Nos molestan profundamente las depuraciones franquistas de maestros republicanos por razones ideológicas. Y está muy bien que sea así.
Pero...
... si resulta que las asociaciones que defienden la memoria histórica sólo se acuerdan de los depurados del franquismo, están actuando, de hecho, como tribunales ideológicos y, por lo tanto, están condenando a no pocos represaliados a la desmemoria histórica por estrictas razones ideológicas.
Pienso en primer lugar en los docentes que fueron expulsados de sus centros por ser religiosos. Muchos fueron maltratados y en numerosas ocasiones, sádicamente asesinados. No sé cómo eran los centros de educación religiosos en el resto de España, pero en Cataluña muchos de ellos estaban practicando metodologías modernas. Había en Barcelona escuelas de monjas que usaban el método Montessori, por ejemplo.
Pero pienso también en todos aquellos que fueron acusados de desafección al régimen republicano. En ninguno de los dos bandos era suficiente con no ser culpable: uno podía ser condenado por no ser manifiestamente entusiasta del régimen vigente. ¡Cómo tendrían que estar las cosas para que el 22 de abril de 1937 desde Valencia, el ministro Manuel de Irujo se dirigiera al "conseller" de cultura de la Generalitat, Antoni Sbert, quejándose de la destitución arbitraria de numerosos maestros de la escuela pública!
Pienso en primer lugar en los docentes que fueron expulsados de sus centros por ser religiosos. Muchos fueron maltratados y en numerosas ocasiones, sádicamente asesinados. No sé cómo eran los centros de educación religiosos en el resto de España, pero en Cataluña muchos de ellos estaban practicando metodologías modernas. Había en Barcelona escuelas de monjas que usaban el método Montessori, por ejemplo.
Pero pienso también en todos aquellos que fueron acusados de desafección al régimen republicano. En ninguno de los dos bandos era suficiente con no ser culpable: uno podía ser condenado por no ser manifiestamente entusiasta del régimen vigente. ¡Cómo tendrían que estar las cosas para que el 22 de abril de 1937 desde Valencia, el ministro Manuel de Irujo se dirigiera al "conseller" de cultura de la Generalitat, Antoni Sbert, quejándose de la destitución arbitraria de numerosos maestros de la escuela pública!
Entre los maestros de las escuelas republicanas había de todo. Los hubo que hasta el último momento se ocuparon en cuerpo y alma de sus clases. Pero no faltaron los nombrados a dedo por su sindicato (especialmente en el caso de la CNT) sin tener ningún título. Los había -y no pocos- que no asistían a clase y se dedicaban a otros asuntos mientras le pagaban cuatro reales a un sustituto. Y no hemos de olvidarnos que -especialmente los maestros de las escuelas nacionales- continuaron estando durante la República muy mal pagados. "En la casa del maestro no ha entrado aún la revolución", se quejaba un docente anarquista en Solidaridad Obrera (5 de enero de 1937). Esa revolución que reivindicaba no era otra que la de no pasar hambre. Otro escribía en el mismo diario (30 de diciembre de 1937): “El maestro de escuela no se ha redimido”. Todo el mundo le dirigía grandes palabras, pero de su bienestar material nadie parecía especialmente preocupado.
Olvidémonos ahora de los docentes que colaboraron con el SIM o con el NKVD.
Cuando el hambre apretó en la zona republicana, las autoridades recibieron muy bien las ayudas de los cuáqueros y de otras instituciones religiosas norteamericanas. Hay una fotografía de Robert Capa muy explícita al respecto. Es de noviembre del 38. Nos muestra a un grupo de niños sentados en el patio del Grupo Escolar Dolors Monserdà, de Sarrià, a los que reparten un vaso de leche y un mendrugo de pan. Al fondo se ve la Torre Sagnier de la calle Anglí, que era la sede de los Amigos Cuáqueros que, bien en sus propias cantinas o bien por medio del servicio que ofrecían en escuelas, colonias y centros de refugiados, distribuían leche, pan y cereales a miles de niños.
Olvidémonos ahora de los docentes que colaboraron con el SIM o con el NKVD.
Cuando el hambre apretó en la zona republicana, las autoridades recibieron muy bien las ayudas de los cuáqueros y de otras instituciones religiosas norteamericanas. Hay una fotografía de Robert Capa muy explícita al respecto. Es de noviembre del 38. Nos muestra a un grupo de niños sentados en el patio del Grupo Escolar Dolors Monserdà, de Sarrià, a los que reparten un vaso de leche y un mendrugo de pan. Al fondo se ve la Torre Sagnier de la calle Anglí, que era la sede de los Amigos Cuáqueros que, bien en sus propias cantinas o bien por medio del servicio que ofrecían en escuelas, colonias y centros de refugiados, distribuían leche, pan y cereales a miles de niños.
Sin comentarios. Hasta ahora escribir cosas como las que usted dice hacía que te mirasen muy mal y te etiquetasen como facha, sobre todo en ambientes educativos progres, espero que no le peguen ni lo depuren.
ResponderEliminarTiene razón Júlia, la suya es una postura valiente y que, me temo, desde ninguno de los lados puede ser entendida. Seguramente, el problema es que una mirada así sobre la realidad viviente no permite escribir la Historia, no se deja encajar en un relato de pleno sentido en el que quede claro qué es exactamente qué ocurre en el tiempo y la vida. Y lo que unos y otros pretenden, más que comprender lo que acaeció, es seguramente escribir una historia que apague cualquier interrogante y permita dormir en paz. Al fin y al cabo, el "juiicio de la Historia" vino a suceder al dictamen de Dios sobre las cosas, y generalmente esperamos que se incline del lado de los nuestros y, en suma, nos absuelva.
ResponderEliminarUn abrazo, D. Gregorio, a varios grados bajo cero.
Querido amigo. Efectivamente, la historia o la vida.
EliminarLa gran diferencia que usted olvida, es que una gran parte de estos hechos lamentables que se produjeron en contra de religiosos, fué en el entorno terrible de la guerra civil, sin embargo, una vez acabada la guerra, fué el regimen estáblecido el que impuso de una manera sistematica el exterminio por razones ideológicas de muchas personas cuyo unico delito, fúé defender la democracia.
ResponderEliminarLe confieso, Angel, que me duele ese comentario. Yo no estoy hablando de los verdugos, sino de las víctimas. Cargue usted las culpas como quiera, ponga todo el peso que consider éticamente necesario en cada platillo. Al final siempre quedarán las víctimas de la retaguardia (dejo aparte lo ocurrido en el frente) del bando republicano como lo que fueron, víctimas. Y simplemente sostengo que si lo que nos escandaliza moralmente es la idea misma de una depuración ideológica, debemos aplicar nuestro escándalo -hoy, en el año 2012- sin someter (nosotros, no Franco, los anarquistas o los comunistas de la época) a los depurados a una segunda depuración. Por otra parte le añado que no alcanzo a comprender por qué no debiera escandalizarme yo por lo menos la mitad de lo que lo hicieron muchos republicanos de lealtad más que probada a la causa republicana.
EliminarA áNGEL: está es una respuesta habitual cuando se habla del tema, siempre me ha parecido injusta por muchos motivos, el primero: pienso que si hubiesen ganado la guerra los republicanos, en aquel momento sostenidos por el estalinismo, las cosas hubiesen sido igual o peor.
ResponderEliminarEl segundo: que una derecha abusiva actue de forma represiva no debiera sorprender, sabemos con quién nos las jugamos. Que en nombre de buenas ideas de igualdad, democracia y el resto se cometan todo tipo de barbaridades me parece mucho más inquietante y peligroso para nuestros ideales, mucho más grave.
Y tercero:la democracia y los ideales republicanos duraron muy poco, se confunde a menudo antifranquismo con democracia y no es así, el comunismo resistente no era democrático y tampoco muchas ideas parecidas, lo cual no quita mérito a su resistencia pero hay que situar las cosas en su sitio.
Sobre la represión hacia la iglesia, me parece gravísima por cuanto no se reprimían las personas sinó un colectivo muy diverso, de forma absolutamente brutal e indiscriminada.
No hay que tener miedo a evidenciar la verdad, creo que es sano para la democracia pensar que tampoco los nuestros eran perfectos.
Julia: Estás equivocada. Si los republicanos hubiesen ganado la guerra, no habría habido ningún tipo de represión.
ResponderEliminarPorque unos eran los Buenos, y los otros eran los Malos.
Y además, es un axioma aplicable para todas las ocasiones: los que me gustan son Buenos, y los que no me gustan son Malos. Y lo que los Buenos les hagan a los Malos está siempre justificado (coño, si son los Buenos ¿cómo no va a estarlo?); véanse las películas de Rambo, Chuck Norris, Harrilsusio, etc.
¿Ves qué fácil? :-D
Bien, bien, Si la guerra la ganan los Buenos (republicanos) deben exterminar a los Malos (fascistas, curas, militares). Esto es así y no es represion sino justicia popular.
EliminarTienes razón, Anónimo, también había olvidado que las situaciones de guerra son 'diferentes' y que por lo tanto eso de los criminales de guerra y de querer pedirles responsabilidad es una tontería...
ResponderEliminarestupendo articulo D Gregorio acabo de leerlo en el blog de Ruìz Quintano salmonetes saludos de Mateo
ResponderEliminarEste texto parte del desconocimiento, y encima postula con una prepotencia inaceptable.
ResponderEliminarEl CENU fue una experiencia interensantísima, liderada por el pedagogo humanista y anarquista Joan Puig i Elias, un hombre brillantísimo y de altísimo nivel moral, hoy en buena medida desconocido por la manipulación histórica del fascismo,a través de la nauseabunda historiografía fraquista, primero; del estalinismo, a través de la no menos horrenda historiografía marxista, después; y de la hórrida demagogia actual.
Hay estudios interesantísimos como el de la Sra Isabel Miró Montoliu acerca de las innovaciones del CENU, desde la supresión del castigo físico, la introducción del catalán como lengua vehicular, los innovadores planteamientos en el campo del estímulo de las artes plásticas, la música y el arte en general; la eliminación del adoctrinamiento político, y especialmente el respeto a la personalidad e intereses del niño, que fue la principal innovación de esta pedagogía humanista. Los padres de Teresa Gimpera fueron maestros anarquistas en Igualada, personas cultísimas ajenas al materialismo soez y la demagogia actual. La experiencia del CENU fue un hito que ni siquiera los agentes del NKVD pudieron eliminar tras sus tropelías durante los Sucesos de Mayo. El CENU consiguió escolarizar a 50.000 niños de todo Cataluña que estaban en la calle. Crearon nuevos centros en tiempo récord, con mejores prestaciones e higienizaron centros que tenían condiciones insalubres. Con hombres admirables como Roc Llop Convalia, Josep Alomà Sanabras o Antoni Rovira Pallarès a la cabeza. Con el CENU colaboró el gran filósofo de la FAI, líder de la CNT y médico Fèlix Martí Ibáñez, que en los Estados Unidos es una persona muy querida y admirada, todavía hoy cada año se celebra en la Catedral de San Patricio de Nueva York una misa en su honor.
Pero claro, en el contexto actual, lo que está de moda es el hipercriticismo, la manipulación, el sesgo, ya sea del neolerrouxismo paleto de los "ciudadanos" inspirados por el hijo del franquista Narcís de Carreras, por el nacionalismo obtuso de los Pujol y compañía, o por el oportunismo de los catetos neo-estalinistas pseudohistoriadores como los Andreu Mayayo y demás personal.