I
Lo que espero de un funeral religioso ya no es que los familiares del finado sean religiosos, sino una palabra de sinceridad del cura, una palabra que no suene a retórica manida y aprendida de memoria como un hábito para salir del paso. Es difícil encontrarla. Tampoco estaría mal que se apuntarán en un papel los nombres de los parientes más próximos al difunto. Me imagino que ser el cura de un tanatorio de una ciudad importante no es fácil. Pero si quieres una vida fácil, no te hagas cura.
II
Estuve el viernes en la Universidad CEU Cardenal Herrera del Valencia. Me sentí como en casa. Siempre que participo en un acto del CEU me siento bien acogido y bien tratado. Estaba de vuelta cuando me enteré de que el domingo tendría que regresar a Valencia para asistir a un funeral.
III
No adelanto con el libro. Me faltan ideas claras. Me siento como caído en un laberinto. Y lo curioso es que cuando quiero pensar metódicamente los problemas, no llego a ninguna conclusión y cuando no los pienso, la conclusión se me presenta sola.
IV
El problema: que lo que es para un hombre normal y corriente una manzana, para el filósofo es un enigma de mucho cuidado. Y quiero hablar exactamente de eso, de manzanas.