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domingo, 10 de diciembre de 2017

Contra Innerarity

Daniel Innerarity, ayer en El País, en un artículo titulado "Contra el antipopulismo", sostiene una tesis que dejará satisfechos, estoy seguro de ello, a buena parte de nuestros demócratas modernos, pero que a mi me produce una cierta desazón. Estas son sus palabras:

"La sociedad democrática es un espacio abierto en el que se plantean muchos desafíos (...) que pretenden al menos revisar si el modo como se ha institucionalizado la política sigue teniendo sentido o ha generado algún tipo de desventaja injustificable. Los que velan celosamente por el orden establecido aprovechan este momento para argumentar que cualquier modificación debe llevarse a cabo a través de los cauces legales establecidos, pero no nos dan ninguna respuesta a la pregunta acerca de qué hacer cuando ese marco predetermina el resultado (y no estoy hablando, necesariamente, de Cataluña). La legalidad es un valor político cuando incluye procedimientos de reforma de resultado abierto; si no, apelar a ella es puro ventajismo".
  • La sociedad democrática no es nunca un espacio completamente abierto. Por ejemplo, hace muy bien en ser reticente frente a los que niegan el pluralismo o el derecho de las mujeres al voto. 
  • En todo grupo humano suficientemente amplio, sea del tipo que sea, hay siempre alguien que considera que sufre alguna desventaja. Hay varias razones para ello. Me limitaré a señalar dos. Una es que no sabemos crear instituciones que no prohiban la entrada a los que, por ejemplo, sienten una irrefrenable tendencia a tirar basura al suelo simplemente porque hay un letrero prohibiéndolo. Otra, la más importante, es que hay desigualdades producidas por diferentes aspiraciones a la virtud (incluyendo a la virtud republicana) que tienden a ser vividas por algunos como desventajas.
  • Efectivamente, cualquier modificación del orden establecido en una democracia debe llevarse a cabo por los cauces legales establecidos. La alternativa son los cauces ilegales que intentan dar a las situaciones de hecho (de fuerza) carácter constituyente.
  • Ningún marco constitucional deja indefinido el resultado de su posible reforma. Y hace muy bien. Una sociedad liberal debe recelar de los que niegan el pluralismo y una sociedad democrática, debería hacer todo lo posible por oponerse a un régimen de castas o estamental. 
  • Toda sociedad democrática deberá decidir el grado de indefinición que puede aceptar en sus posibles reformas sin ponerse en cuestión a sí misma. Y esta decisión ha de ser fruto de un consenso que difícilmente será unánime.
  • Sólo una sociedad que no crea en sí misma estaría dispuesta a cambiar en no importa qué dirección.
  • La legalidad es un valor político siempre, porque la necesidad de la ley es mayor que la de su contenido. No quiero decir que estemos dispuestos a aceptar cualquier ley. Sino que estamos necesitados de leyes para constituirnos como ciudadanos. La ausencia de la ley es la ausencia de comunidad.
  • ¿Apelar a la ley que no incluye procedimientos indefinidos de reforma es ventajismo? El ventajista es aquel que sin miramientos procura obtener ventaja en las relaciones con los otros. Siempre habrá alguien que se creerá en desventaja ante la ley y, sin duda, más de una vez tendrá argumentos legales para ello. Ahora bien, ¿qué quiere decir exactamente Innerarity? ¿Que si no estamos dispuestos a aceptar como posible cualquier reforma, sea del tipo que sea, estamos actuando sin miramientos? No tengo inconveniente en reconocerle que sí con respecto a algunas conductas que, de hacerse legales supondrían, por ejemplo, o mi cárcel o mi exilio.

8 comentarios:

  1. Tiene usted toda la razón.

    A mí lo que más me indigno del artículo fue la mala fe que se esconde tras el párrafo: "...los que velan celosamente por el orden establecido aprovechan este momento para argumentar que cualquier modificación debe llevarse a cabo a través de los cauces legales establecidos, pero no nos dan ninguna respuesta a la pregunta acerca de qué hacer cuando ese marco predetermina el resultado (y no estoy hablando, necesariamente, de Cataluña)."

    Porque todos sabemos , tratándose de un nacionalista vasco, de qué se trata.

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    1. Yo también encuentro una cierta dosis ... pero no sé si de mala fe o de beatería (que es peor).

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  2. Los populistas del NSDAP llamaban reaccionarios a quienes se oponían a cambios como los que a ellos les gustaban.
    Innerarity y algunos otros se tendrán que acostumbrar a que haya quien critique cosas que a ellos les parezcan sagradas, como es la situación particular de determinadas comunidades de España,

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  3. Daniel Innerarity cree reivindicar "finamente", "filosóficamente", el burdo "derecho a decidir" que no existe en ningún país democrático.

    La respuesta que pide "a la pregunta acerca de qué hacer cuando ese marco predetermina el resultado" es muy sencilla: se vota hasta lograr los votos necesarios para cambiar el marco.

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  4. El problema es que es un nacionalista vasco y cuando merodea el tema todo lo brillante que suele resultar se viene abajo porque está buscando el interés patrio soto voce usando para ello argumentos que seguramente en otras cuestiones no utilizaría. Ya se sabe, el nacionalismo y las alteraciones mentales. Y no es la primera vez que se ve en el autor.

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  5. La última frase me parece que cita, cuando menos, desconcertante.

    La legalidad es un valor político cuando incluye procedimientos de reforma de resultado abierto; si no, apelar a ella es puro ventajismo.

    Creo que el sentido de la legalidad es garantizar la seguridad jurídica. Nada es absolutamente inamovible, si bien es importante recordar que la sociedad depende del pacta sunt servanda. Como Platón pone en boca de Sócrates (creo recordar en el Critón), no podemos rechazar las leyes que nos han protegido porque no nos convengan.

    Ninguna ley puede permitirse la modificación infinita de la legalidad. Alemania no permite la modificación de la federalidad (son inmutables los principios, no su redacción [GG §79.3]). Y en sentido contrario, si Baviera dice que no acata la Constitución, el derecho de la federación está por encima del de los Estados federados (»Bundesrecht bricht Landesrecht« [GG]).

    No es conservadurismo. Cada generación inventa el mundo porque descubre y se encuentra con el que le ha dejado la generación anterior. Tiene que seguir haciéndolo posible, para que sea habitable.

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  6. Da la sensación de que llamamos democracia al régimen que nos permitiría realizar nuestros deseos por la sencilla razón de que los consideramos nobles. Esta es, en el fondo, la tesis de ZP sobre la "expansión de los derechos": la democracia sería un régimen de expansión de derechos. El problema es que si la democracia ha de ser algo, ha de creer firmemente en ese algo y ha de estar dispuesta a defenderlo, contando para ello con nuestra colaboración. Una democracia sin fe en sí misma es simplemente un hotel en el que los clientes consideran que tienen pleno derecho a ser servidos independientemente de lo que pidan. En el fondo de esta concepción -¿podemos llamarla clientelar?- de la democracia intuyo algo que me parece poco democrático y, desde luego, nada republicano.

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  7. "Da la sensación de que llamamos democracia al régimen que nos permitiría realizar nuestros deseos..."

    "Para corromper a un individuo basta enseñarle a llamar derechos sus anhelos personales y abusos los derechos ajenos".
    (Nicolás Gómez Dávila)

    "...si la democracia ha de ser algo, ha de creer firmemente en ese algo..."

    "La menace principale qui pèse sur nos démocraties réside dans leur incapacité à justifier de façon forte leur propre politique."
    (Luc Ferry, filósofo - y ministro de Educación de 2002 a 2004)

    "... y ha de estar dispuesta a defenderlo..."

    "La démocratie, plus qu'aucun autre régime, exige l'exercice de l'autorité."
    (Saint-John Perse. Discours sur Briand)

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