Si hacemos la comparación con Argentina, cuando se produjo el corralito y se instauró en el país, como defensa popular contra el robo cometido por el poder y la banca, la economía de trueque, a lo que siguieron aquellos movimientos de masas en que se les pedía a todos ellos, a los políticos, que se fuesen a casa, la situación de nuestro país, aparentemente, no presenta una gravedad que pudiera llevarnos a lo que allí sucedió. El juicio de nuestro anfitrión, "una revuelta LOGSE", es de lo más acertado. Mi juicio procede de la experiencia de haber tenido que aplicar -con no pocas dosis de rebeldía antigubernamental- tan desdichado sistema educativo. Estamos en la fase de recogida. Finalmente, son brutos, sí, pero les gustan las zanahorias.
Con todos los respetos, y siempre por delante mi admiración por el señor Luri y por usted, Juan, lo que no debe uno es parapetarse en la acción de unos cuantos para deslegitimar un movimiento ciudadano apartidista, pero político. Sinceramente, el análisis es pobre. La imagen del burro y la zanahoria, Juan, es desafortunada, y bastante triste. Será lo que hay.
Cúanta buena intención hay por el munod zurdo! Qué bonito! (lágrimas caen por mis mejillas). Si, por un casual, la coloración general del 15-M no hubiera sido, digamos, tan encarnada, sino más bien tirando hacia el azul...
Sin embargo, lo que son los del 15 -M es tan viejo como el mundo. Y el que no lo sepa y tenga más de 15 años, que se joda.Se merece no saberlo y que luego le den en todos los carrilos, por delante y por detrás.
La culpa de esta "indignación", en mi modesta opinión, se debe a la falta de reflejos de la clase política. Han dejado demasiados motivos donde agarrarse. Si de verdad son honestos y honrados, ¿por qué no han extirpado y denostado a las manzanas podridas? No sólo no lo han hecho, sino que siguen abocados en luchas intestinas a base del "y tú más", metiendo la paja en el ojo ajeno mientras olvidan la viga en el propio. Y mientras tanto, la corrupción campa a sus anchas y da alas a la indignación. Hubiese sido tan fácil depurar... Por otro lado, me produce bastante rabia la perversión del lenguaje a la que estamos sometidos. Supongo que en una sociedad que prohibe los toros y la matanza del cerdo o come solomillo del supermercado envuelto en plástico mientras demoniza a los cazadores que prefieren cobrar su piezas, resulta muy fácil asociar violencia (incluso violencia extrema, como he leído en cierta prensa) al insulto verbal. Parece ser que todo lo que sea un enfrentamiento en el que la persona está presente es violencia. Sin embargo, los despidos en empresas con beneficios, los deshaucios, la no limitación de los sueldos de la élite bancaria, la exigencia de comisiones a cambio de proyectos o la especulación a costa de la miseria no lo son. Pues no señores. Eso es la verdadera violencia. Lo otro, los insultos, los políticos lo tienen incluido en su salario. Y digo todo esto desde mi falta de fe en los indignados, en los políticos y en cualquier otro ente abstracto que pueda tener influencia en nuestro presente y futuro. Creo que estamos bien en comparación a como vamos a estar. Y que el espejismo de la transición en España o el estado del bienestar en el resto de occidente no ha sido más que eso: un espejismo de 10 años aquí y 50 allá en medio de siglos de nobles y siervos.
Arrebatos: Nobles, Siervos y Banqueros, que ya Hamurabi tuvo que poner pena de muerte a aquellos banqueros que, actuando como delegados del templo, emitían dinero con el crédito del templo pero el resultado era sólo para sí mismos.Ya entonces formaban una casta internacional- bueno, inter-ciudades-, cuyo monopolio era el tráfico de esclavos - para trabajar en las minas - , las minas -cuando no eran monopolio de la ciudad-templo,y el comercio de los lingotes para pagos entre ciudades.
http://ccarnicero.com/2011/06/16/la-imparable-fuerza-de-la-no-violencia-manual-para-desacreditar-a-los-“indignados”/
ResponderEliminarSi hacemos la comparación con Argentina, cuando se produjo el corralito y se instauró en el país, como defensa popular contra el robo cometido por el poder y la banca, la economía de trueque, a lo que siguieron aquellos movimientos de masas en que se les pedía a todos ellos, a los políticos, que se fuesen a casa, la situación de nuestro país, aparentemente, no presenta una gravedad que pudiera llevarnos a lo que allí sucedió. El juicio de nuestro anfitrión, "una revuelta LOGSE", es de lo más acertado. Mi juicio procede de la experiencia de haber tenido que aplicar -con no pocas dosis de rebeldía antigubernamental- tan desdichado sistema educativo. Estamos en la fase de recogida. Finalmente, son brutos, sí, pero les gustan las zanahorias.
ResponderEliminarCon todos los respetos, y siempre por delante mi admiración por el señor Luri y por usted, Juan, lo que no debe uno es parapetarse en la acción de unos cuantos para deslegitimar un movimiento ciudadano apartidista, pero político. Sinceramente, el análisis es pobre. La imagen del burro y la zanahoria, Juan, es desafortunada, y bastante triste. Será lo que hay.
ResponderEliminarCúanta buena intención hay por el munod zurdo! Qué bonito! (lágrimas caen por mis mejillas).
ResponderEliminarSi, por un casual, la coloración general del 15-M no hubiera sido, digamos, tan encarnada, sino más bien tirando hacia el azul...
Sin embargo, lo que son los del 15 -M es tan viejo como el mundo.
Y el que no lo sepa y tenga más de 15 años, que se joda.Se merece no saberlo y que luego le den en todos los carrilos, por delante y por detrás.
La culpa de esta "indignación", en mi modesta opinión, se debe a la falta de reflejos de la clase política. Han dejado demasiados motivos donde agarrarse. Si de verdad son honestos y honrados, ¿por qué no han extirpado y denostado a las manzanas podridas? No sólo no lo han hecho, sino que siguen abocados en luchas intestinas a base del "y tú más", metiendo la paja en el ojo ajeno mientras olvidan la viga en el propio. Y mientras tanto, la corrupción campa a sus anchas y da alas a la indignación. Hubiese sido tan fácil depurar...
ResponderEliminarPor otro lado, me produce bastante rabia la perversión del lenguaje a la que estamos sometidos. Supongo que en una sociedad que prohibe los toros y la matanza del cerdo o come solomillo del supermercado envuelto en plástico mientras demoniza a los cazadores que prefieren cobrar su piezas, resulta muy fácil asociar violencia (incluso violencia extrema, como he leído en cierta prensa) al insulto verbal. Parece ser que todo lo que sea un enfrentamiento en el que la persona está presente es violencia. Sin embargo, los despidos en empresas con beneficios, los deshaucios, la no limitación de los sueldos de la élite bancaria, la exigencia de comisiones a cambio de proyectos o la especulación a costa de la miseria no lo son. Pues no señores. Eso es la verdadera violencia. Lo otro, los insultos, los políticos lo tienen incluido en su salario.
Y digo todo esto desde mi falta de fe en los indignados, en los políticos y en cualquier otro ente abstracto que pueda tener influencia en nuestro presente y futuro. Creo que estamos bien en comparación a como vamos a estar. Y que el espejismo de la transición en España o el estado del bienestar en el resto de occidente no ha sido más que eso: un espejismo de 10 años aquí y 50 allá en medio de siglos de nobles y siervos.
Arrebatos:
ResponderEliminarNobles, Siervos y Banqueros, que ya Hamurabi tuvo que poner pena de muerte a aquellos banqueros que, actuando como delegados del templo, emitían dinero con el crédito del templo pero el resultado era sólo para sí mismos.Ya entonces formaban una casta internacional- bueno, inter-ciudades-, cuyo monopolio era el tráfico de esclavos - para trabajar en las minas - , las minas -cuando no eran monopolio de la ciudad-templo,y el comercio de los lingotes para pagos entre ciudades.