El tipo entró tambaleándose y jurando. Echó una mirada al local, vio las mesas ocupadas y se vino a la barra, a mi lado. No me gustan los juramentos. Nunca me han gustado. Esta es una de las obsesiones educativas de mis padres de la que estoy más agradecido. Eran las doce y algo de la noche y en el Vins y Divins había un ambiente tranquilo en el que el recién llegado no encajaba de ninguna manera.
- ¡Mecagüen....! ¡Ponme una cerveza y ponle otra a este señor!
- ¡Ni hablar! Yo no bebo con gente como usted.
- ¿Pues que tiene mi dinero? ¿Es peor que el de cualquiera?
Me fijé que tenía el labio superior hinchado, los orificios de la nariz con sangre coagulada y un moratón fuerte en la cara.
- No me gusta la gente que hablar con palabrotas!
- ¡Pero si es que los navarros juramos a todas horas! ¡Eso no quiere decir nada! ¡Mecagüen...!
- ¿Es usted navarro?
- Nacido en Suiza, ¡Mecagüen...!, pero de Cascante. Usted no conocerá Cascante...
- Lo conozco perfectamente. ¡Cómo no voy a conocer a la Virgen del Romero y el vino Malón de Echaide!
¿Qué le pude decir? Abrió unos ojos como platos y amplió el surtido de sus improperios.
- ¿No me digas, mecagüen..., que conoces Cascante!
- ¡Y a tu abuelo M....., que era albañil! ¡Y a tu abuela A......!
Esto ya le provocó una borrasca compacta de mecagüens en la que intervino pasivamente buena parte del santoral.
- ¿Pero cómo vas a conocer a mis abuelos?
- Vivían en una casa que hacía esquina, al comienzo de la escalinata empedrada que lleva a la ermita de la Virgen del Romero. ¡Yo lo sé todo de ti!
- ¡Pero si no nos hemos visto nunca!
Efectivamente, era la primera vez que nos veíamos. Pero... mi padre tenía un amigo de juventud en Cascante, M....., cuya hija había emigrado a Suiza en el año catapún. No tenía ninguna seguridad de que ese hombre que tenía delante fuese su nieto, pero, mira por donde, acerté, y ahora estaba rendido de admiración ante mi. Tengo que añadir que en el Vins y Divins se creó un ambiente de expectación enorme, me imagino que más de uno estaba sorprendido por mis capacidades adivinatorias. El borracho comenzó a abrazarme y a darme esos, cosa que no me hacía especialmente feliz, pero indudablemente la culpa era mía, por haber provocado la situación.
- ¿Has oído hablar del nuevo orden mundial? -me preguntó.
- ¿Qué?
- Al inventor del motor de hidrógeno se lo cargaron.
- ¿Quién?
- ¡Pues quién va a ser, las petroleras!
_ ....
- ¡Yo he inventado un motor mejor!. ¡Y vienen a por mi!
Insistió en que bebiera junto a él y yo en que midiera un poco su lenguaje. No lo conseguí, pero su historia me tenía tan interesado, que acepté la cerveza.
Me habló de su mujer, de la que estaba muy enamorado, de su vida pasada en Madagascar y de sus sueños futuros en Belice; de sus inventos y de los sicarios de las petroleras que le habían dado una paliza esa misma tarde.
En fin, no me extenderé. Me despedí de él dejándolo con graves problemas para caminar erguido y en línea recta.
Quizás no habría escrito este apunte si a la mañana siguiente, que era la del domingo pasado, al ir a comprar el periódico no me lo hubiese encontrado durmiendo en un banco del paseo. Al acercarme, para cerciorarme de que, efectivamente era él, se despertó y me miró sobresaltado.
- ¡Mecagüen...! ¿Pero cómo puede ser esto? ¡Si acabo de soñar ahora mismo con tí!
Y se levantó y se fue, moviendo las manos frente a su cara como si espantara moscas... o como si espantara sueños que se hacen de improviso realidad.
No lo he vuelto a ver.
Un buen amigo mío dice que hay algo en El Masnou que trastorna a los masnovins y masnovines: las cuestas. Si encima las afrontas bebido no sé cuál puede ser el resultado. Pienso siempre en esa medio broma cuando aparco en la calle Navarra: hay que tener reaños para subir esto con un traje a la vuelta del trabajo un 18 de agosto, por ejemplo.
ResponderEliminarBueno es lo de no jurar, y mejor es lo de evitar juramentos. Envuelve las cosas de un halo muy negativo. Y lo negativo no atrae a nada positivo, por mucho que digan. Tuve yo con usted, de estudiante, un episodio muy feo con eso del juramento. No me deshago de ese recuerdo ni de lo mucho que me enseñó su corta respuesta.
Creo yo que hizo usted muy bien su instancia para el cambio de registro y llevó la situación como un auténtico campeón. Más aún si conoce Cascante, ¡por todos los dioses! ¡Y a los padres de ese hombre! ¿Cuántos ases en la manga así tiene uno a lo largo de su vida?
Imagínese usted a un mortal como yo, en la barra de un distinguido bar, asaltado por un gritón con un alto porcentaje de alcohol en la sangre que hace retumbar los cimientos del Vins i Divins con tacos. ¿Qué hacer si yo no sabía (ahora sí) ni dónde está Cascante?
Viene a ser una escena de western.
ResponderEliminarSe puede imaginar con John Wayne en el papel de Luri y Walter Brennan en el de su paisano.
vaya, sigue usted muy abundante en historias, èsta tiene una dosis de todo, me voy satisfecha
ResponderEliminarde que entonces pueda usted adivinar lo que pienso de usted ...por favor, no se ruborise
siempre admirandolo querido profe
M'has fet recordar una peli que vaig veure no fa pas tant: http://www.ecartelera.com/peliculas/3259/vacaciones-de-ferragosto/
ResponderEliminarSerà una muestra de que la verdad supera la ficción?
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