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lunes, 31 de agosto de 2009
En defensa de la literatura
Tras ver algunos comentarios a este apunte, decido no dejarme arrastrar por la melancolía (ya se sabe, la alegría del pobre) hasta las procelosas aguas del "todo tiempo pasado fue mejor" y, para remontar el ánimo, nada mejor que esta inenarrable muestra de la más alta lírica que nos brinda el inmortal Príncipe Gitano:
(Confieso que le he tomado prestado el documento a J.L. López Bulla)
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Las águilas no cazan moscas
I Respuesta de Rémi Brague al periodista que le pregunta cómo logra un estilo tan claro: «El bolígrafo rojo de mi mujer» II Viaje casi relá...
No sé si será capaz de hacerlo, pero seguro que mientras los lea se creerá capaz de cualquier aventura.
ResponderEliminarA veces pienso que me gustaría volver a tener diez o doce años durante unos días, sólo para poder volver a leer por primera vez "La isla del tesoro".
Arrebatos: ¿Pasa alguna cosa realmente importante... no sé... pongamos que a partir de los 12 años?
ResponderEliminarHace unos años fui a visitar la casa de Stevenson, no muy lejos de Edimburgo, en Escocia. Para mi sorpresa estaban las puertas abiertas y no había nadie. Por supuesto, entré. Y la recorrí despacio y le miento si le niego que con un cierto temor...
Arrebatos:
ResponderEliminarQué razón tienes, aquello no era leer, era un transporte completo,hipnosis total...G Luri, no sé, desde luego, a partir de 11 o 12 años ya nunca la lectura fue esa cosa sobrenatural.
Pues no sabría qué decirle... ¿Será porque es cuando empiezan las urgencias?
ResponderEliminarSí. Se empieza a morir el día en que se cumplen doce años.
ResponderEliminarDejar de ser un devorador de libros para convertirse en un adolescente egoísta, amargado, violento e incomprendido. Luego, al convertirse en un joven adulto, recuperar las habilidades devoralibros, pero estoy de acuerdo, ya no es lo mismo.
Habría que ver, de entre los libros que más huella nos han dejado, cuántos pertenecen a la infancia.
ResponderEliminarYo no comparto vuestra idealización de la infancia, es cierto que algunas ilusiones desde luego son absolutamente especiales, pero a mi me han pasado cosas "very interesting" ya de mayor. Enamorarse, por ejemplo. Y otras muchas cosas. Yo tuve abierto un blog durante un año y lo viví con muchísima ilusión. Esa nueva vida en internet me entusiasmaba.
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminar#
ResponderEliminarAl hilo de lo que se comenta diré que niego la mayor. Y, a bote pronto, se me ocurre La Carretera de McCormick o El teatro de Sabbath de Philp Roth.
Es, simplemente, otra historia. Aunque eso ya lo saben.
PS:
El talento, definitivamente, está en los genes o no está.
Creo que leer no es nunca lo mismo. Serán los años de práctica y los cambios conscientes e inconscientes, que uno se asoma al tetxto de manera diferente. Antes me acercaba a él interesado en lo que sucedía allí dentro, y ahora en lo que me sucede a mi por causa de lo que leo.
ResponderEliminarNo recuerdo ninguna época de mi vida que no tenga libros maravillosos que recordar. Tampoco los siento más ajenos según envejezco, aunque los haya leído ayer. Tan deliciosa recuerdo la pequeña recopilación de mitología griega que me deslumbró con ocho años como la ira temible de Sandman, señor del Sueño, a los treintaytantos. Guillermo no es menos valeroso que el Tigre de Mompracem, o Huckleberry Finn menos ingenioso que Jim Hawkins. Los pasillos abismales de la Biblioteca de Babel no son menos ciertos que las galerías terribles de Voreux. David y Rapano, tan distintos, comparten el mismo temor y la misma infancia asaltada. No importa cuándo, los he leído y son parte de mí.
ResponderEliminarYo no sé si puede leer algún libro mejor que "La isla del tesoro" (¿Que querría decir "mejor" en este caso?). Lo que si sé es que nunca he leído ninguno con más emoción.
ResponderEliminarQuince hombres en el cofre del muerto...
ResponderEliminar¡Ja! ¡Ja! ¡Ja! ¡Y una botella de ron!
Muy interesante el enlace straussiano a la aristocracia republicana.
ResponderEliminarDe todos modos, entra las abundantes fotos de TK que allí he podido encontrar, tampoco está la que más me interesa. Y es que no logro dar con ella para salir de dudas: ¿le clavaron la estaca en el corazón antes de enterrarlo?
Claudio: Aquí quizás sería preferible referirse a la "natural aristocracy" de Thomas Jefferson.
ResponderEliminarRespecto al straussianismo: no sé si te fijaste que las páginas 2 y 3 del suplemento de economía de La Vanguardia del pasado domingo estaban dedicadas al comentario de dos libros, "The pleasures and sorrows of work", de Alain de Botton y "Shop class as soulcraft", de Matt Crawford.
Te daré unos cuantos datos sobre Crawford y tu vas atando los cabos:
- Su libro recibió una elogiosísima crítica de Francis Fukuyama.
- Estudió filosofía política en Chicago.
- Fue dinamizador de un "think tank"
- Cita con soltura a los griegos y a Alexandre Kojève.
- La cita de Barbara Garson que aparece en este blog, arriba, a la derecha, está extraída de uno de sus artículos.
- Recoge varias veces citas de un "extraordinario profesor". Pero me imagino que por precaución, no menciona su nombre. Pero las citas son muy claras para quien lo haya leído (a extraordinario profesor)
En definitiva: ¡Qué muertos más vivos, esos neocons!
¡Vaya!
ResponderEliminarPrecisamente, entre los enlaces que tenía en reserva, aunque parezca lo contrario procuro dosificarme, tenía los del libro de Crawford. Me vino a la memoria cuando usted escribió lo de Sennet, que tiene el libro sobre el artesano.
Sí, sí, el tío dejó el think tank y con lo que había ahorrado, deben de pagar bien, se compró un taller de reparación de motos.
No me puedo contener y se los dejo de todos modos:
el avance del libro, publicado hace tres años en 'New Atlantis' (revista que está muy bien)
http://www.thenewatlantis.com/publications/shop-class-as-soulcraft
otros artículos suyos en la misma (supongo que son a los que se refiere usted)
http://www.thenewatlantis.com/authors/matthew-crawford
y el artículo del NYT cuando apareció el libro
http://www.nytimes.com/2009/05/24/magazine/24labor-t.html
Disculpe la incontinencia. Me empiezan a fallar todas las próstatas, físicas y mentales.
PS: Me deja más tranquilo sabiendo el origen de la cita de la Gerson. Entre ésta y lo de Woodstock empezaba a estar preocupado.
Claudio: De vez en cuando hay que practicar la insumisión contra las propias convicciones (de ves en cuando, insisto).
ResponderEliminarLa relación Crawford - Sennett me parece interesantísima y apunta en una dirección que a mi me preocupa cada vez más: la de repensar el republicanismo ahora que la socialdemocracia se ha hecho liberal (al menos en sus costumbres).
Strauss, por cierto, tuvo muy buenos amigos marxistas, tanto en Inglaterra como en América.
Gracias por las fuentes. Yo llegué a Crawford a través de Fukuyama y de allí, paso a paso...