satisfactorio que un trabajo que consideras bien hecho? ¿Hay algo que más te predisponga a la cordialidad contigo mismo que el esfuerzo recompensado por tu propia mirada crítica?
A falta de whisky, me voy a dar un paseo, hoy elegiré de compañero a Benet Casablancas.
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