miércoles, 14 de diciembre de 2011

De re amatoria



Así, pues, un amante robot refuta al viejo Platón que defendía que Eros es "aoikos", sin techo, y que, en consecuencia, lo que el amante desea del amado es que éste permanezca sin cobijo. El cobijo del amor verdadero es un corazón autómata.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.

La profundidad de la piel

Creo que ya comenté por aquí que me di un buen corte en un dedo con unas tijeras de podar. Fue doloroso y sangriento, pero no grave. Sin emb...