tiene su lógica, la escultura ya la han visto y conscientes como son del momento, miran a cámara, vendría a ser un selfie anticipado. Además, no se engañe usted Don Gregorio, las estatuas como las iglesias románicas, vista una vistas todas.
¿Quién no desviaría la mirada, so pena de ser cegado, ante la aparición de una divinidad? No mirar a su efigie es el mayor homenaje que pueda hacerse a su manifestación terrenal. La cámara, sólo es una máquina.
tiene su lógica, la escultura ya la han visto y conscientes como son del momento, miran a cámara, vendría a ser un selfie anticipado. Además, no se engañe usted Don Gregorio, las estatuas como las iglesias románicas, vista una vistas todas.
ResponderEliminar¿1984?
ResponderEliminarEs usted más sagaz que yo. Es, claro, 1894. Ahora lo corrijo. Gracias.
ResponderEliminarLa cámara era lo extraordinario, no era habitual, quizá no hubieran visto nunca una. Las ruinas estaban por doquier
ResponderEliminar¿Quién no desviaría la mirada, so pena de ser cegado, ante la aparición de una divinidad?
ResponderEliminarNo mirar a su efigie es el mayor homenaje que pueda hacerse a su manifestación terrenal.
La cámara, sólo es una máquina.
Debieran haber caído todos fulminados por el flash de la cámara, por atender a la novedad en vez de postrarse ante la epifanía de lo eterno.
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