Don Gregorio, sencillamente perfecto (y absolutamente sobrecogedor).
Los contratos bancarios creo que propiamente son«de sumusión», porque eso es exactamente lo que se exige. Jurídicamente creo que se llaman «contratos de aceptación», porque las cláusulas propuestas a firma no son negociables.
Pero vamos, esto es adorar al único Dios verdadero.
Delante de estas cosas, me viene inmediatamente a la memoria aquello del gran Borges: "Hay cosas que sólo pasan en la realidad". Si esta imagen hubiese sido, por ejemplo, una viñeta de El Roto, lo acusaríamos de caer en su habitual querencia populista.
El Roto no lo habría dibujado de forma que se entendiera que a la pobre mujer le resultaba más fácil esa postura, dada la extraña ubicación del cajero. La realidad es la que es.
Efectivamente Jorge. Y eso que entre la entrada de Spinoza -"superar la falsa imagen en la dirección de nuestros deseos"- y ésta sólo ha pasado un día. Aquí hay dos fotos. Una, la de arriba. Otra, la de los 4 primeros comentarios. El efecto combinado de ambas es el que resulta auténticamente instructivo sobre nuestras innatas dificultades para salir de la caverna. Nos puede la estética. La puta estética.
Don Gregorio, sencillamente perfecto (y absolutamente sobrecogedor).
ResponderEliminarLos contratos bancarios creo que propiamente son«de sumusión», porque eso es exactamente lo que se exige. Jurídicamente creo que se llaman «contratos de aceptación», porque las cláusulas propuestas a firma no son negociables.
Pero vamos, esto es adorar al único Dios verdadero.
Se puede, D. Gregorio, se puede. Como no se puede vivir es sin saldo.
ResponderEliminarImpagable imagen, tan representativa que da hasta miedo...
ResponderEliminar:-)
Delante de estas cosas, me viene inmediatamente a la memoria aquello del gran Borges: "Hay cosas que sólo pasan en la realidad". Si esta imagen hubiese sido, por ejemplo, una viñeta de El Roto, lo acusaríamos de caer en su habitual querencia populista.
ResponderEliminarEl Roto no lo habría dibujado de forma que se entendiera que a la pobre mujer le resultaba más fácil esa postura, dada la extraña ubicación del cajero.
ResponderEliminarLa realidad es la que es.
Efectivamente Jorge. Y eso que entre la entrada de Spinoza -"superar la falsa imagen en la dirección de nuestros deseos"- y ésta sólo ha pasado un día.
ResponderEliminarAquí hay dos fotos. Una, la de arriba. Otra, la de los 4 primeros comentarios.
El efecto combinado de ambas es el que resulta auténticamente instructivo sobre nuestras innatas dificultades para salir de la caverna.
Nos puede la estética. La puta estética.
Jorge y Marcos: Os dejo mi silencio meditabundo.
EliminarSe diría que la mujer no está adorando, está confesándose. ¿ De qué pecados ?
ResponderEliminarYo también vivo de la pared.
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