Mientras el virus del SIDA se estaba adueñando de su vida, Foucault escribe: "Es necesario, como profesor de filosofía, dar al menos una vez en la vida un curso sobre Sócrates y la muerte de Sócrates".
A medida que el virus avanza implacable, Foucault va desgranando los tres textos platónicos que constituyen lo que podríamos llamar el ciclo de la muerte del filósofo: Apología, Critón y Fedón. Y lo hace habiendo descubierto previamente la relevancia que la libertad de palabra, la “parresía”, tenía para los griegos. Con términos foucaultianos podemos definir la "parresía" como “el coraje de la verdad en aquel que habla y asume el riesgo de decir, a pesar de todo, toda la verdad de lo que piensa”.
Dejemos de lado la cuestión de si Sócrates decía toda la verdad de todo lo que pensaba y la de si lo decía o no abiertamente. Lo importante es la insistencia de Foucault en que la “epimeleia”, el cuidado de sí, adquiere con Sócrates la forma de una relación entre la verdad y el alma (por cierto: siempre he sospechado que Foucault no descubre esta idea directamente en los textos de Platón, sino en los de Patocka, a quien acababa de leer). La muerte de Sócrates pone de manifiesto el momento crucial en el que la verdad se constituye como una forma de vida, más que como un modelo del ser ontológico del alma. “La muerte de Sócrates -remacha Foucault- funda, en la historia de occidente, la filosofía como una forma de veridicción, en la cual el coraje debe ejercerse hasta la muerte.”
Leo esto y pienso en Unamuno y en el último año de vida de Foucault. Mientras Unamuno no dudó en defender la verdad con coraje frente a los que celebraban chulescamente la muerte, el promiscuo Foucault se calló su enfermedad cuando ya era consciente de los riesgos que implicaba tener relaciones sexuales sin protección. Y se presentó ante la muerte con ese silencio que fue urdiendo entre saunas y cuartos oscuros, con un cinismo que hace daño al rememorarlo: "Morir por el amor de los muchachos. ¿Hay acaso algo más bello? ¿Acaso no debemos todos nuestra paz a los juramentos prestados por los bárbaros?". Sí, hay algo más bello, Señor Foucault. Es más bello no andar jugando con la vida de los otros en medio de una epidemia. Perdóneme usted que responda a su cinismo con mi despecho, pero encuentro un punto de justicia heraclitiana en el hecho de que fuera usted a morir entre cuidados médicos (para usted los médicos eran esbirros del poder, al lado de maestros, psiquiatras y carceleros) en una habitación de un hospital (una de las muchas instituciones que usted se pasó la vida criticando).
Me parece tremendamente dura su critica!. Quien no haya tenido alguna vez una disociación entre lo que dice, lo que hace y lo que piensa, que tire la primera piedra!!!!La coherencia debería regir nuestros actos, pero algunas veces no somos conscientes de esta disociación por no llamarle hipocresia! Que pasen un buen verano!!!!
ResponderEliminarQuerida Glauka: ¿Te apuntas a la sardinada ocatense?
ResponderEliminarTengo mucha manía a ese señor, es visceralment filosófica, creo.
ResponderEliminarNo sé si este post es fruto de la homofobia. Para mí, Foucault es el eximio autor de dos libros esenciales: Las palabras y las cosas y Vigilar y castigar. Y sinceramente, callarse "públicamente" no significa que no haya dicho en privado que padecía SIDA. Por otro lado, identificar homosexualidad y saunas me parece ya un poquito rancio de por sí, igual que lo sería identificar heterosexualidad masculina con el uso de los servicios de las prostitutas. En fin.
ResponderEliminar¿A qué viene esa sospecha de homofobia?
ResponderEliminar¿Es homófobo resaltar la incoherencia entre lo que Foucault estaba defendiendo en sus clases (la valentía de decir públicamente la verdad) y el silencio de su enfermedad con sus parejas ocasionales?
Respecto a las saunas, ni identifico ni dejo de identificar homosexualidad con saunas. Simplemente me limito a dejar constancia de que Foucault frecuentaba saunas y cuartos oscuros y no lo critico por ello, sino -de nuevo- por su silencio.
Pienso -¿ingenuamente?- que la mayoría de homosexuales estará de acuerdo conmigo. Al menos creo que lo estarán quienes compartan conmigo la convicción de que la lucha contra la extensión del SIDA es una causa noble o quienes agradecen a sus parejas enfermas la toma de precauciones.
Gracias por el link, Gregorio. Tengo un subidón de visitas espectacular.
ResponderEliminarLa defensa chulesca de la muerte, exacto. Es terrorífico. Por muy bien conformado que pueda estar estéticamente, el discurso es pura tautología.
No conocía esas palabras de Foucault... La belleza de morir por el amor (!) de los muchachos. Es tan falso que es cursi. Lo tengo por un gran notario, que registra con precisión de escriba todo lo que le traen -sus propios ojos- de denunciable y deleznable. Y no ve nada más. Una notaría de los horrores. ¿Por qué el siglo XX ha arrojado a la nada a mentes tan privilegiadas?
Porque eran nada, precisamente.
ResponderEliminar¿Puede ser que con Unamuno pase algo parecido que con Cortés, que lo veo citado más a menudo fuera que aquí?
ResponderEliminarUno de los últimos casos es en el libro 'Pessimism' de un tal Dienstag, que me gustó bastante. Entre los que cita está Unamuno.
El pesimismo sería, según él, la otra cara del progresismo, nacido a la vez que él de la moderna idea del tiempo. Sería el no esperar nada, pero no tendría que ver ni con el creer nada (escepticismo) ni con el querer nada (nihilismo).
Para interesados, está el prólogo colgado aquí:
http://press.princeton.edu/chapters/s8307.pdf
Pues no estoy de acuerdo, en que no fueran nada.
ResponderEliminarEl ejercicio filológico foucaultiano es notable. Hoy me ha salido la vena historiográfica, qué le vamos a hacer. En este sentido, Foucault -parte significativa de su obra, digo- constituyó una ventana abierta en tiempos en los que el aire cerrado de las monocausalidades económicas amenazaba con ahogarnos.
Cosa bien distinta son:
a. el tipo tuviese sus flaquezas; incluso que fuese un hipócrita de cojones.
b. los efectos demoledores que ese ejercicio intelectual tuvo sobre instituciones razonablemente eficaces en la vida social (escuela, prisiones, manicomios...)
De lo primero, será responsable. De lo segundo,... usted dirá.
Si me permitís una simplificación que, precisamente por ser consciente de sí misma creo que no está del todo carente de sentido, el legado intelectual europeo de los años 70 del siglo pasado puede resumirse en dos obras opuestas: "Vigilar y castigar" y "Archipiélago Gulag". Son como indicadores que conducen a dos mundos opuestos. Me parece perfectamente legítimo elegir uno de los dos caminos habiendo conocido al otro, pero se me antoja más preocupante santificar uno ignorando el otro.
ResponderEliminarPersonalmente creo que conviene tener más presente a Solzhenitsyn que a Foucault. O, lo que es lo mismo, no es cierto que sea mejor equivocarse con Sartre (o con Foucault) que acertar con Aron.
Está usted en lo cierto. Es más: no veo homofobia en sus comentarios. Sí que veo un poco pedestre la cuestión de los hospitales. Es como atajar la discusión sobre la veracidad de las percepciones con un pisotón; tal vez me queje, pero el dolor sigue siendo una percepción.
ResponderEliminarAún así: su post es magnífico, como construcción, como reflexión. Y aún así, creo que hace una utilización un poco abusiva de los elementos. La contradicción entre la práctica y la teoría en Foucault (defender el coraje de decir la verdad y no decirla a sus amantes), al fin y al cabo, ¿dónde conduce? ¿A desautorizar la teoría de Foucault? ¿A afirmar que la noción de verdad, y de verdad defendida hasta el final, es solo una bella construcción imaginaria, inútil? ¿O a contradecir a Michel, con sus flaquezas? (Que conste; dije que no veo homofobia en sus palabras; de todas maneras, yo, desde la situación de no ser homosexual, y no padecer ni conocer gran parte de los problemas derivados de la hegemonía heterosexual, me veo incapaz de juzgar los miedos de alguien en aquella época... igual que me veo incapaz de apuntalar un discurso que caracteriza negativamente a alguien utilizando "promiscuo" como epíteto).
Dónde quiero ir a parar, porque llevo dándole vueltas todo el día, es: ¿por qué usted nos enseña las miserias de Foucault cómo si de esa manera refutara su pensamiento, y en cambio disculpa a Heidegger? ¿Por qué ve más grave una promiscuidad relativamente privada y limitada (en lo peor) en el tiempo que la ignominia practicada públicamente a cambio de cargos y mantenida sin retractarse durante décadas?
Palumbuscolumbus: La "epimeleia" griega y, desde luego, la socrática es un intento de sintonizar teoría y práctica. Por eso si se reivindica la epimeleia creo, humildemente, que lo que ha de reivindicarse es esa sintonía.
ResponderEliminarEs curioso con qué tacto hemos de hablar cuando se trata de la homosexualidad. Aquí el lenguaje políticamente correcto es del todo fundamental, no sea que deslicemos una palabra ambigua en nuestro discurso que pueda servir de argumento para que nos ataquen de homofobia.
Mire usted, yo tiendo a pensar que hay tantos sexos como personas, pero esa es otra cuestión.
Respecto a Heidegger. Su compromiso con el nazismo me parece fuera de toda duda. Pero precisamente por eso los amigos de la democracia no nos debemos quedar ahí. La cuestión es ¿Por qué el filósofo más grande del siglo XX tuvo ese compromiso con el nazismo? Esta es, para mí, la pregunta fundamental a la que tiene que hacer frente la filosofía postheideggeriana s quiere salvar teóricamente la democracia. Hacerle frente, repito, no eludirla.
Algún día justificaré lo que ahora voy a decir: Heidegger me parece un filósofo de un intelecto formidable atrapado en un alma profundamente cursi. La mezcla es explosiva.
En cualquier caso si el nihilismo es algo más que una etiqueta, entonces lo que hay que estudiar a fondo es la linea que conecta Nietzsche con Heidegger (en ambos sentidos, creo yo). En esta línea Foucault es poco más que una nota a pie de página.
Una cosa más: Creo que el último Foucault estaba muy lejos de "Las palabras y las cosas" y de "Vigilar y castigar" y ello, precisamente, porque era más nihilista.
Palumbus: Resumiendo: Lo de Foucault es, en el fond, una ironía filosófica; mientras que lo de Heidegger es una tragedia.
ResponderEliminarPero, en el plano político, el último F. me parece más decente que pongamos Derrida, comparando la evolución del primero en el tema 'derechos humanos' con la incapacidad del segundo para digerir su detención.
ResponderEliminarDigo D. porque a menudo la respuesta que se da a la pregunta sobre H. es la de que la democracia no es más que un 'nazismo simpático' y F, me parece, no fué por ahí-
Reconozco que me cuesta seguir la evolución política de Foucault en sus últimos años. Se declara partidario de la revolución iraní de khomeini, visita dos veces Iran en 1978 y lo que ve parece que le resulta digno de elogio. Sin embargo un año después denuncia por carta a Mehdi Barzagan los atropellos cometidos por la revolución. Al mismo tiempo se une a Kouchner, Sartre y a Aron para denunciar la situación de los Boat people y apoya la revolución polaca de Solidarnosc.
ResponderEliminarDe verdad, me resulta un poco complicado seguir todo esto.
Por eso me quedo con la conferencia que pronuncia en Toronto en 1982, titulada "Decir la verdad sobre sí mismo".
Claudio: ¿Conoces un artículo de R. Wolin sobre Foucault en el que interpreta su filosofía en clave humanista?
ResponderEliminarGregorio, cómo va tanto tiempo!!
ResponderEliminarNo sea tan visceral con el pobre Foucault, que llegar a Grecia le llevó todo una vida, y después de todo, no desvariaba tanto como sus contemporáneos, pienso Delleuze. Será que le tengo un buen recuerdo de lectura de más joven, puesto en manos equivocadas, tuvo las consecuencias para el proyecto moderno centrado en la institución, pero si uno le quita toda la indignación pueril de izquierda hasta puede aprenderse algo.
Con respecto a los errores políticos de los filósofos, le hago una pregunta.¿ Cómo cree que se hubiese leído Platón si Atenas ganaba la guerra? Por supuesto es un hecho imposible porque dudo mucho de que hubiese aprovechado el prejuicio pro-espartano.
Me hace acordar la anécdota que en la edad de oro de Roma eran todos epicureistas.
Querido Aro, efectivamente, ¡cuánto tiempo!
ResponderEliminar¿Le parece visceral mi reacción ante Foucault?
Pues le aconsejo que lea una novela de Hervé Guibert, muerto de SIDA en París a los 36 años. Su título es "Al amigo que no me salvó la vida (1990).
¿Hace falta que le diga quién es ese amigo?
Se me ve rápido el plumero.
ResponderEliminarLa verdad es que no recuerdo si la comparación entre F. y D. la saqué de Wolin (The seduction of unreason) o de Lilla (The reckless mind), o de otro sitio que he olvidado.
El artículo de Wolin no lo conozco y parece que se encuentra reservado a subscriptores.
Por cierto, ojeando a Lilla, al principio del capítulo que dedica a F. y a la relación pensamiento/vida privada, cita a Nietzsche (en inglés para no retraducir): "In the philosopher there is nothing whatever that is impersonal; above all, his morality bears decided and decisive witness to who he is". Y sigue Lilla: "Por lo tanto la primera pregunta que debemos hacernos leyendo a cualquier filósofo, pero especialmente uno que a asimilado la visión de Nietzsche es: ¿hacia qué moralidad toda su obra (y él mismo) apuntan?
Lilla sigue en el capítulo de F. básicamente 'La pasión de MF' de Miller.
¡Esa es la cuestión!: "¿hacia qué moralidad toda su obra (y él mismo) apuntan?"
ResponderEliminarPor si interesa, he encontrado el artículo de Wolin (Dios bendiga a los que olvidan el copyright):
ResponderEliminarhttp://www.thehandstand.org/archive/september2006/articles/politicalphilosophy.htm
Gregorio, Faltaba más, y mi intención no era para nada defender a Foucuault!! Sino mostrar mi sorpresa ante la continuidad de errores que suponen la elecciones políticas de varios filósofos. Y que se me entienda, incluyo también la moralidad que expresan!!
ResponderEliminarGregorio, desearía que leyera mis comentarios tan atentamente como leo yo sus posts. Ya le dije que de homofobia nada. Se lo repito, pues. No creo que su razonamiento fuera homófobo. Que si acaso me molesta lo de "promiscuo". Y eso también puedo serlo yo (por si acaso se obstina en leer diagonal, no lo soy). Yo lo que decía, y si quiere lo repito, es que me veo incapaz de juzgar a alguien en esa situación. Y juzgar quiere decir tanto "correcto" como "incorrecto". Justamente porque no conozco nada de saunas ni cuartos oscuros, y porque en aquella época yo era aún un mamoncete llorón. Es decir, que creo que el terreno de juego para lo que usted quería hacer (o aquello de lo que quiere convencernos) es tal vez otro. Ya supongo que usted sabe diferenciar entre un gay de clase alta y un maricón de clase obrera o de pueblo pequeño (que son los que aún las pasan putas, y por eso hay que ir con tanto cuidado como cuando hablamos de israelís), pero no iba por ahí.
ResponderEliminarPero al fin y al cabo, con lo de la ironía y la tragedia, lo resumió usted bárbaro.
Saludos,
p.c.
P.C. Me imagino que es inevitable sentirse malinterpretado en este formato bloguero, pero si ese ha sido mi caso con usted, de verdad, disculpas. Aunque tampoco hay que tirarse de los pelos porque disentamos en esto o en aquello. ¿No le parece?
ResponderEliminarClaudio, voy a saltarme yo también el copyright y voy a llevar el artículo de Wolin al próximo post.
ResponderEliminarGracias.
No hombre, no malinterprete ahora mi hipotético tono de voz hipotético. Escribir en castellano, ¿sabe?, me mata. Y a tirarnos los pelos ganaría usted, que sospecho que tiene más ;). Pero supongo que entenderá que exaspera un poco que a uno le cuelguen llufas que no le corresponden...
ResponderEliminarYo, Don Gregorio, encuentro muy alabable el uso que Foucault les daba a los jovenzuelos, y más conociendo el contexto en el que se desenvolvía él (y ellos, claro).
ResponderEliminarSi tenemos el uso tradicional que se ha dado a los jóvenes (para soldados en Irak, por ejemplo), concluyo que Foucault es un gran avance.
El sida ha hecho tanto por el conservadurismo...
(Muchísimo más que los neoconservadores, of course.)
ResponderEliminar¿A qué debemos esta acusación para Foucault? "Perdóneme usted que responda a su cinismo con mi despecho" Es evidente que el "despecho" que usted proclama inunda el escrito para convertirlo en acusaciones sin fundamento. Es mejor ver las biografias de Foucault antes de acusarlo de "promiscuo", "no usa condon"(no se de donde salio eso), no practica la parresia. Es hasta 1984, año de su muerte, en que a Foucault los medicos le dicen que probablemente tenga SIDA. Es entre 1983 y 1984 que Foucault comienza con esa "fuerte tos". Pero recordemos que 1984 la enfermedad sigue siendo desconocida, es en 1984 que empieza los importantes estudios y es hasta 1986 que se le da el nombre de VIH.
ResponderEliminarPor ende 1.Foucault no conoce la "epidemia" del sida 2.Conoce su enfermedad entre 1983 y 1984. asi lo dice Eribon "tus medicos van a acabar por creer que tienes el sida" Foucault: "eso es precisamente lo que creen". Biografia de Eribon. Por ende Foucault no van contagiando a todos en saanas y videos como usted lo quiere hacer ver.
*Igual si voy a tener sexo en un sauna, con mi pareja, etc es decisión de dos asumir las consecuencias, yo no responsabilizo a alguein si me contagia si es su punto. Yo me responsabilizo a mi mismo por dejar que pase. No cuidarme, confiar en el otro, asumir los riesgos de tener practicas peligrosas etc.
Luri acusa a Foucault de no aplicar la parresia. Hay que volver remitirnos 1.La bigrafia de Foucault 2.Los dos ultimos cursos dictados en el College de france El gobierno de si y los otros y El coraje de la verdad y mirar si la obra etica de Foucault no esta respaldad por su vida etica. A mi juicio lo esta.
En Foucault encontramos esa urgencia por convertir la vida en una obra de arte, la tarea por diagnosticar el presente, y la lucha politica que mantuvo dentro y fuera de Francia.
Foucault a través de sus estudios abrio campos para pensar de otro modo, es decir, nos abrio puertas a la libertad. Lo cual no constituye en ironico o justo volver a las instituciones que el mismo critica como el "hospital"/la medicina no se trata de destruirlos (que considero es su interpretacion) sino transformarlos, seguir utilizandolos para otros medios.
Asi la urgencia de Foucualt, el pensar de otro modo, dejar de ser lo que se es, es la parresia detras de Foucault. No el tomar la griega sino transformarla en su propia diagnostico del presente.
Rubén Montoya
"Mire usted, yo tiendo a pensar que hay tantos sexos como personas, pero esa es otra cuestión." ¿Ha desarrollado esta idea en otro post, Don Gregorio?"
ResponderEliminarIgnorancia ignominiosa del post, nadie sabe si Foucault dijo la verdad a sus amantes; el placer para él era algo mucho más complejo que la simple penetración. Hablar se su sexo y de sus prácticas habría sido renunciar al contrapoder que él mismo defendia. Ojo con caer en las trampas del poder.
ResponderEliminarFoucault no buscaba homologar la parresia griega, sino construir nuevas subjetividades sin cesar.
Foucault ejemplo de pensador comprometido con la resignificacion de nuevas formas de relacionarse y de convivir que no merece ser ser tratado de cinico, más cuando una de sus pretenciones fundamentales fue problematizar nuestra exitencia, que está atrapada en las fauces del poder. Situación que que servir para críticar esa verdad poco rigurasa que afirma la persona que escribio el post