Para recuperarme del desastre del sábado (hoy no es nada fácil para un navarro sentirse catalanista) he tenido mañana de navegación por las alborotadas aguas del Mediterráneo (quizás un día les cuente mis cuitas como lobezno de mar y las cuitas de los barcos junto a los que amarro), he comido una magnífica paella y he disfrutado de la recuperación de mi serie favorita, la del Comisario Montalbano en la BTV.
Osasuna, Osasuna... ¿qué mejor armadura que un corazón destrozado?
Gregorio, en la Peña Clarete de Barcelona nos lamimos las heridas en directo al son mariachi de Gavilán y con Raimundo Lanas como Ventolín. Todo ello regado con los mejores caldos.
ResponderEliminarA juzgar por el jolgorio que emanaba el bar, los que pasaban por el Carrer Hospital pensaban que Osasuna iba ganando por goleada ;-)
Muy bien, muy bien. ¡Si s'hunde'l mundo, que s'hunda! ¡Navarra siempre p'alante!
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