"¿Cuáles son los medios para fundar la moral de un pueblo? ¿Cómo dotar a los ciudadanos de una buena educación moral?", se pregunta Destutt de Tracy en 1798. La respuesta que nos ofrece resulta de una sorprendente actualidad.
1. En primer lugar, dice, es imprescindible la ejecución completa, rápida e inevitable de las leyes represivas. No ha de hacerse la vista gorda a nadie. Quien la hace, la paga, sin indultos de ningún tipo. "Sin este punto no hay manera de poner un dique al torrente de los vicios".
2. Inmediatamente después viene otra norma indispensable: Una balanza exacta entre los ingresos y los gastos del Estado. Si se gasta más de lo que se ingresa, el país se empobrece y las gentes, en consecuencia, se embrutecen y envilecen y los gastos que pueden hacerse para evitarlo resultan ser un mal mayor, porque incrementan la ruina. El desorden de las finanzas engendra la impotencia de la justicia.
3. Después de estos dos primeros puntos, que son muy superiores a cualquier otro, hay que situar la proclamación de la igualdad, la destrucción de los privilegios y de todo poder hereditario, etc.
Por "igualdad" supongo que se refería a la igualdad de OPORTUNIDADES, y no a la igualdad de RESULTADOS. A veces se confunden.
ResponderEliminarMás o menos todo lo que estamos haciendo por aquí, ¿verdad?.
ResponderEliminarComo dice Forges: país...
Sr Luri este señor de nombre desconocido para mí tenía mucha razón especialmente en el punto 2.
ResponderEliminarUn abrazote con mucha energía.
Edna: Démosle, pues, su nombre completo: Antoine-Louis-Claude Destutt de Tracy. Entre otras cosas notables que hizo está la de haber sido el padre del término "ideología".
ResponderEliminarNos veremos para el encendido de Januka, verdad?
Puedes arrancarte ya por bulerías?
Xavier: Los revolucionarios franceses tuvieron la suerte de no haber leído a Rawls.
ResponderEliminarArati: Bueno... tampoco puede decirse que los franceses hayan aprendido mucho del bueno de Destutt.
ResponderEliminarD. Gregorio: es importante recordar cosas en sí tan evidentes como éstas. Digo "en sí" porque no lo son para quien no está dispuesto a verlas. Estoy pensando en toda la jerga actual del victimismo: los mercados "amenazan" a los Estados, los pobrecitos Estados son "atacados" por los "mercados financieros", etc. Todo se presenta como una maniobra orquestada en la que los gobiernos, entre ellos el español, han sido objeto pasivo de la maldad intrínseca del "capital"; sin embargo, no se hace mención de que quien tiene una deuda es porque antes la ha contraído....
ResponderEliminarBorja: Vivimos el auge de la moral victimista. Si no te presentas como víctima, no tienes razón. Pero la victima que se nos presenta en la plaza pública reclamando nuestra lástima ha de ser, para conseguirlo, inocente.
ResponderEliminarComo Intertextualigrafía, podríamos bautizar al ejercicio, ignoro si deseado, de la sucesión de artículos. Sobre la imagen de Diogenes, no como vino al mundo, sino como él se hizo, no se olvide, la amenaza de la indigencia social si no se respeta férreamente una moral pública incontestable. Mi trato con quienes han pasado una guerra y, sobre todo una posguerra, me ha educado en la austeridad y en el discernimiento de lo esencial y lo accesorio, y estoy agradecidísimo. Quizás, en paráfrasis obligada, mis riquezas no sean de este mundo, si es que acaso lo son, pero yo las disfruto en él, aunque reconozco que "apartado del mundanal ruido". Sin huerto, ¡ay!, pero hortelano al fin y al cabo.
ResponderEliminarSegún Rawls, todos los valores sociales (libertad, oportunidades, ingresos, riqueza, etc) deben distribuirse igualmente a menos que una distribución desigual de cualesquiera o de todos estos bienes sea ventajosa para todos. Me parece absurdo. ¿Eso dijo? ¿ese "todos" incluye los "menos beneficiados"?.
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