El señor Arcadi Oliveres es en Cataluña lo que José Luis Sampedro (por cierto, nacido en Barcelona) es en Madrid: el abuelito de Heidi. Le preguntaron hoy mismo si él no se consideraba un integrante "del sistema". Respondió muy seguro de sí mismo, que así es, pero que él no compraba en cualquier tienda ni veía televisión. Inmediatamente he recordado a Lluis Mercader (el hermano de Ramón, el asesino de Trotsky), a quien conocí en Pamplona. Había abandonado su puesto de jerarca en el sindicato de científicos de la URSS para venir a trabajar a Antenas Tagra, en Barcelona. De aquí pasó a la Universidad de Navarra, donde consiguió un puesto de profesor. Pude conocerlo porque era vecino de mi hermana y, por supuesto, hice todo lo posible por acercarme a él. Lo llevé a los mejores bares de pinchos de Pamplona y poco a poco fui ganándome su confianza. "Mira Luri -me dijo un día- lo mejor del capitalismo es que puedes elegir lo que no quieres comprar." Aquello se me quedó muy bien grabado. Poco después comprobaría en Bulgaria hasta qué punto eran ciertas estas palabras. Por eso me ha hecho tanta gracia escuchar a Oliveres. Se considera un resistente porque se niega a comprar en según qué tiendas, sin darse cuenta de que eso es, precisamente, la esencia del sistema.
En cuanto a la tele, más de una vez he dejado dicho aquí que yo no creo que las cadenas de televisión tengan ningún interés especial en atontar a sus audiencias; pero, obviamente, las audiencias tienen un interés muy especial en trivializar los contenidos de las televisiones. Los programas de televisión son el resultado de la democracia asamblearia. Aquí la delegación no existe. Cada espectador es un voto y la urna, el mando a distancia.
Aunque suene raro, el principal problema de los 'antisistema' es el etnocentrismo, es decir, la incapacidad que muestran para valorar las características del sistema en el que viven. Se construyen una imagen de lo que debe ser su figura 'contestataria', pero esos elementos que la definen sólo pueden darse dentro del sistema al que pretenden oponerse. La dignidad de la oposición, la crítica, el distanciamiento moral, sólo son posibles en este sistema occidental ('el podrido capitalismo') sobre el que proyectan fantasmas más propios de otras dimensiones.
ResponderEliminarPD: lo suyo es un etnocentrismo a la inversa: de la divinización de todo lo que tiene que ver con Occidente han pasado a su absoluta demonización. Siguen moviéndose en los mismos parámetros de permanencia de la oposición que caracterizan a los etnocentristas 'antiguos'. Necesitan de un otro enemigo, representación de todos los males, pare que su configuración de lo real (y de la identidad de uno mismo) tenga sentido, y de este sentido emanen creencias, arraigo, identidad, etc. Conformismo, en una palabra.
ResponderEliminarRecientemente un amigo culto, inversor en bolsa y con el riñón bien cubierto, volvía a utilizar en una cena un argumento que yo pensaba que ya nadie sensato utilizaba, eso de que el socialismo es una buena idea, pero se ha practicado mal. Por supuesto yo le repliqué que pensaba lo mismo del capitalismo, cosa que a él no le gustó nada de nada.
ResponderEliminarRecogía un periódico recientemente la necrológica de una militante comunista muy anciana. El necrólogo mencionaba sin rubor alguno "la injusta muerte". Creo que esta expresión resume bien lo que significa ser de izquierdas.
ResponderEliminarpues yo hago eso, sólo veo en la TV los partidos del Barça i el Intermedio. Y compro casi toda mi ropa en el mercadillo o en Zara. Significa eso que soy ansisterma? No! Simplemente la tele me aburre y la ropa que lleve poco me importa.
ResponderEliminar"Mira Luri -me dijo un día- lo mejor del capitalismo es que puedes elegir lo que no quieres comprar." eso me ha gustado mucho, a mi me dijo pràcticamente lo mismo un señor muy rico referido al dinero "Lo mejor del dinero es que lo tienes para poder comprar lo que quieras, però no todo lo que quieras"
Intento que el senyor Arcadi me inspire respeto però últimamente no lo consigo, la puntilla sobre eso de no tener tele, que ya me parece una resistencia progre de mis convencidos amigos juveniles fue de una ingenuidad divertida, incluso.
ResponderEliminarSegún donde no puedes ni decir eso, pero que algo me cuente como los mayores logros en el bienestar social y econòmico, con crisis incluídas, se han conseguido en un contexto capitalista, al menos que se acepte que hay un 'capitalismo con rostro humano', del comunismo con rostro humano ya no se habla.
Se dicen últimamente muchas tonterías sin ninguna base histórica seria, pero la culpa la doy más a los gurús maduros que a los jóvenes, yo de jovencita también me lo creía todo, incluso que Albania era un paraíso, porque lo contaban en Triunfo.
Artículo brillante. Sencillamente, brillante.
ResponderEliminarCiertamente Don Gregorio uno es dueño del mando de la tele, pero siempre hay un punto de la otra parte, de la misma manera que un alumno no debiera ser más inteligente o menos en función del profesor que " le toca". La Gestalt existe Don Gregorio.
ResponderEliminarEncuentro muy curiosa (por parte de un filósofo) la renuncia al diálogo. Es decir: en vez de examinar las propuestas de esta gente (son realmente accesibles, por poco que se de un garbeo por la red), discutirlas y reflexionar sobre ellas, lleva usted un mes refrendándose en sus prejuicios, recurriendo a anécdotas de su juventud (relacionadas con el comunismo, que no ha tenido ningún papel en estas protestas) y a caracterizaciones personales, ad hominem. Al fin y al cabo, de Oliveres lo importante no es si ve o no la tele; lo importante es lo que piense, incorrecto o no. ¿Por qué Oliveres, por otro lado? Al fin y al cabo, el epicentro del tema está en Madrid.
ResponderEliminarLo dicho, me sorprendre esa actitud en alguien que se dice filósofo.
Yo no creo que la tele banalice, por ejemplo, un concierto por el aniversario de Mahler (ha habido unos cuantos recientemente) del mismo modo que un libro no aporta ninguna seriedad a su contenido.
ResponderEliminarHablando de novela, Chesterton opinaba que no es que la gente prefiramos las malas sobre las de calidad, sino que preferimos las de un tipo, ni que sean malas, sobre las de otro.
En una entrevista (la tele otra vez), el filósofo, letrado del Consejo de Estado y director de la Juan March (¡toma!) Javier Gomá, presentaba casi como una fórmula matemática libertad + igualdad = vulgaridad, lo que le confiere, a su modo de ver, respetabilidad e, incluso, una cierta belleza, si se la toma como punto de partida y no como resultado final.
http://www.youtube.com/watch?v=cP37bSMg9mE
Amateur: Tiene usted razón a la hora de resaltar mis prejuicios contra los grupos que consideran noble parar el parlamento o apropiarse del espacio público en nombre del pueblo. Ahora bien, creo que podría reconocerme que lo hago a cara descubierta, sin protegerme en el anonimato del pseudónimo. Hablar de política a cara descubierta me parece a mí que debería ser una exigencia de quien quiera considerarse demócrata y, sobre todo de quien se atreva a defender el diálogo... que, por otra parte, si bien es, sin duda, una virtud política, no necesariamente es una virtud filosófica (excepto el diálogo con uno mismo, claro).
ResponderEliminarJo l'he vist parlar un parell de cops i el conjunt del discurs m'ha semblat brillant. I la capacitat oratòria i de retenció de dades, o datus, que també m'agrada molt.
ResponderEliminarEfectivamente, parar el parlamento, es una burrada. Apropiarse del espacio público para un botellón, todavía más. Decir que Sampedro es el "abuelito de Heidi", tampoco se ve que sea noble, y si seguimos contando así, pues la virtud finalmente brillará por su ausencia, sea política o filosófica.
ResponderEliminarHome, jo no en diria pas un botellón. Vaya, que yo tamoco calificaría las acampadas de botellón. He estado en botellones y en la acampada de Plaça Catalunya y veo tanta diferencia como con un estratocúmulo y un cirrus; al fin y al cabo son nubes del cielo pero a parte de eso, tienen poco que ver las unas con las otras. A diferente altura, pero estratocúmulos y cirrus las encontramos en el cielo y es solo esto lo que tienen que ver entre ellas (y que son nubes, por supuesto); los botellones y las acampadas las encontramos en plazas pero no les veo mucho en común más allá que compartan espacio de aparición y que en algunas acampadas se puedan consumir unas cervezas, como en muchos otros sitios. Osti, m'ha quedat maco això.
ResponderEliminarDit això, Oliveres y olivares. O incluso, olivares y Oliveres.
Pues eso digo, señor nefelibata, que no es lo mismo ocupar la calle por una idea política, que para tomarse cien cubatas. Lo decía con guasa, para los que piensan que este fenómeno del 15M, es sólo una revuelta de quinceañeros maleducados.
ResponderEliminarJúlia, dient-se la capital d'Albania: Tirana, ja hauries d'haver vist que no podia ser un paradís, i si haguessis escoltat en Quim Puyal en la narració de la primera vegada fa molts anys que hi va anar a jugar el Barça, et reafirmaries en que no ho era, però com les dones no soleu ser pilotaires. . . .
ResponderEliminar¿No será, querido Luri, que le preocupa más el estornudo perrofláutico que el blackbérrico resfriado?
ResponderEliminarNo te he pillado, lo siento. Señor nefelibata me ha gustado mucho.
ResponderEliminarUna vez me senté delante de él en el tren y me sorprendió porque llevaba un bolso enorme con 15 o 20 periódicos y en el trayecto iba ojeando uno o el otro, pero eran periódicos y revistas minoritarios, que ni sabía que existían... Ver la tele o leer los periódicos viene a ser más o menos lo mismo, no ? A mi también me parecía una persona respetable, bien documentada y con buena oratoria, pero si a la hora de la verdad, se radicaliza y se erige como gurú de la extrema izquierda o de los antisistemas, no. Creo que estos colectivos son los que mueven los hilos del movimiento 15-M en el anonimato. Sus propuestas que además son contradictorias y inviables: antisistemas pero piden más intervención estatal, anticapitalistas pero piden más estado del bienestar.
ResponderEliminarGracias Gregorio por escribir lo que piensas.
Estupendo artículo. Déjeme decirle, no obstante, que "gravar", en el sentido que Ud. lo utiliza, va con "b" y no con "v". Solo en el caso de suponer una carga, al estilo de gravamen, hace buena la inclusión de la letra "v" y no la "b" en esta forma de verbo.
ResponderEliminarSombrero: Tiene usted razón sobre el gravamen, así que corro avergonzado a corregir la grave falta. Ya ve usted, "a fructibus cognoscitur arbor".
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