Ese lugar en el que la serenidad se encuentra con la jovialidad recibe en alemán el nombre de Heiterkeit. Es una de las palabras esenciales de Nietzsche. Es la alegría serena que los fuertes de espíritu saben mantener incluso en las circunstancias más adversas de la vida. Para expresar exactamente lo que quiere decir, Nietzsche apunta en sus primeras obras a la música de Mozart: ¨El espíritu sereno, claro, tierno y ligero de Mozart, cuya gravedad respira la tranquilidad y no el terror¨ (El viajero y su sombra §165 y §154). Hacia el 17 de diciembre de 1888 le escribe a Jean Bourdeau: ¨Cuento la serenidad entre las pruebas de mi filosofía¨. En uno de sus últimos textos publicados resume así su pensamiento sobre este término: ¨Conservar la serenidad cuando se está comprometido en un asunto tenebroso y extremadamente exigente, no es un asunto ligero: y sin embargo, ¿qué hay de más indispensable que la serenidad? (Crepúsculo de los ídolos, prefacio).
Heidegger escribió también una obra breve que se titulaba así, Serenidad. O al menos yo le leí,traducida, con ese titulo.
ResponderEliminarSaludos.
Efectivamente. Y entre otras cosas dice:
ResponderEliminar"La Serenidad para con las cosas y la apertura al misterio se pertenecen la una a la otra. Nos hacen posible residir en el mundo de un modo muy distinto. Nos prometen un nuevo suelo y fundamento sobre los que mantenernos y subsistir, estando en el mundo técnico pero al abrigo de su amenaza.
"La Serenidad para con las cosas y la apertura al misterio nos abren la perspectiva hacia un nuevo arraigo. Algún día, éste podría incluso llegar a ser apropiado para hacer revivir, en figura mudada, el antiguo arraigo que tan rápidamente se desvanece."
En efecto. Así la recordaba, con ese tono. Es muy parecido a su obra breve El camino del campo.
ResponderEliminarMuchas gracias por la cita de Heidegger.
Y perdone usted mi descuido en el comentario pues donde digo "le leí" debía decir "la leí".
"At this time the thought of death was never far from Mozart's mind. A letter to his father says: 'I never lie down at night without reflecting that--young as I am--I may not live to see another day. Yet no one of my acquaintances could say that in company I am morose or disgruntled.' It is this mood that is reflected in in the C major Quintet. No music could be further removed from morose or disgruntled thoughts or feelings. But the happiness that shines through it is not the relaxed indifference of evasion: it is the result of having considered death to be 'the best and truest friend of mankind.'"
ResponderEliminarBenjamn Britten, program note for Mozart's C Major Quintet, K. 515 (1973)
No conocía este texto, Claudio, y te agradezco muy de veras (o sea, como siempre) que lo traigas al Café de Ocata.
EliminarExcelente texto de Britten. El Quinteto, el segundo movimiento, es un milagro de profundidad alejada del terror,exactamente.
ResponderEliminarNo así el Requiem inacabado. ¿Cómo acabarlo? Debió morir de réquiem.
El 4 de diciembre de 1791 murió Mozart.
EliminarAquella tarde congregó a sus amigos junto a su cama, repartió las partituras vocales del Requiem y dirigió el canto colectivo, apenas sin fuerza, desde el lecho en el pocas horas después moriría. Estaba, evidentemente, dedicándose a sí mismo su obra maestra -una obra, por cierto, que un desconocido le había encargado-. Al llagar al "Lacrimosa" se echó a llorar como una criatura. Poco después perdió el conocimiento y entró en un delirio en el que intentaba sin éxito cantar algunas frases de su obra inconclusa. Poco antes de la una de la madrugada abrió los ojos un momento, sonrió débilmente y expiró.
Lola, ¿no te parece alejado del terror, todo esto?
No, no me lo parece, ni todo esto, ni cuando escucho el Requiem. Y lo he escuchado a fondo. No es espiritual, es demoniaco. Sobre el Lacrimosa aún podríamos discutirlo, pero, caramba, es tan terroríficamente triste...
ResponderEliminarTe entiendo.
EliminarY sin embargo...
Mozart es como Lucrecio. Te pueden hablar de las cosas más tristes de la forma más bella y entonces lo más triste, siendo lo mas triste, ya no es lo más triste. Ahí está la serenidad.