Artículo en El Periódico de Cataluña
Tengo una utopía pedagógica: Vivir en un país que se preocupe más de aprender de su experiencia que de la ajena, rompiendo con la tradición que, desde la ley Villar Palasí, lo empuja a estar más pendientes de lo que se cuece en laboratorios ajenos que en los centros educativos propios.
Ahora, cuando los entendidos dicen que vivimos unos tiempos postideológicos (efectivamente, hay mucho memo entre los entendidos), las recetas educativas no se cuecen en laboratorios pedagógicos o psicológicos, sino en laboratorios económicos. Son las siguientes: “accountability”, “teacher performance”, “standardized test” y “common core standards”. Aquí está el ADN de la LOMCE. Cuentan que el ministro Wert está convencido de que la suya es una ley no ideológica basada en principios estrictamente técnicos:
Primero, el adelanto en la elección de itinerarios en la ESO, que implica la reducción de esta etapa en un año y la ampliación del Bachillerato y la FP de Grado Medio a tres años. Se supone que si los alumnos eligen sus itinerarios con antelación, se sentirán más interesados para continuar estudiando y así se atajaría el alto porcentaje de abandono escolar.
Segundo, el establecimiento de evaluaciones nacionales externas que midan los conocimientos de los alumnos (standarized tests). Su objetivo es doble: exigirle al sistema un rendimiento de cuentas anual (accountability) y poner de manifiesto el diferente rendimiento del profesorado (teacher performance).
Tercero, para que la evaluación sea rigurosa es necesario unificar y homogeneizar las materias de examen, creando un currículum común (common core standards) o, como se dice en el proyecto de Wert, unas materias troncales. Es fácil ver que, en la lógica de la LOMCE el catalán no puede ser una materia troncal.
Hemos de añadir a estos principios otros dos que los complementan: el fomento de la autonomía de los centros y la aprobación de un estatuto del profesorado docente no universitario que redefina sus responsabilidades.
En la LOMCE (como ya pasaba en la LEC, la Llei d’Educació de Catalunya) ya no se habla de lo que en la LOGSE era la cuestión central: de metodologías. En nuestros tiempos (supuestamente) postideológicos la confianza en los métodos pedagógico es más bien precaria. La responsabilidad del éxito educativo se ha desplazado del método al profesor. De ahí que en realidad lo que se pretende evaluar con las pruebas comunes estandarizadas es al profesorado. Hay que echar a los profesores malos, dice el gurú de los economistas de la educación, Eric Hanushek, lo cual es una manera de reconocer que no sabemos cómo seleccionar profesores buenos.
Un apunte final. De la LODE hasta la LOMCE todas nuestras leyes educativas efectivas han sido el resultado de un consenso entre socialistas y nacionalistas (CiU y PNB). Ha habido varias leyes, pero un único consenso. Por lo tanto alguna responsabilidad tendré ese consenso sobre el estado actual del sistema educativo... y vistos nuestros resultados, alguna lógica tiene el interés del PP por alejarse del mismo.
Me sorprende, Gregorio, no leerte una sola palabra referida a los cambios -que no han sido pequeños- respecto a la filosofía que se apuntan con la Lomce. ¿Por qué?.
ResponderEliminarEnseñar en España, es llorar.
ResponderEliminarIntroducir estadísticas y métricas en todo proceso fabril (en este caso la Educación) queda de cojones! y más si los kpi´s son términos en inglés, entonces uno parece eficiente y todo!. Ahora eso sí, a cuenta de medir, y medir pero no dejando tiempo para que se esté ocupado en nada más. Como en las empresas, como en los gobiernos, hay más individuos parametrizando y mesurando (aunque con los excels y sorftawre de BI, no hace falta estudiar nada)que "haciendo".
ResponderEliminarEsto me recuerda a la cantidad infesta de técnicos, estudiosos, Institutos, funcionarios, Escuelas de negocio, Doctores (y hasta priores) que están dedicados toda la vida a medir, a medir y a mesurar parámetros, manejando estadísticas pa´arriba y pa´abajo, y luego el resto de tiempo lo dedican a pontificar sobre qué medidas habría que tomar o que método hay que seguir.........pero lo cierto es que nadie tiene ni pajolera idea de lo que pasará a tres meses vistas.
Ahora controllers de toda especie, que no falten!!
Henry Ambossat
Se partiría de la risa, Ambossat, si viera los "ítems" en que se disgrega la evaluación de una sencilla redacción de 10 líneas para nuestros próceres educativos partidarios acerrimos de la evaluación pseudocientífica. No menos de 5 apartados que se han de valorar independientemente para poder sacar la nota final. Al final, como al corrector le embarga la piedad por el destino del ser humano al que corrige, "infla" un poco cada ítem, con el resultado final de una distorsión notabilísima de lo que acaso se mereciera, hecha la corrección con el afinadísimo ojo de buen cubero de los buenos profesionales, un cero (patatero o no a elección) o un 2 misericordioso. Otro tanto de lo mismo pasa con ese maléfico invento del "crédito de síntesis" en el que la valoración de ítems de forma aislada acaba regalando unas notas a los alumnos que en modo alguno se merecen. Fíjese cómo será la cosa de estrambótica que, al final, los tribunales -sí, sí, aquí tribunales que no falten...- primero deciden (con esos oídos ultraprofesionales de afinador de piano) la nota y después se entretienen en distribuir a través de los ítems las notas parciales para que dé el resultado establecido "al viejo estilo".
ResponderEliminarTodo va en la línea del pseudocientificismo que pretende acabar con lo más valioso que tiene la educación: la habilidad educativa del profesor enfrentado a un grupo de adolescentes -en el caso de Secundaria- que, por regla general, no quieren aprender nada de nada. En vez de confiar en nuestra acreditada experiencia para "formar" a quienes entren en el sistema; se forma a pipiolos que llegan a los centros para "desalojar el peso muerto de los veteranos" y que acaban fracasando apenas se han enfrentado a "la compleja y dura vida real" del acto educativo.
Desde que advino el tiempo de las hiperevaluaciones, las reuniones sin objetivos y sin acuerdos, los equipos docentes, las comisiones de diversidad, y toda la burocracia de la que nacen, los docentes apenas tienen tiempo para dedicarse a desarrollar métodos que den resultados en sus clases: no les queda tiempo para lo importante. Pues eso.
Lleva usted toda la razón, y aun más.
EliminarMe encanta cómo escribe, este Don Juan Poz!
ResponderEliminarHenry Ambossat
Exacta descripción de Juan. Y lo peor de todo: loc chicos nos (plural mayestático) ven venir rápido y de muy lejos con nuestro cinismo y nuestro cansancio a cuestas. Y progresan adecuadamente, claro
ResponderEliminarReivindico enérgicamente mi derecho al cansancio y al cinismo. Sólo faltaba.
ResponderEliminarHombre claro! El problema está en hacerse pasar justo por lo contrario ante unos adolescentes avispados. Ese es un cinismo elevado a la enésima potencia que yo, francamente, no he alcanzado.
ResponderEliminar"El treball de síntesi té una importància cabdal en el desenvolupament dels valors dels nois-es donat que els permet de treballar en equip conceptes que han anat assimilant, des de totes les matèries, al llarg del curs escolar. El fet de treballar en equip permet de posar en pràctica la solidaritat en l'aprenentage, gaudint alhora de la companyonia, sota l'esmerada supervisió dels mestres..." Bufa, em canso...
Els itineraris "segregadors" no funcionen bé a Alemanya, oi que no? La casa BMW, Mercedes, Audi... no volen treballadors qualificats?
ResponderEliminarPara aquellos que creen que la medición es pseudocientífica, les sugiero que se den una vuelta por revistas como Journal of Educational Measurement, Educational and Psychological Measurement, Applied Measurement in Education o Journal of Educational and Behavioural Statisticas. Por poder hablar con un puntito de conocimiento.
ResponderEliminarUn test estandarizado no es un tema económico, sino psicológico. Psicometría pura y dura. Otra cuestión es qué se hace después con esas mediciones.
El echar a los profesores malos no implica no disponer de métodos para seleccionar a buenos. Implica que ese método no es perfecto y que la gente cambia con el tiempo. No hay prueba de selección de personal con validez perfecta sostenida en el tiempo. Pero sí que hay modos de selección que son mejores que tirar currículums al aire y coger los que caigan dentro un círculo. Y mucho mejores que las actuales oposiciones.
Me ha sorprendido su canto en favor del aislacionismo pedagógico.
Topo: Yo estoy completamente a favor de las evaluaciones, especialmente las que que nacen de una práctica reflexiva. Lo que creo es que el concepto de calidad docente no es psicológico, sino político. Piense usted en los millones de dólares que llevan gastados los Gates intentado determinar que es eso del "valor añadido" (value added) que caracterizaría al buen docente.
EliminarDicho de otra manera: Concibo la pedagogía como un arte auxiliar de la política y pienso que cuando se olvida de su dimensión política para buscar una cientificidad en la psicología o en la economia está empequeñeciéndose.
Nuestrro problema no es medir, sino qué medidas son valiosas en una sociedad tan pluralmente axiológica como la nuestra.
No sólo empequeñeciéndose, está oscureciendo lo que realmente ocurre en una sociedad tan dividida socialmente como la nuestra.
ResponderEliminarPor lo demás lo que dice el Topo es cierto ,un contrato laboral no deja de ser un contrato incompleto, por razones de "selección adversa" y sobre todo de "azar moral", no puede existir un método óptimo de selección de personal reducido a un procedimiento puntual.